Luis Cremades

Los días negros

El mar, Omar, amar
los días negros que pasé contigo,
las noches de muerte y despedida,
los silencios de agonía,
la lucha por dejar atrás la vida.

Tu silencio era tan grande
que se podía vivir en él.

El mar, Omar, esperaba
y no supe responder,
ni se donde te ha llevado
la corriente, la trama
extraña de los días. Quién
sabe donde o con quien
duermes, a quien
brindas el lujo callado
de tu presencia viajera.

No supe entender tus señas,
agradecer tu cuerpo.

Pido disculpas y que el cielo
perdone mi torpeza.

He peleado Tanto que perdí
el instinto para el amor,
si es que lo tuve alguna vez.

Omar, amor, el mar espera,
Omar que el cielo quiera,
amor, Omar, que vuelva
a encontrarte junto al mar.

Luis Cremades


Polvo eres

Un reloj de arena:
dos vasos unidos
Y estrechamente
separados.
Duende del ayuno y las mentiras.
“Contra la mediocridad,
-me dije- distinción, la mirada
afilada y suave que separa
lo que es bueno
(…)
Y cada noche, de madrugada,
con los ojos rojos, de vuelta
a casa, me arrodillo bajo la luz
del ascensor y suplico:
Que no se me pase, Señor,
que no se me pase jamás
la pasión de esta forma de gozar.

Luis Cremades










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