Ludovico Silva

Ciego de no ser

Deslumbrándome en hombre puedo volverme hombre,
quedarme ciego de ser,
y esto es lo principal:
asombrarse de la existencia
como se asombra uno de sus sueños;
mirarse bestia
siendo animal que ama y que desprecia,
contemplarse enrejado entre los huesos
siendo una libertad antigua y noble.
Y deshojarse
muy lentamente y siempre
y sabiamente
de ese árbol cargado de milagros.

Ludovico Silva


El sexo de los ángeles

Mis ángeles son ángeles con sexo.
Yo, nada teológico, pero erecto y divino
veo una mujer ángel en mis sueños.
Tiene espíritu y carne
y tiembla cuando la toco,
vuela en torno mío
como una mariposa de cristal
y se detiene en lo alto de mi torre
de mármol.
Como invitándome a escalarla.
Mi angelesa me cuenta, por las noches,
después de la tormenta del amor,
cosas acerca de la soledad de dios.
Dios está helado
en su propia memoria,
recordando a Lucifer
el ángel de la luz que lo alumbraba
cuando estaba prisionero
del tedio de la eternidad.
Mi angelesa me sigue a todas partes.
Como una mujer fiel.
Yo amo su sexo puro y hermoso
como el tiempo.

Ludovico Silva



El suicida y la libertad

Arrojar una piedra al mar es ver de frente, encandilados, un encuentro entre la eternidad y el tiempo. Solo entre las cosas fatales es posible el azar. Los hombres que escriben poemas están sometidos al azar. Pero saben que todo es al fondo fatal, hasta el azar, y no hay vocablo que no sea fatal. Yo guardo en lo más litúrgico de mis cavernas personales, una piedra. Por su forma, se diría que es una palabra. Es una palabra que no tiene sinónimos y es por completo fatal.

Ludovico Silva


"En el ensayo inicial de mi libro Teoría y práctica de la ideología, titulado “Teoría marxista de la ideología” y publicado en México en 1971, yo clasificaba a la religión como un elemento netamente ideológico, y siempre en todo caso ideológico. Hoy encuentro que semejante caracterización es injusta en ciertos casos. Tal vez obró en mí, de modo inconsciente, la pesada herencia de mi educación jesuítica, que tuve que desprender de mí a desgarrones. No: la religión puede ser en determinadas circunstancias, un agente anti-ideológico, un agente creador de conciencia social. En mi país, Venezuela, existe por cierto un nutrido grupo de sacerdotes católicos revolucionarios y marxistas, que entienden su misión evangélica como el llevarle a los miserables de la sociedad la “buena nueva” (eso significa “evangelio” en griego) de que tienen que luchar, adquirir conciencia de clase para poder exigir, violentamente si es preciso, su derecho a participar de la riqueza social. "

Ludovico Silva



Galaxia 3

Un hombre, tan pequeño, soporta el mundo,
es cariátide torturada
de maldición aquí, de sangre allá, de cementerios,
pero soporta el universo.

Y soporta en el hombro y en el hambre
sobre un cráneo acostumbrado al martirio
el peso de los órganos eternos,
aquella perfección esférica,
aquel número enorme clavado en el espacio
y ese piano, en fin, que se derrumba sobre nosotros
como si algo más fuéramos
que esta misérrima cariátide.

Un día de éstos nos haremos dioses,
quemaremos el antropoide, nos crucificaremos y ascenderemos,
pero antes hay que amar,
antes hay que roerse de dolor,
conmemorarse uno mismo sin terminar estatua
para soportar con este hombre y esta hambre
el incesante peso del universo.

Ludovico Silva



NOCTE DIEQUE INCUBANDO

No hay cuchillo mejor que el diente humano
ni mejor tenedor que la mano del hombre.
De día creo en mis dientes
y en mis manos
y en todo lo que calla y persiste.

Ludovico Silva



"Nuestra tesis es que la base de sustentación ideológica del capitalismo imperialista se encuentra en forma preconsciente en el hombre medio de esta sociedad (…) Habría que añadir que la forma como el capitalismo suministra esa ideología es pocas veces la de mensajes explícitos doctrinales, en comparación con la abrumadora mayoría de mensajes ocultos, disfrazados de miles de apariencias y ante los cuales sólo puede reaccionar en contra, con plena conciencia, la mente lúcidamente entrenada para la revolución espiritual permanente. Y no sólo el hombre medio, sin conciencia revolucionaria, vive inconscientemente infiltrado de ideología, sino también todos aquellos revolucionarios que, como decía Lenin, se quedan en las consignas o en el activismo irracional, pues tienen falsa conciencia, están entregados ideológicamente al capitalismo, sin saber que lo están (…) Todo aquel que, en su taller interior de trabajo espiritual, obedezca a una conciencia falsa, ilusoria, ideológica, y no a una conciencia real y verdadera, será eso que llamamos un productor típico de plusvalía ideológica para el sistema capitalista. Y tanta más plusvalía ideológica producirá cuanto más revolucionario sea, si lo es sólo en apariencia."

Ludovico Silva



"Paradójicamente, la misión más elevada del pensamiento de Marx es semejante a la misión más elevada del proletariado: la de negarse a sí mismo.

Ludovico Silva


"Persisten [en la Unión Soviética] la producción mercantil y la economía mercantil y monetaria, pese a los vanos forcejeos teóricos de algunos comunistas afincados en la idea de que esa forma de producción puede subsistir en el socialismo (teorías que han prosperado, sobre todo, en Yugoeslavia, pero que tienen validez para la Unión Soviética)."

Luis José Silva Michelena mas conocido como Ludovico Silva



SER Y SOLEDAD

La vida es soledad acompañada
que marcha hacia su propio destierro.
Ir a la nada, es algo.
Venir del fondo del ser, es más aún.

Ludovico Silva



"Si los filósofos quieren estar a la altura de los tiempos, tienen que acompañar su necrofílica manía de interpretar textos pretéritos con una minuciosa investigación de las condiciones sociales de nuestro tiempo."

Ludovico Silva



Un Dragón

Un dragón no es un
dragón hasta que un
poeta no lo decide.
Yo decido que hay un
dragón que no vomita
fuego, sino piedras.
Y que mira a un rostro de mujer.
Extrañamente, como si
quisiera cantar con ella
el coro de la luna.
Sus escamas de piedra
pesan sobre el mundo.
¡Oh dragón unicornio
de mis alucinaciones nocturnas!

Ludovico Silva




YO Y TUS SENTIDOS

Saboreo en tu lengua
una larga memoria de mi cuerpo.

Tu olfato me gusta
para sentir el aroma de mi ser.

Me gustan tus ojos
para mirar los míos.

Me gustan tus oídos
para oír el rumor de mi sangre.

Me gustan tus manos
para tocar con ellas mis recuerdos.

Me gusta mirarme en tu alma
como al fondo de un pozo.

Y me gusta tu entera compañía
para saber quién soy.

Ludovico Silva











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