La esencia del ser humano, con sus maravillosas dotes, pero
también con sus muchas debilidades, se muestra como imperecedera. Por ello,
debidamente ajustado al tiempo presente, El príncipe sigue siendo de máxima
actualidad, ofreciendo lecciones de vida plenamente válidas.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 3
Hoy en día vivimos una época de cambio profundo, una era
disruptiva marcada por innovaciones tecnológicas que no dejan de sorprendernos,
y que incluso son parte fundamental del enfrentamiento geopolítico entre
Estados Unidos, que ahora es vista como la superpotencia en decadencia, y
China, cuyo imparable desarrollo tiene como objetivo final hacerse con el
dominio mundial. Las tecnologías emergentes (o ya emergidas y en constante
mejora), en el ámbito de la inteligencia artificial, la computación cuántica,
el internet de las cosas, los sistemas y procedimientos de comunicación, la
biotecnología, la robótica o los avances en el espacio, están redefiniendo al
ser humano y también la manera en que nos relacionamos, tanto con otras
personas como con las máquinas.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 4
La visión de Nicolás Maquiavelo sobre la política está
inevitablemente teñida por su pesimista opinión acerca de la naturaleza del ser
humano. No cabe duda de que esta percepción le impedía considerar como posible
una organización social que confiara en la bondad o la colaboración solidaria y
desinteresada de los ciudadanos o súbditos.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 5
La maldad de los
hombres excusa la de los príncipes
«Ya me guardaría yo de dar tal consejo a los príncipes si
todos los hombres fueran buenos, pero como son malos y están siempre dispuestos
a romper sus promesas, el príncipe no debe ser exacto y celoso en el
cumplimiento de las suyas. Y siempre encontrará con facilidad una manera de
disculpar su incumplimiento».
(CAPÍTULO XVIII)
Para Maquiavelo, el príncipe está legitimado para engañar a
la población y no cumplir sus promesas cuando vea que no le reportan ningún
beneficio. Este utilitarismo y ocasionalismo moral hace creer al príncipe que
la población olvida pronto las afrentas si quien las sufre no tiene fuerza
suficiente para atacarle. Aunque hay capítulos de la historia, incluso en los
momentos actuales, en los que se aprecia que la mentira y la política van de la
mano, y se benefician mutuamente, por lo general la verdad acaba saliendo a la
luz y permite que la moralidad de las acciones sea evaluada. Muchas veces
—aunque menos de las deseables— el líder que no recurre a la moralidad en sus
acciones pronto cae en el desprestigio. Maquiavelo considera a la persona como
un ser débil. Como pesimista antropológico que es, cree legítimo mentir, ya que
el hombre es malo por definición. Esta mezcla de vitalismo y utilitarismo
parecería que hoy en día no debería surtir efecto, pero está demostrado que el
relativismo moral y la falta de memoria colectiva, o la capacidad de ocultarla,
hacen que el pueblo solo se fije en los resultados y no en cómo se han
conseguido. Lo que sí es cierto es la facilidad que tienen los líderes para
justificar incluso las acciones más execrables, con total desparpajo y jaleados
por su cohorte de seguidores, la mayoría agradecidos por haberse convertido en
beneficiarios del despropósito cometido.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 6
Entender cómo la gente común puede cometer el más horrible
de los crímenes, al evaporarse su sentido de la responsabilidad personal cuando
se encuentra bajo la influencia de una fuerte autoridad, nos ha permitido
conocer lo más profundo y oscuro de la naturaleza humana.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 9
Los avances en la neurociencia y el conocimiento de la
psicología y las motivaciones nos están conduciendo a un tipo de liderazgo
diferente, más moderno y humano. Los últimos descubrimientos nos revelan que
conocer el «qué» nos conecta a través del neocórtex, mientras que saber el «por
qué» y el «para qué» lo hace a través del sistema límbico, responsable de
nuestras emociones, y que, por lo tanto, ejercen una mayor influencia sobre la
persona. El príncipe o líder que conecta con el «por qué» y el «para qué» logra
una mayor predisposición de sus seguidores a avanzar por la senda que les
marque, al mismo tiempo que su liderazgo se hace más eficaz, puesto que logra
conectar con el plano emocional. Esto lo saben los líderes modernos, que
aprovechan los avances científicos y se actualizan de forma constante. Empezar
por el «por qué» y el «para qué» se considera parte esencial del éxito en las
organizaciones actuales. Por qué hacemos lo que hacemos, qué motivos nos
impulsan a actuar; para qué lo hacemos, qué objetivo deseamos alcanzar. Hoy en
día ya no se hace nada sin contar con las emociones, de las que, al fin y al
cabo, todos somos esclavos. Se busca inspirar a las poblaciones, en vez de
manipularlas de forma burda y egoísta, pues, si bien ambas formas sirven para
lograr influencia, con la manipulación solo se pretende utilizar a la gente
para el beneficio particular.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 11
El comportamiento humano siempre está condicionado por la
situación.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 13
Diversas pruebas para comprobar el nivel de compromiso de
los empleados, según sistemas de medición Gallup, han concluido que la tasa de
crecimiento de los beneficios por acción es cuatro veces superior en las
organizaciones comprometidas. Hoy se considera un valor de los líderes el que
se preocupen por el equipo y que sean capaces de generar el compromiso
necesario. Más recientemente se han identificado dos tipos de compromiso: el
racional y el emocional. Se ha observado que las personas se esfuerzan más a
partir de un compromiso emocional. En el ámbito militar sucede lo mismo: las
guerras no las ganan los generales o los héroes en solitario. El factor
determinante es el compromiso que haya sido capaz de generar el líder.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 14
Hoy en día, para ser un buen dirigente, se deberían exigir
al menos las siguientes cualidades: honradez (ética), transparencia (estética)
y vocación de servicio (épica).
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 16
… el dicho: «Cuando lo hago bien, nadie se acuerda; cuando
lo hago mal, nadie lo olvida».
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 17
El máximo don de un príncipe es el de ser un buen trilero.
Vender cualquier acto con una retórica y una adjetivación que lo conviertan en
superlativo. La mesura es signo de debilidad para el pueblo. Y el príncipe
gobierna con el favor del pueblo o no gobierna.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 17
El máximo don de un príncipe es el de ser un buen trilero.
Vender cualquier acto con una retórica y una adjetivación que lo conviertan en
superlativo. La mesura es signo de debilidad para el pueblo. Y el príncipe
gobierna con el favor del pueblo o no gobierna.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 17
No debe olvidarse que liderar no es otra cosa que influir
basándose en el factor humano.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 18
Ejemplo y prestigio siempre están asociados en el largo
camino de la consolidación del líder.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 19
Maquiavelo fue original al promover el conocimiento de la
política, buscando principios y reglas a modo de guía, que pudieran facilitar
la acción del príncipe o líder. Pero una de las claves para entenderlo bien consiste
en examinar sus propias fuentes de aprendizaje, entre las que destaca la
historia y la observación de los acontecimientos de su presente, de donde
extrae sus conclusiones acerca de lo que funciona y lo que no, y que le permite
aprender cuáles son los rasgos del líder al mismo tiempo que profundiza en el
conocimiento de la naturaleza humana.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 20
Conocer la historia y extraer lecciones de ella, del ejemplo
de los lideres anteriores y las circunstancias que los forjaron, siempre es
útil. Aunque cambien los escenarios y las armas, el alma y el comportamiento
del ser humano no ha variado tanto: se sigue moviendo por la tríada compuesta
por el poder, el reconocimiento y el temor. Quien los sepa usar será un
gobernante capaz de manejar durante mucho tiempo una república. En nuestros
días, si bien se enmascaran los actores, las formas de control y de reputación
siguen siendo las mismas. Hoy también sabemos que conocer la historia y
aprender de ella es absolutamente necesario. Por eso, es esencial ensalzar el
valor de las humanidades en la formación general, ya que aumenta las
posibilidades de entender el entorno. Ya no estamos en la era de la
información, sino en la era del conocimiento, pero tenemos que progresar hacia
la era del pensamiento.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 20
De lo que no cabe duda es de que el líder inteligente sabe
rodearse de personas valiosas, incluso más capaces que él en ciertos temas. A
él le corresponde canalizar los conocimientos y la valía de cada uno de sus
colaboradores para, aprovechando la sinergia, conseguir un resultado mucho
mejor, más eficaz y resolutivo. Solo los timoratos, los acomplejados, los que
dudan de su propia valía, buscan rodearse de personas con capacidades
inferiores a las suyas, por aquello de que no vayan a quitarles el poco brillo
que tienen. Por todo ello, basta observar quién rodea a un príncipe para
hacerse una idea bastante acertada de su capacidad intelectual, de su
inteligencia.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 21
Sin la menor duda, las personas que hacen equipo generan
confianza.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 23
El nuevo liderazgo humano exige reconocer, aceptar y
respetar la diversidad cultural.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 28
El «pan y circo» es, en el fondo, el motor de todo sistema
autocrático y paternalista
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 30
Pocos dudan que las armas cibernéticas modificarán las leyes
de la guerra. Ya tenemos ejemplos recientes de ciberataques que provocan algún
daño material o incluso la muerte.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 32
El liderazgo moderno, más humanizado que nunca, se debe
basar en el convencimiento. Este proceder es más efectivo cuando se trata de
movilizar masas y lograr compromisos, pues se evita generar miedo u ofensas.
Después de todo, la naturaleza humana prefiere el premio al castigo.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 35
El poder, por su propia naturaleza, siempre genera odios y
envidias, que en muchos casos son irracionales.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 41
Obviamente, no ser odiado es una garantía de seguridad,
personal e institucional. Pero nunca es fácil conseguirlo, pues el poder, por
su propia naturaleza, siempre genera odios y envidias, que en muchos casos son
irracionales.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 41
Según la psicología social, las personas se sienten
obligadas a devolver, de alguna forma, lo que antes se les ha dado. La
neurociencia nos habla de la ley de la reciprocidad como parte de las dinámicas
entre equipos. Se podría sintetizar del siguiente modo: la manera más rápida de
lograr el éxito consiste en apoyar a otros a conseguirlo. Es la mentalidad
colaborativa, la magia de la generosidad. Nos sentimos obligados a hacer algo
por las personas que nos han ayudado: el subconsciente nos influye. Cuando
alguien está en deuda con una institución es más fácil que le sea fiel. Seguir
a una figura abstracta, que cada uno imagina a su manera, es más fácil que
personalizarla, ya que al humanizar la institución también se le atribuyen
inconscientemente costumbres y vicios humanos.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 44
Dale Carnegie diferencia entre el aprecio y la adulación. El
primero es sincero y la segunda no lo es. El aprecio procede del corazón y la
adulación, de la boca. El líder busca el aprecio, por su acción, por sus
decisiones, por su ejemplo. Ni siquiera los grandes líderes pretenden complacer
a todo el mundo. Memento Mori, decían los romanos a los generales y emperadores
cuando entraban en la Via Apia tras una campaña triunfante: «Recuerda que eres
mortal». El regocijo y la soberbia por lo logrado hacen que seamos vulnerables
ante la borrachera del éxito. Todos escondemos algún interés cuando hablamos
con el príncipe, y este debe tener capacidad de discernir quién dice qué y por
qué. Ahora se les llama consejeros o asesores. No dicen lo que deben, sino lo
que les asegura su puesto o agrada a los oídos del príncipe. Si el líder no
controla este aspecto, la vanidad le hará caer en desgracia en breve porque no
podrá actuar sin alabanzas y buscará el premio haciendo caso a los aduladores,
que se convierten así en un gobierno en la sombra.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 45
También la frase «más vale un gramo de apariencia que un
kilo de sabiduría» es aplicable en este caso. Se valora el «efecto halo», aquel
que rodea a la gente que, por el motivo que sea, está encumbrada o que goza de
reputación, incluso aunque haya adquirido ese prestigio de manera fugaz y
merced a modas pasajeras. A esas personas se les permite casi todo y sus
palabras ejercen de «talismán», como si tuvieran la capacidad de conjurar la
verdad y la certeza con su verbo. Esta capacidad solo esconde un problema. En
el momento en que pierde o queda debilitada su fuerza política, económica o
ejecutiva (como la militar), o bien salte un «error» en un momento preciso en
el que la población es sensible a esa circunstancia, entonces, en cascada, todo
el mundo, la masa, hablará como uno solo contra él. Y los mismos que
«toleraron» en el pasado ciertas acciones, ahora, refugiándose y animándose en
el número, serán los primeros en denunciar sus actos como punibles, y no
cejarán en pedir la cabeza del antes idolatrado.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 47
El respeto considerado como un valor. Eso es lo que nos
permite aceptar, entender y valorar al prójimo, reconociendo los derechos de
los individuos y de la sociedad.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 49
Nada es más grato que estar rodeado de personas que están a
gusto con nuestra presencia, a las que sabemos valorar y a quienes damos un
trato digno y humano. Eso no implica fraternizar en exceso ni tomarse
confianzas indebidas. Aunque cada uno ocupe su puesto, hay que tratar a todo el
mundo como si al día siguiente los papeles se fueran a invertir. De lo que no hay
duda es de que, cuando das la espalda, debes estar seguro de a quién tienes
detrás. La cólera y la injusticia, como la debilidad, no deben ser percibidos
por los que te rodean. También es recomendable ser magnánimo y apoyar en
privado las decisiones de los que te sirven, compensándolos por los agravios
involuntarios que se les haga en público, para no mostrar favoritismos. Las
tres líneas que no hay que sobrepasar son siempre las mismas: el honor, la
hacienda y el linaje. O dicho en lenguaje actual, el poder ejecutivo, la
capacidad financiera y los intereses creados. También se dice que hay que
felicitar en público y reprender en privado, sobre todo lo último para evitar
el odio del subordinado amonestado delante de los demás.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 49
No hay nada más etéreo y fútil que la alabanza y la estima
interesada.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 51
Para el liderazgo auténtico, dar ejemplo sigue siendo el
factor más determinante y que más influirá en el prestigio.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 53
La difamación injusta va con el cargo.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 53
El príncipe debe, por tanto, salvaguardar la honra de sus
súbditos y su patrimonio. Si se comete latrocinio en cualquiera de las dos
áreas, el odio y el rencor serán constantes en la población. La prosperidad y
la honra son los dos pilares que una sociedad moderna tiene para progresar; es
decir, la propiedad y el derecho a la intimidad y a la privacidad. El líder que
comprenda que estas son las dos fuerzas que cohesionan y sirven al bien común
estará pasando de la Edad Media al contexto actual, y así consolidará su poder.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 54
Desde un punto de vista más amplio, premiar y castigar son
parte de las técnicas de liderazgo. Sin necesidad de llegar a destruir, es
decir, suavizando la postura de Maquiavelo, la aplicación clásica del palo y la
zanahoria es una forma de fomentar la automotivación, siempre y cuando se lleve
a cabo correctamente. Hay que tener en cuenta que toda persona necesita ser
valorada. Los seres humanos quieren sentirse útiles, o al menos que se cuente
con ellos. Cuando no sucede así, se genera una resistencia cada vez mayor,
hasta que el rechazo se convierte en agresión, y la agresión en subversión. En
consecuencia, el «chantaje emocional» al que se somete a una persona para
ganarse sus favores tiene que mantenerse de forma constante (aunque cambie la
«forma»). Es una buena manera de garantizar su alineamiento, asegurarse su
fidelidad y, sobre todo, nos evita el «tener que mirar una y otra vez a
nuestras espaldas». Si esto no funciona, si el chantaje emocional y la
manipulación social o personal no dan sus frutos, tendremos un enemigo dentro
y, por tanto, una amenaza que esperará cualquier distracción nuestra para
atacarnos.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 57
La única forma de cambiar o hacer que alguien cambie
mediante nuestras críticas es hacerlo de manera al mismo tiempo asertiva y
empática; es decir, pensar en cómo esa persona necesita que se le digan las
cosas para que nos entienda y las acepte. Se trata de un proceso de
manipulación, por supuesto, pero en el que el destinatario cree que tiene el
control, cuando en realidad somos nosotros quienes mantenemos tal control. La
empatía consiste en ponerse en el lugar del otro conociendo los intereses que
tiene y satisfaciéndolos, al menos desde el punto de vista intelectual. En
cuanto a la asertividad, consiste en fortalecer nuestra posición pero de forma
no agresiva.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 58
En las últimas décadas se han llevado a cabo muchos estudios
que han dado origen a la creación de una auténtica ciencia de la negociación,
que se ha demostrado muy rentable en la política moderna. Incluso tenemos las
populares soluciones win-win («tú ganas y yo gano») que son más o menos
resolutivas según el caso, pero que tienen la ventaja de no centrarse en la
venganza o en el revanchismo. La única forma de cambiar o hacer que alguien
cambie mediante nuestras críticas es hacerlo de manera al mismo tiempo asertiva
y empática; es decir, pensar en cómo esa persona necesita que se le digan las
cosas para que nos entienda y las acepte. Se trata de un proceso de
manipulación, por supuesto, pero en el que el destinatario cree que tiene el
control, cuando en realidad somos nosotros quienes mantenemos tal control. La
empatía consiste en ponerse en el lugar del otro conociendo los intereses que
tiene y satisfaciéndolos, al menos desde el punto de vista intelectual. En
cuanto a la asertividad, consiste en fortalecer nuestra posición pero de forma
no agresiva. Usando la empatía y la asertividad de forma combinada lograremos
«influir sin ofender». El arte de la negociación ha evolucionado y seguirá
haciéndolo, aunque, por otro lado, la venganza entendida como castigo o como
revancha por el daño causado también ha aumentado sus vías y medios. La ciencia
y la tecnología la han revolucionado, porque la era de la información a golpe
de clic proporciona mucho poder a quien sabe emplearlo, también para ofender o
agraviar a su enemigo. Los métodos que hoy en día tenemos a nuestra disposición
para ejercer la venganza y la ofensa ya no se limitan al mundo físico, pues se
han multiplicado en el mundo virtual e hiperconectado. Evitar cualquier riesgo
de «venganza» se hace cada vez más difícil.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 58
El momento transformador que vivimos nos muestra que la
tipología de los delitos cambia, y cada vez más deprisa, y que surgen nuevas
modalidades, hasta hace poco desconocidas. El mundo virtual se caracteriza por
evolucionar más rápidamente que el marco normativo, lo que está facilitando
nuevos tipos de delitos y dificultando su control. No cabe duda de que en el
ciberespacio también se pueden cometer graves crueldades, con un potente
efecto, en ocasiones devastador, sobre la vida de las personas afectadas.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 61
No dar importancia a la palabra dada sí que lo podemos
considerar maquiavelismo en su esencia.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 62
Los vencedores escriben la historia y así se aseguran de que
aparezca narrado lo que ellos desean. Aunque se quede en lo superficial y no
profundice o refleje la realidad, dominar las apariencias es una manera de dar
poder a los vencedores sin escrúpulos, quizás más preocupados por la imagen que
por cualquier aspecto moral. Vivir en la apariencia, por muy artificial que
sea, hace que nadie cuestione el poder o el estado de bienestar logrado. Eso es
lo que importa a una población dócil y proclive a la manipulación. El caldo de
cultivo perfecto para toda autocracia. Como decía Gregorio Marañón: «Al que
vence se le perdonan los más graves defectos…, y al que fracasa se le niegan
hasta las virtudes más notorias». Sin embargo, hoy no solo los vencedores escriben
la historia. Una imagen de métodos atroces puede servir para desacreditar a los
vencedores y perder el apoyo de la opinión pública. Por eso debemos luchar por
conseguir una geopolítica humana, para que la opinión pública sea precisamente
eso: más pública que nunca.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 63
En lo que se refiere a la facilidad para «convencer», hoy en
día la gestión de la verdad es más complicada que nunca. En un momento en el
que proliferan las mentiras, las noticias falsas o las medias verdades, se hace
tremendamente complicado discernir qué es lo que puede ser cierto. El objetivo
de esta manipulación de la información no es otro que tratar de convencer a la
población, influir sobre ella.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 65
La era de la tecnología de la información, con su difusión
masiva y universal, permite, a quien dispone de los medios para ello, manipular
a la ciudadanía de forma implacable. Es posible conducir a las personas por
derroteros que jamás habrían imaginado y que, a buen seguro, rechazarían de
plano si los percibieran con claridad. A base de mensajes insistentes, lanzados
por personas y entidades de presunto prestigio, repetidos hasta la saciedad por
adláteres y mercenarios, hoy en día se puede convencer al pueblo de casi
cualquier cosa. Incluso, y a diferencia de lo que argumenta Maquiavelo, se le pude
mantener en esa convicción, empleando para ello otras estratagemas, como la
distracción o las prácticas de evasión mental.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 65
A nadie se le escapa que no hay mejor forma de fortalecer un
reinado que contar con un oportuno riesgo o amenaza, que provenga de fuera de
las fronteras o que incluso sea un colectivo de entre los propios. Se trata de
crear un enemigo real o ficticio, contra el que siempre se esté en guardia y
alerta, para no perder su rastro en ningún momento. Por ejemplo un «yuri», un
hipotético infiltrado extranjero en un servicio de inteligencia siempre es la
mejor forma de justificar las estrictas medidas de control de la información y
saltarse los protocolos. Muchas veces el contubernio es alimentado como una
falsa bandera, para justificar los actos de control del príncipe y primar la
seguridad sobre la libertad.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 67
Sin duda, contar con enemigos (reales, potenciales o
ficticios) provoca un efecto aglutinador en las sociedades.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 67
Por un lado, es cierto que el príncipe debe tomarse como una
obligación entretener a sus súbditos, pues las personas también necesitan del
ocio, quieren distraer su mente de las preocupaciones cotidianas y evadirse de
la cruda realidad, aunque sea temporalmente. Debe ser un padre solícito, un
amante dispuesto y un amigo generoso para con su pueblo. Los estómagos son
agradecidos, pero las emociones hacen que la balanza se decante por aquel que
otorga felicidad. Cuanta mayor sea, y mientras se ofrezca desde una posición
paternal, más se acrecentarán la figura y el culto al líder. Entonces, con el
corazón ocupado y el estómago lleno, la revolución resulta imposible y la
entrega a los deseos del líder es completa. El problema surge cuando este
entretenimiento se convierte en pura distracción, con el objetivo de mantener
al pueblo al margen de la realidad social y política en la que vive, de manera
que le permita al líder hacer y deshacer a su antojo, ocultando a sus súbditos
la realidad en la que están inmersos, para conseguir no solo su pasividad, sino
también evitar a toda costa cualquier discrepancia. La realidad que nos
preocupa hoy es el enorme poder de los teléfonos inteligentes, tablets, redes
sociales y noticias sensacionalistas que promueven un más que pensado arte de
entretener, sin aportar ningún aprendizaje. Distracción vacía de contenido, que
no forma ni perfecciona a las personas. En el concepto de liderazgo moderno, el
jefe, a la hora de buscar entretenimiento para su equipo, debe enfocarse en la
motivación. En caso de que no se preocupe por su personal y por su bienestar psicológico,
podríamos considerarlo en sentido «maquiavélico», como el empleo de esa
diversión para desviar la atención, para no centrarse en lo importante. Una
forma de entretener al rebaño, en definitiva.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 68
La historia nos demuestra que las alianzas siempre han sido
efímeras y que han durado lo que duró el interés común.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 71
Nunca debe olvidarse que la historia nos demuestra que las
alianzas siempre han sido efímeras y que han durado lo que duró el interés
común.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 71
Y el líder no debe tener escrúpulos cuando ejerce el poder,
como queda demostrado una y otra vez, incluso en las democracias. Quien se
acerque al círculo de mando debe ser consciente de cuáles son las reglas de
juego, que no son precisamente amables. Es parte de la condición humana, y así
seguirá siendo.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 73
Y el líder no debe tener escrúpulos cuando ejerce el poder,
como queda demostrado una y otra vez, incluso en las democracias. Quien se
acerque al círculo de mando debe ser consciente de cuáles son las reglas de
juego, que no son precisamente amables. Es parte de la condición humana, y así
seguirá siendo.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 73
Maquiavelo nos dejó muchas lecciones en el ámbito teórico, y
en especial acerca de la organización de la estructura militar. Su idea de
crear un ejército nacional que sustituyera al de los mercenarios fue clave en
su momento. Los ejércitos mercenarios eran considerados como peligrosos, ya que
su única motivación era el sueldo asignado; por lo tanto, para que cambiaran de
bando bastaba con que otro príncipe les ofreciera una mejor soldada. El autor florentino
rechazaba las tropas mercenarias, que disfrutaban de un amplio uso en ese
momento, porque no las consideraba leales ni rentables a largo plazo, ya que no
aseguraban la supervivencia del Estado. Era consciente de la rentabilidad de un
ejército profesional y leal al Estado que le pagara, y llegó a proponer una
profesionalización del ejército, aunque muy limitada y condicionada por su
tiempo. Italia estaba entonces fraccionada en un conjunto de pequeños Estados
que se encontraban con dificultades para organizar un ejército permanente.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 75
Los buenos líderes trabajan los valores, y en especial la
propia imagen que transmiten en el día a día a sus subordinados.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 76
La historia nos ha dejado muchos ejemplos de que el mejor
soldado es el buen ciudadano, una persona que ama a su patria y que, por lo
tanto, lucha por convicción, no por una paga.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 79
La prueba de fuego de un aliado es cuando hace suyo tu
conflicto y actúa con más vehemencia que tú mismo. La prudencia es una virtud,
pero solo cuando se goza de preponderancia en el poder. Si todavía se está en
el camino hacia esa superioridad, no es buena compañía el que no esté dispuesto
a transgredir las normas contigo. No se paga con palabras a quien pone en duda
el liderazgo. Solo es momento de hablar cuando se goza del triunfo: entonces no
hay que ser neutral, hay que ser magnánimo.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 84
La posición alcanzada por un hombre no se mide solo por el
poder de sus amigos (temporales), sino sobre todo por el empaque de sus
enemigos (eternos). Después de todo, solo los mediocres no son envidiados.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 87
Solo los mediocres no son envidiados. Hablando de celos
(personales y profesionales) y de envidias, hay una frase muy acertada que dice
así: «Me observan, me envidian, me critican; pero, al final, me imitan».
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 87
La verdadera felicidad no consiste en acumular riquezas ni
posesiones, sino en disfrutar las que se tienen, una vez alcanzado un mínimo de
prosperidad. El ansia de tener más no genera mayor satisfacción; al contrario,
solo suele dar mayores quebraderos de cabeza. Cada posesión aumenta el desasosiego.
Además, aquí entra en juego lo que se llama «el índice de satisfacción
decreciente», en el sentido de que no hay una relación directa entre lo que se
tiene y la satisfacción que produce, por lo que disponer de más bienes
materiales no es sinónimo, ni mucho menos, de mayor felicidad. Habitualmente,
solo sirve para ser más envidiado, y en mayor medida por los próximos, más que
por los desconocidos.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 87
Hay que tener en cuenta que cuando Maquiavelo habla de un
Estado libre o que vive en libertad (frente a las alternativas del principado o
del caos) se refiere a una república. Al fin y al cabo, aunque escribió El
príncipe para gobernantes autoritarios, Maquiavelo ocupó altos cargos en la
República de Florencia y siempre mantuvo sus convicciones republicanas, por las
que incluso llegó a ser torturado, acusado de preparar un golpe de Estado
contra los Medici.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 91
La fuerza y el valor no siempre son suficientes para superar
los obstáculos o conseguir los objetivos. En muchas ocasiones es más
beneficioso recurrir a la astucia, representada por el zorro. Aplicar la fuerza
o tornarse violento suele ser contraproducente, en especial en el entorno
político, donde imperan la doblez y la farsa. Lo que no quita que, en
determinados momentos, haya que mostrarse firme y dar un puñetazo encima de la
mesa.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 94
Una de las pruebas de que Maquiavelo no fue tan
«maquiavélico», en el sentido que hoy se le da a la palabra, se encuentra en
sus repetidas menciones a la prudencia en la toma de decisiones. Prudencia para
conocer los obstáculos antes de decidir y así optar por el menos malo de los
obstáculos. Es esa mentalidad lo que permite buscar alternativas para superar
las dificultades y llegar a donde nos proponemos. Aunque hoy los obstáculos que
se presentan son de toda clase: físicos, emocionales, percibidos y virtuales.
En este sentido, ser inteligente es tener la capacidad de elegir la opción
menos mala. La vida nos presenta obstáculos continuamente, unos más insalvables
que otros. Pocas veces tenemos la solución perfecta, por lo que hay que elegir,
desechar lo que consideramos menos adecuado y optar por lo menos perjudicial o
peligroso. Al menos es lo que deberíamos hacer. Otra cosa es que lo hagamos con
acierto, pues a veces nos dejamos llevar por pasiones, emociones o debilidades
que nos alejan del camino correcto.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 95
El empleo de distracciones es importante cuando se quiere
mantener entretenido al pueblo y evitar que se rebele. Es el papel que juegan
en la actualidad los medios digitales, ya se trate de plataformas de televisión
de pago o de redes sociales: no hace falta llegar a las «guerras». Hoy
disfrutamos de tanta información (que no conocimiento ni sabiduría), que las
distracciones se multiplican sin fin. Se puede decir que la comprensión que
necesitamos en el siglo XXI es inversamente proporcional a la distracción.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 100
La finalidad de un estado mayor es aportar asesoramiento al
mando para que adopte su decisión, la cual es de su única y exclusiva
responsabilidad; una vez tomada, el estado mayor le auxiliará en su puesta en
práctica. De lo que no hay duda es de que es tan importante tener buenas ideas
como escuchar y aplicar las buenas ideas de los demás. Eso es lo que hacen las
personas inteligentes y no acomplejadas. Por eso es fundamental elegir buenos
colaboradores.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 102
Dejarse aconsejar exige también tener criterio, porque, de
no ser así, uno acabará engañado, como bien apunta Maquiavelo. Tener más
información y conocimiento puede volvernos más mediocres en vez de más sabios.
La cualidad que requiere la nueva sociedad es saber pensar, tener criterio.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 103
Un príncipe, según Maquiavelo, debe tener muchas facultades
y capacidades. Una de ellas es sin duda el valor, que debe ir unido a la
astucia y la fuerza, de las que se habló en el capítulo anterior. Todas ellas
nos acercan al concepto de virtud que tanto gustaba a Maquiavelo y que tanto
repite a lo largo de El príncipe. Es una virtud que no se debe entender en el
actual sentido moral, sino en el antiguo, más cercano a nuestra idea de la
excelencia, la máxima capacidad en el desempeño de sus funciones. Y junto a
esta virtud del guerrero o el gobernante, se debe contar, dice Maquiavelo, con
la suerte. Sin la ayuda de la fortuna, el príncipe más virtuoso puede caer,
pero, al mismo tiempo, si se carece de esa virtud o excelencia, la suerte
también vale de poco, pues no se sabrá aprovechar.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 104
En el árabe marroquí, procedente a su vez del árabe clásico,
existe la palabra baraka: la protección divina. Hace referencia a la bendición
o gracia especial divina con la que nacen algunas personas, como los jerifes
(miembros de la casa real de Marruecos, supuestos descendientes de Mahoma) o
los morabitos (líderes religiosos). Lo cierto es que hay quien disfruta de ella
desde su nacimiento, y quien no la posee nunca, o solo esporádicamente. Incluso
se podría decir que los animales también tienen su propia baraka, pues no a
todos les acontecen las mismas situaciones, penalidades o contextos favorables.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 106
La fortuna sonríe al arrojado porque el «efecto halo» y la
sorpresa juegan a su favor. La capacidad de imponer tu opinión deriva de ser
más rápido y constante que los demás. Todo el mundo valora la acción decidida.
El único que no se equivoca es el que no hace nada. Actuar impetuosamente no
implica no tener un plan o no pensar en lo que se hace. Es una forma de generar
acción en los otros, dirigiendo sus propias acciones. Ser impetuoso es ser
proactivo, provocando que los demás sean reactivos y revelen sus opiniones y
planes.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 110
Como en todo, debe imperar un equilibrio. Un exceso de
prudencia puede llevar a una parálisis total, a que nunca se encuentre el
momento adecuado para actuar, por lo que las decisiones se pueden eternizar, no
llegar nunca. Por otro lado, ser impetuoso en demasía puede significar adoptar
riesgos innecesarios. Por lo tanto, lo ideal sería una prudencia limitada, y
una impetuosidad inteligente y fundamentada.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 110
Una de las claves para sobrevivir en política consiste en
simular lo que no se es, pero disimular lo que sí se es.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 113
Las personas no somos ingenuas; nos hacen ingenuas y nos
quieren mantener en ese estado. Es lo que siempre ha intentado el líder. Al
poder nunca le ha interesado tener súbditos bien formados y con espíritu
crítico.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 114
En la actualidad, la tecnología y la hiperconexión permiten
que el engaño pueda llevarse a cabo con mayor rapidez y que alcance a prácticamente
todo el mundo. Porque disponer de más información no significa en absoluto que
haya menos posibilidades de que nos engañen. Los grandes manipuladores mezclan
con tanta astucia la verdad con la mentira que es muy difícil desentrañar cuál
es la realidad. Y, por supuesto, saben enviar los mensajes adecuados, que
remueven emociones, para conseguir su engaño.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 114
El príncipe nunca dejará las purgas; siempre conspirará, ya
que este es el estado en el que sus responsabilidades le ponen día tras día. El
poder tiene la capacidad de justificar por medio de la norma consuetudinaria
cualquier acto, incluso los malos. Pero será por tradición, o en su nombre,
como se ejerza la acción injusta. Por lo que, como mero instrumento, el
príncipe está a salvo de que se le identifique o personalice como el malo o el
ejecutor arbitrario. Esta técnica era muy usada en las intrigas medievales para
ganarse servidores de la gleba a los que proteger o de los que obtener
vasallaje.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 116
Basar la dirección de los equipos tan solo en los premios es
un gran error. El temor al castigo, siempre que sea justo y ponderado, evitará
que se repitan las acciones perniciosas.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 120
Es indudable que si se desea que los mejores sean los que
rijan los destinos de la sociedad, más allá de que tengan una vocación acendrada
de servicio público, es preciso que estén bien pagados, como fórmula esencial
para captarlos y retenerlos, al tiempo que se evita en mayor medida cualquier
tentación de caer en la corrupción. Eso permitirá que, en tanto que bien
pagados, también sean bien exigidos.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 122
Demasiado a menudo se intentan remediar los problemas cuando
ya es demasiado tarde. Un buen líder no debe estar a merced de los
acontecimientos, sino que debe anticiparse a ellos, para ser capaz de hacerles
frente cuando llegue la ocasión. La previsión es una de las cualidades más
necesarias para Maquiavelo, y también para nosotros.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 122
Maquiavelo sostiene que una de las funciones del líder o
príncipe consiste en detectar los problemas a tiempo y ponerles remedio cuanto
antes. En definitiva, nos habla de la capacidad de anticipación, un aspecto que
caracteriza a los líderes efectivos y que se ha visto potenciado por el
crecimiento de la tecnología. Hoy se acepta de manera unánime que las
previsiones que anticipan problemas permiten aplicar soluciones más eficaces.
Los esfuerzos realizados en los sistemas predictivos, basados en inteligencia
artificial, pueden darnos una idea del interés que esta cuestión despierta en
la actualidad. Los aspectos que analiza Maquiavelo son los que hoy en día se
llaman análisis de «prospectiva», ya sea en política, en sociología o en
ámbitos de inteligencia. La prospectiva permite, mediante el análisis de los
indicadores del presente o examinando las causas de la situación actual,
prepararse para escenarios en los que nuestras «conductas o acciones» podrían
generar disensos políticos, conflictos de cualquier tipo, crisis en el ámbito
civil y militar, o entre países e intereses. Por eso, generar alertas
tempranas, que no es otra cosa que permanecer atentos a los indicadores que
hemos señalado como causas de los cambios, nos permite poder conocer los
problemas o conflictos e interferir en ellos cuando se encuentran todavía en
sus inicios. Un problema o conflicto no se arregla fácilmente cuando estalla,
puesto que su evolución ha estado sometida a tantos factores que ya no podemos
controlar el problema. Un conflicto se gestiona mucho mejor cuando está en fase
embrionaria. Pero ¡atención! Eliminar un problema en sus inicios no garantiza
tener éxito, ni evita que aparezca otro problema de igual o superior magnitud.
Tan solo se puede tener un control total predictivo en ciertos procesos. Toda
acción que ejerzamos sobre una situación en sus primeros momentos causará de
manera inevitable que aparezcan otros problemas con los que ni siquiera
contábamos. Toda intervención sobre sujetos, objetos o situaciones interfiere
en su normal desarrollo. Hoy en día, la prospectiva, ayudada por los avances en
algorítmica y en inteligencia artificial, permite un análisis de «n»
escenarios, de forma que siempre encontramos respuestas, acertadas o no, a qué
hacer.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 124
Si decidir es clave para el líder, y hacerlo de manera
oportuna es lo que marca la diferencia, conseguir hacerlo de forma anticipada
es ya la revolución.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 125
Por suerte o por desgracia, no todo es tan científico. De
momento, el uso de la tecnología no implica un aumento directo de la fiabilidad
de las predicciones. El lado intuitivo, específicamente humano, sigue siendo
relevante, e incluso se ha visto potenciado.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 125
Esta falta de conciencia implica que ciertos profesionales
puedan pensar que son expertos cuando en realidad no lo son. La reputación de
los considerados expertos no tiene por qué coincidir con la fiabilidad de las
predicciones realizadas, que pueden llegar a ser irrelevantes, puesto que se da
más importancia a otros factores, como su popularidad, su capacidad de crear
polémica o de entretener, su habilidad comunicativa, e incluso el papel de
influencer que estén representando.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 126
La primera misión de un ejército competente debe ser la
disuasión.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 129
Los enemigos internos y externos esperan cualquier
confusión, o que el príncipe baje la guardia y descuide sus tropas para
desestabilizar o conquistar el Estado.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 130
El exceso de comodidades siempre se ha visto en la milicia
como tóxico y, por lo tanto, conviene evitarlo a toda costa. Como suele decirse
en el ámbito castrense: «El sudor en la instrucción ahorra sangre en el
combate».
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 130
En muchas ocasiones se piensa que es bueno obviar los
conflictos de baja intensidad o las manifestaciones negativas en la sociedad,
para evitar conflictos de mayor envergadura o incluso la guerra. Nada más
alejado de la realidad. Los conflictos que no se resuelven de forma rápida y
eficiente suelen degenerar en otros de mayor entidad. Y lo que es peor, se
convierten en un problema enquistado en el que las ramificaciones acaban por
ser tantas y tan profundas que, ante cualquier excusa, incluyendo las espurias,
acaba por desencadenarse una virulencia que no es proporcional al problema ni a
la ocasión.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 133
En la actualidad, la disciplina, siempre necesaria en
cualquier organización, debe intentar lograrse más por el convencimiento que
por el temor a una represalia ante su incumplimiento. Implica una subordinación
al líder, quien también tiene que velar por los intereses de su personal para
que esa disciplina sea plena. Obviamente, se han de establecer límites,
relacionados con la ejecución de actos manifiestamente ilegales o inmorales.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 135
Las sociedades, las personas, las alianzas, las amenazas y
los riesgos: todo está en cambio constante. El líder no solo debe estar al caso
de la tradición, el conocimiento adquirido a lo largo del tiempo, que le será
muy útil en infinidad de ocasiones, sino también estar preparado para el
cambio. No solo debe prever lo que puede suceder, sino también estar preparado
para lo inesperado, para situaciones en las que se exigirá de él una respuesta
rápida y al mismo tiempo efectiva.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 135
Un líder se desprestigia si dice una cosa y hace otra, o al
menos así debería ser.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 137
El ser humano siempre quiere avanzar hacia una utopía o
recuperar una Arcadia en la que se supone que todo era perfecto; un paraíso
perdido que colmaba un deseo identitario natural.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 138
El ser humano siempre quiere avanzar hacia una utopía o
recuperar una Arcadia en la que se supone que todo era perfecto; un paraíso
perdido que colmaba un deseo identitario natural. La crítica al presente
siempre resulta más fácil que conservar un recuerdo preciso y veraz de lo que
ha cambiado. También es una manera muy eficaz para deshacernos de «nuestras
responsabilidades». El sentimiento de opresión siempre está presente, y más en
épocas de crisis o recesión económica, cuando las ansias de rebelión o
resistencia escarban en las raíces de la comunidad, proponiendo soluciones
populistas imposibles de aplicar. Mientras que antes la libertad era una meta
para que grupos de personas adquirieran derechos, ahora esa libertad se
reivindica desde el mayor de los individualismos y la visión etnocéntrica.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 138
Innovar implica aportar respuestas distintas a los problemas
planteados, ya sean habituales o novedosos.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 139
A nadie que ocupe el poder le gusta el cambio. Todo cambio
implica aceptar las deficiencias propias, asumir que los parámetros y los
procedimientos con los que operamos ya no son válidos para responder a las nuevas
necesidades de un contexto, de un país o de una cultura. Aquellos que ejercen
el poder harán lo necesario para que las cosas no cambien, incluso si son
conscientes de que sin evolución se están condenando a sí mismos. Entender la
necesidad de cambiar y de aceptar que las cosas ya no son como antes es una
capacidad propia de los que se encuentran en fase de crecimiento personal y que
están dispuestos a responder a las necesidades que ellos mismos proyectan. Como
norma general, los que ostentan el poder no pueden actuar con suficiente
celeridad para cambiar y al mismo tiempo preservar su estatus, debido a los
intereses creados y a su entramado relacional. Aunque se den cuenta de esa
necesidad, no la comprenderán; y si la comprenden, no sabrán cómo actuar; y si
saben cómo actuar, no tendrán recursos en los que apoyarse; y si los tienen,
los demás implicados no les permitirán emplearlos, porque significaría perder
su posición privilegiada, o les obligaría a conquistarla de nuevo con
diferentes reglas.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 140
Enfrentarse a lo nuevo, a lo desconocido, es algo que cada
vez es más necesario. En la actualidad hay que ser capaz de seguir, e incluso
adelantarse, al frenético ritmo de cambios que impone la tecnología en todos
los ámbitos. El éxito estará al alcance de quien tenga la mente más abierta y
flexible, de quien sea capaz de imaginar escenarios que nunca han existido. La
experiencia seguirá siendo útil, sin ninguna duda, pero ya no será suficiente
para conseguir los objetivos en esta nueva era. No poder ver nada más allá de
lo que ya está probado, temer al cambio y a perder lo ganado o heredado, es
propio de estructuras formalizadas que, antes de modificar algo, necesitan que
otros inventen por ellos. Esa incapacidad para crear un entorno fértil para su
desarrollo es lo que diferencia a las sociedades y personas dotadas de un
modelo mental prospectivo, frente a las que se quedan siempre en segundo plano
y dependen de lo que otros les ofrecen, siendo incapaces de romper ese círculo
de miedo e ineficacia. Cuando las circunstancias se consolidan, ya es tarde
para ser los primeros; en ese momento se repetirá el modelo de aquellos que
crean y mandan frente a aquellos que compran y dependen.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 141
No cabe duda de que saber adaptarse a las circunstancias y a
los tiempos es garantía de éxito.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 143
Desde los tiempos de Maquiavelo, mucho han cambiado los
ámbitos de la política y la sociedad, pero algunas de sus mejores ideas, o al
menos de sus más precisos diagnósticos, nos siguen interesando y preocupando
cuando pensamos en las características que debe tener un buen príncipe o un
buen líder. Sus valores siempre serán una parte esencial.
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 144
El papel de las redes sociales, los algoritmos cada vez más
inteligentes que priorizan captar nuestra atención antes que la calidad de la
información, ayudan a promover esos sesgos grupales que nos desvían de la
realidad y pueden dejar aislado al líder. La necesidad de cuestionarse las
cosas, del pensamiento crítico, la racionalidad individual, es lo que nos exige
la era del pensamiento y la revalorización del lado humano. Hay que evitar que
el pensamiento grupal conforme nuestras ideas, como estamos viendo en la
actualidad. Se habla de que vivimos en una era nueva de «posverdad», y que
estamos rodeados de mentiras y manipulaciones. Si buscamos calidad en la información,
hay que hacer un esfuerzo, hay que pensar, hay que dudar. Si todo nos llega
demasiado fácil y en cantidad, quizá signifique que nos quieren manipular,
condicionar. También se puede decir que la inteligencia es la capacidad de
tomar decisiones según la información procesada que nos llega. Si no la
comprendemos, somos necios; pero si la comprendemos y no podemos actuar,
seremos presa y marioneta de cenáculos. Sobre este aspecto de la inteligencia,
relacionada con los servicios de espionaje, Mazarino nos da unos cuantos
consejos para conseguir información fidedigna que, una vez debidamente
analizada y tratada, nos permita adoptar decisiones más acertadas. Por ejemplo:
«Induce a las personas a que te cuenten su vida, sin ser conscientes de ello.
La mejor manera de lograrlo es hacer ver que cuentas la tuya». Y añade: «Es
necesario saberlo todo, oírlo todo, tener espías en todas partes, pero hay que
hacerlo con prudencia, ya que las personas enseguida se ofenden si se saben
espiadas. Espíalas, pues, sin que se enteren». Meditación budista para la
guerra «El príncipe debe buscar recursos en sí mismo y en su valor contra la
fortuna».
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 147
Es necesario saberlo todo, oírlo todo, tener espías en todas
partes, pero hay que hacerlo con prudencia, ya que las personas enseguida se
ofenden si se saben espiadas. Espíalas, pues, sin que se enteren
Pedro Baños
El poder. Un estratega lee a Maquiavelo, página 148
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