"Mi padre tenía una salud cada vez más frágil. Llegó un momento en que pasaba más tiempo tumbado en la cama que al volante de su camión. Se iba consumiendo poco a poco y lo consumía la desdicha de no poder sacar a su familia adelante.
Cuando ya estaba muy grave, hubo que ingresarlo en un hospital, pero ya era tarde; los médicos dijeron que no había nada que hacer, que ni gastando todo el dinero del mundo se podría salvar.
Entonces mi padre le dijo a mi madre:
-Llévame a casa, no quiero morirme aquí.
Mi madre lo llevó a casa e hizo que mi tía se llevara a mi hermano, todavía demasiado pequeño para ver morir a su padre.
Todavía me contó alguna historia que no logro recordar porque estaba demasiado asustado intentando no creerme lo que estaba pasando."
Carles Cano Peiró
Limpida Fons
No hay comentarios:
Publicar un comentario