Natália Correia

El poema

El poema no es el canto
que del grillo hasta la rosa crece.
El poema es el grillo
es la rosa
y es aquello que crece.

Es pensamiento que excluye
una determinación
en la fuente donde él fluye
y en aquello que describe.

El poema es lo que en el hombre
más allá de sí se atreve.
Y los sucesos son piedras
que trasciende la poesía
en la ya lejana noción
de describirlas.

La misma noción es solo
nostalgia que se desvanece
en la poesía. Pura intención
de cantar lo que no conoce.

Natália Correia



"La bandera negra de los anarquistas es la única que verdaderamente guía la marcha del surrealismo contra el orden y toda especie de coacciones."

Natália Correia


Las flores

I

De morado, la violeta
Para el luto siempre atenta
Suavemente sabe
Que todo acaba en sombra.

II

En la luz callada del jardín
Hay siempre una tarde única
Para que un dios nos declare
Su amor en un tulipán.

III

Fugaces, los jacintos,
Ebrios de núbil vida
Son carcajadas que salen
Del corazón del día.

IV

Pensando en sí mismo
Pienso en lo poco que somos
El narciso en el espejo
Desde su último sueño.

Natália Correia



Madre isla

Esa mañana las garzas no volaron
y de los confines de la luz llamó un dios.
Dulcemente tus pestañas se cerraron.
La tierra aulló. Todos los colores cambiaron.
El mar enmudeció. El aire se detuvo.
Oscuros velos de llanto taparon el sol.
De las azaleas lívidas la isla se cercó.
¿A qué piélago o esquife te llevaba?
No al término. A no llorar los muertos
tu florido sumo espiritual enseña.
Y si el mundo en ti comenzaba,
en tu misterio entre astros absortos,
suavemente, oh madre, todo termina.

Natália Correia


Oscura castidad

Una oscura e inquieta castidad
puso una flor para mí en el jardín más secreto
en un horizonte de gracia y claridad
intangible y próximo.
Promesa estática en la luz de la luna
de la densidad en mí corpórea
no es la culpa, es la memoria
de la primera mañana del pecado
sin Eva y sin Adán.
Sólo el fruto probado
y la serpiente enroscada
en mi soledad.

Natália Correia


Queja de las almas jóvenes censuradas

Nos dan un lirio y una navaja
Y un alma para ir a la escuela
Y un letrero que promete
Raíces, tallos y corola.

Nos dan un mapa imaginario
Que tiene la forma de una ciudad
Y un reloj y un calendario
En los que no consta nuestra edad.

Nos dan el honor de maniquí
Para dar cuerda a nuestra ausencia.
Nos dan el premio de ser así
Sin pecado y sin inocencia.

Nos dan un barco y un sombrero
Para hacernos un retrato.
Nos dan entradas para el cielo
En escena en un teatro.

Nos peinan los cráneos yermos
Con las pelucas de los abuelos
Para que jamás nos parezcamos
A nosotros cuando estamos solos.

Nos dan un pastel que es la historia
De nuestra historia sin enredo
Y no nos suena en la memoria
Otra palabra para el miedo.

Tenemos fantasmas tan educados
Que nos dormimos en su hombro
Sueños vacíos, despoblados
De personajes del asombro.

Nos dan la tapa del evangelio
Y un paquete de tabaco.
Nos dan un peine y un espejo
Para peinar a un macaco.

Nos dan un clavel en la cabeza
Y una rosa en la cintura
Para que el cuerpo no parezca
La forma del alma que lo busca.

Nos dan un ataúd hecho de hierro
Con embutidos de diamante
Para organizar ya el entierro
De nuestro cuerpo más adelante.

Nos dan un nombre y un periódico
Un avión y un violín.
Pero no nos dan el animal
Que clava los cuernos en el destino.

Nos dan marineros de cartón
Con sello en el pasaporte.
Por eso nuestra dimensión
No es la vida. Ni es la muerte.

Natália Correia








No hay comentarios: