Sueños lúcidos Javier García Campayo



Una buena noche de sueño revitaliza y restaura el cuerpo. Mejora el estado de ánimo, impulsa la creatividad, regula las hormonas y protege contra las enfermedades. Para gozar de una salud óptima, la mayoría de los adultos deberían intentar dormir entre 7 y 9 horas por noche. Se necesita una hora de sueño por cada dos horas despierto. El déficit de sueño es considerado por la Organización Mundial de la Salud como una epidemia moderna.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 15
 
 
El profesor de historia Roger Ekirch, en su libro At days close: night in times past , describe que el patrón de sueño seguido de 8 horas que se observa en la actualidad sería un invento moderno. Los cazadores habrían dormido períodos de 12 horas alrededor de la noche. Habrían dormido un primer período de 3-4 horas, después se despertarían 2-3 horas y, posteriormente, volverían a por la segunda parte del sueño de otras 3-4 horas. Parece que este patrón estaría más ajustado a sus necesidades de caza y de no ser cazado por otros depredadores.
 
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Javier García Campayo, página 19
 
 
Quizá la tradición escrita más antigua que habla sobre el sueño lúcido es la de la religión Bön en el Tíbet , con más de mil años de antigüedad. Los tibetanos describieron técnicas específicas para tener experiencias lúcidas en los sueños que aún ahora son muy útiles. Mas allá de alcanzar estos sueños, describen cómo realizar tareas en ellos, comunicarse con seres superiores o adaptar la forma de otros animales. El objetivo final de este proceso era hacerse consciente de que la vida «es solo un sueño».
 
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Javier García Campayo, página 23
 
 
En el budismo tibetano se considera que existen tres tipos de sueños (Wangyal Rinpoche, 2019): 1) sueños ordinarios, tanto lúcidos como no lúcidos; 2) sueños de claridad, lúcidos o no: son más estables y aparecen indicios de enseñanzas más allá del yo convencional, y 3) sueños de Clara Luz, que son necesariamente lúcidos. Son sueños no duales en los que no existe un observador y objetos observados, sino que todo está integrado en un estado no dual. Para desarrollar sueños lúcidos y aumentar la claridad de los no lúcidos, se recomiendan una serie de prácticas: meditación, rutinas para aumentar la flexibilidad mental, como imaginarse que el mundo es un sueño, tomar consciencia para recordar los sueños, o visualizar antes del sueño imaginerías del budismo tibetano, como deidades, sílabas y otros símbolos.
 
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Javier García Campayo, página 24
 
 
El islam, la otra gran religión monoteísta, fue fundada por el profeta Mahoma, a quien en 610 d.C. le fue revelada por el arcángel Gabriel, en lo que muchos consideran que fue un sueño (Hermansen, 2001). El profeta tuvo varios sueños en los que recibió mensajes divinos. Se dice que el profeta preguntaba a sus discípulos por sus sueños todas las mañanas y que los interpretaba. La llamada a la oración islámica (adhan ) la instauró cuando uno de sus discípulos soñó con ella. En el islam hay también una práctica formal del sueño que se denomina ishtikara : durante el día se recitan oraciones para, por la noche, recibir la instrucción deseada (Morsley, 2019).
 
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Javier García Campayo, página 25
 
 
Un sueño lúcido es un sueño en el que el soñador es consciente del hecho de que está soñando y, por tanto, a menudo puede influenciar conscientemente el contenido del sueño.
 
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Javier García Campayo, página 37
 
 
 
Tart (1984), por ejemplo, diferencia entre sueños en los que se es consciente de soñar y sueños lúcidos. Este último caso requiere, además, que la claridad global de la consciencia de estar despierto se mantenga de forma continua, no solo durante un momento fugaz.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 37
 
 
Tholey (1985) describe siete aspectos de lucidez o claridad:
 
1.     Claridad sobre el estado de consciencia: saber que se está soñando.
2.     Claridad sobre la libertad de elección durante el sueño: poder modificar el sueño.
3.     Claridad de consciencia: poder pensar de forma lúcida durante el sueño.
4.     Claridad sobre la vida despierta, el mundo real: saber que existe un mundo real, despierto, que no se está viviendo en ese momento.
5.     Claridad de percepción de lo que ocurre en el sueño.
6.     Claridad sobre el significado del sueño.
7.     Claridad en el recuerdo del sueño al despertar: es posible olvidar un sueño lúcido, sobre todo si ocurre en las primeras fases REM de la noche.
 
Según él, los requisitos del 1 al 4 son imprescindibles para que exista sueño lúcido. En general, se usa el criterio inicial de LaBerge (1985), pero hay que entender que el sueño lúcido no es un proceso dual de «todo o nada», sino un continuo, por lo que unos sueños pueden ser más lúcidos que otros (Moss, 1986; Barrett, 1992).
 
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Javier García Campayo, página 37
 
 
Quizá el estudio más completo sobre el tema es el de Voss y cols. (2013), quienes comparan sueños lúcidos frente a sueños normales no lúcidos. Para ello, han desarrollado un cuestionario, «Lucidity and Consciousness in Dreams scale» (LuCiD), que nuestro grupo está validando en español. A partir de dicho cuestionario, han deducido que existen seis dimensiones que diferencian perfectamente los sueños lúcidos de los no lúcidos y que son las siguientes: el insight es la dimensión que más diferencia entre los sueños lúcidos y los normales. Le siguen: a) pensamiento lógico, b) control sobre pensamientos y acciones en el sueño, c) existencia de emociones positivas y euforia, y d) disociación, es decir, sentirse una persona diferente o fuera del cuerpo. También la memoria respecto a actividades y acciones del mundo despierto muestra cierta diferencia, pero mínima. No diferencian entre un sueño lúcido y otro normal; ni el realismo, es decir, sentir que las emociones y los pensamientos durante el sueño son iguales que los de la vida real; ni las emociones negativas, como la ansiedad, que se experimentan igual en ambos tipos de sueños.
 
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Javier García Campayo, página 38
 
 
Existen muchos parámetros relacionados con la lucidez. Por ejemplo, Holecek (2020) describe los siguientes:
 
  • Duración : es frecuente tener sueños lúcidos hiperbreves, que ocurren cuando uno va a dormir. Son una forma sencilla de explorar la lucidez. Se pueden tener y no ser consciente de ellos. Pueden ser un primer resultado del entrenamiento. En el otro extremo, hay sueños que pueden durar hasta una hora: es cuando realmente se cumplen objetivos en el mundo del sueño. Hay músicos que pueden interpretar una obra entera de memoria durante el sueño lúcido. Aunque no sean lúcidos, los sueños largos son muy interesantes. Vale la pena recordar cuáles son los sueños más largos que hemos tenido.
  • Intensidad : independientemente de la duración, aunque por lo general va asociada, está la intensidad, la brillantez o viveza, a menudo asociada al colorido con que se experimentan los sueños. Un sueño lúcido largo e intenso puede cambiar una vida. Se ha comparado con las experiencias cercanas a la muerte en cuanto a impacto.
  • Recuerdo : es posible tener un sueño lúcido y no recordarlo hasta días después o nunca. Lo mismo ocurre con los sueños no lúcidos. Hay personas que son conscientes de que hacen mejor alguna de sus tareas diurnas, y no recuerdan por qué, hasta que son conscientes de que tienen sueños sobre ese tema en los que desarrollan dicha tarea.
 
Podríamos decir que existen los siguientes niveles de lucidez (modificado y ampliado de Tucillo y cols., 2014):
 
  • Nivel 1: no se recuerda ningún sueño. Se sueña, pero no se es consciente. Por supuesto, los sueños no son ni lejanamente lúcidos.
  • Nivel 2: leve reconocimiento de que se sueña. En ocasiones se recuerdan algunos sueños. En los sueños se es completamente pasivo, porque no se está consciente.
  • Nivel 3: es habitual que se recuerden los sueños. Se tienen ocasionales sueños lúcidos, pero uno se despierta a los pocos segundos.
  • Nivel 4: se tienen frecuentes sueños lúcidos. Se mantiene uno en ellos durante algún tiempo en la mayoría de las ocasiones. No existe apenas influencia en los sueños, se es consciente pero como sujeto pasivo.
  • Nivel 5: casi todas las noches hay sueños lúcidos. Uno siempre sabe que está soñando y, a menudo, puede controlar el sueño a voluntad, creando o haciendo desaparecer lo que se quiera. Se es consciente de que todo lo que aparece no es real, de que está en el subconsciente.
  • Nivel 6: propio de los maestros del sueño, habitualmente también maestros espirituales. Las proyecciones del mundo de los sueños se disuelven y se alcanza el nivel de pura consciencia plena.
 
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El sueño lúcido nos confronta con la dicotomía platónica entre mente/consciencia y cuerpo. Cuando tenemos un sueño lúcido, interaccionamos con un mundo distinto al que conocemos, pero, a la vez, pensamos que nuestro cuerpo sigue tendido en una cama. ¿Dónde está la consciencia? ¿Viajando en el mundo de los sueños o en alguna parte de nuestro cerebro en el mundo cotidiano? Se podría considerar el mundo de los sueños como un espacio físico al que nuestra consciencia debería viajar para percibirlo.
 
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Javier García Campayo, página 40
 
 
El mundo de los sueños es mental, se da en nuestra propia consciencia y tiene algún reflejo en la actividad cerebral, como se ha demostrado con experimentos específicos. Ahora bien, el hecho de que el sueño sea un viaje mental y no físico plantea otra pregunta: ¿es también el mundo cotidiano un viaje mental? Si así fuera, nuestra consciencia sería el universo y podría expresarse de muy diversas formas. Según eso, habría otros estados de consciencia diferentes, entre los que se incluiría el sueño lúcido, susceptibles de consolidarse en un nuevo modelo de realidad mental tras un entrenamiento de generación en generación.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 40
 
 
El primer científico que se ocupó́ de los estados de consciencia fue Charles Tart, psicólogo de la Universidad de California en Davis. En 1972 publicó un libro titulado Estados alterados de consciencia (Tart, 1972). La expresión «estado alterado» no es correcta, porque implica la existencia de un estado normal de consciencia. En general, la normalidad se genera a partir del consenso y no es una cualidad intrínseca de un estado. Por tanto, él considera el estado de consciencia habitual como uno más, con la única diferencia de que sabemos más de él y lo dominamos. Para Tart, cada estado de consciencia requeriría una ciencia aparte; es lo que llamó «ciencia de los estados específicos».
 
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Al tener un sueño lúcido, no estaríamos abandonando el cuerpo, sino entrando en un nuevo estado de consciencia que nos permitiría percibir la realidad de manera diferente a la habitual; y ese nuevo estado de consciencia originaría un cambio en nuestra actividad cerebral. Entre los límites «estar dormido» y «estar despierto» podrían darse otros estados de consciencia intermedios que aún no se han caracterizado. Esta gradación de consciencia se relacionaría con una mayor o menor excitación de diferentes grupos neuronales.
 
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Tipos de sueños lúcidos
 
  • Por el inicio : la mayor parte de los sueños lúcidos se inician dormidos, desde el período REM. Esto es lo que se ha denominado sueños DILD (Dream-Initiated Lucid Dream ) y suponen el 72% en algunos estudios. Por el contrario, los que se inician desde el estado de despierto, los llamados WILD (Wake-Initiated Lucid Dream ), solo suponen el 28% (LaBerge y cols., 1986). Waggoner (2009) considera que en ellos se tiene un nivel de consciencia por encima de la plena lucidez, dando lugar a una experiencia parcial de no dualidad.
 
  • Por la duración y características : algunos autores hablan de sueños «hiperlúcidos». Worsley (1988) aplica este concepto de hiperlúcido y lo aplica a sueños multisensoriales, que incluyen sensaciones visuales, auditivas, táctiles y kinestésicas. También dejan un gran impacto en quien los experimenta. LaBerge y Rheingold (2014) describen que pueden durar casi una hora y tienen un simbolismo, una enseñanza y un impacto inmenso en el soñador.
 
  • Por la relación entre soñadores : Linda Lane Magallón (1999), autora de Mutual Dreaming y miembro fundador de la Asociación para el Estudio de los Sueños, habla de un tipo especial de sueños: los compartidos. Y distingue dos tipos: a) los sueños de reuniones, en los que dos o más soñadores se reconocen entre sí e interactúan como si estuvieran en estado de vigilia, y b) los sueños de engranaje o mallado, en los que «las ideas, imágenes, sentimientos, símbolos, emociones, acontecimientos o el paisaje del ensueño se pueden compartir entre los soñadores». Este segundo tipo de sueños es el más frecuente y, en él, los onironautas ven más o menos «desde el mismo punto de vista, pero por lo general no se dan cuenta de la presencia del otro en el sueño», y las correlaciones aparecen al comparar sus informes. Magallón asegura que los sueños mutuos son más frecuentes en personas que tienen lazos emocionales sólidos, como familiares o parejas. Puede haber un desfase de días entre los sueños mutuos, ya que están libres respecto al espacio y al tiempo.
 
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Javier García Campayo, página 41
 
 
Pese a que los sueños lúcidos se consideran una habilidad rara, se estima que el 50% de la población general ha experimentado un sueño lúcido en su vida.
 
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Este fenómeno es más frecuente en mujeres y se correlaciona negativamente con la edad, siendo más frecuente en jóvenes y en niños, con casos descritos incluso a los 3 años. Otras variables sociodemográficas, como la educación, el estado civil o los ingresos, no se relacionaron con esta experiencia. Estos efectos pueden ser explicados por la frecuencia con que se recuerdan los sueños, lúcidos o no, en la población general, ya que las variables relacionadas son las mismas. De hecho, la correlación entre recordar los sueños y presentar sueños lúcidos es de 0,57. En algunas culturas, como la japonesa, parece que la frecuencia de sueños lúcidos es significativamente mayor en comparación con otros países.
 
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Las pesadillas parece que podrían aumentar la capacidad de experimentar sueños lúcidos, por lo que se requerirían estudios específicos en este sentido.
 
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Se considera que sólo una de cada diez personas es un soñador lúcido natural (Gackenbach y LaBerge 1988). Pero todos podemos aprender diferentes técnicas que inducen sueños lúcidos, aunque no tengamos una capacidad intrínseca para ello.
 
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Javier García Campayo, página 44
 
 
Existe una clara relación entre la práctica de la meditación y los sueños lúcidos… Una posible explicación se halla en que los meditadores muestran un incremento de la densidad de movimientos rápidos oculares en la fase REM (Mason y cols., 1997). Esto podría aumentar los sueños lúcidos, porque el período en el que se producen estos movimientos se asocia al período activado o fásico del sueño REM (LaBerge 1980, 1986). El mecanismo neurofisiológico subyacente no está claro, pero podría explicarse porque el sueño REM fásico presenta una activación autonómica que se asemeja al despertar. De hecho, se cree que el sueño lúcido es una mezcla de sueño y despertar (Voss y cols., 2009) o una fase transicional entre el REM y el despertar (Mota-Rolim, 2020). Otra posible explicación apuesta por que los sueños lúcidos incrementan la potencia de la banda alfa (8-12 Hz) (Ogilvie y cols., 1982; Tyson y cols., 1984; Mota-Rolim y cols., 2008), algo que también se observa en el estado despierto con los ojos cerrados y durante la meditación (Mota-Rolim y cols., 2020). Por último, los estados meditativos, como atención focalizada, monitorización abierta y consciencia abierta, producen un aumento de la coherencia global de la banda gamma (Vivot y cols., 2020), proceso que también ocurre en los sueños lúcidos (Mota-Rolim y cols., 2008; Voss y cols., 2009). Tanto los meditadores experimentados como los soñadores lúcidos (Blagrove y Tucker, 1994; Blagrove y Hartnell, 2000) presentan mayor salud mental, locus de control interno y autoestima. Finalmente, existe una conexión entre meditación y sueños lúcidos, porque ambos desarrollan habilidades metacognitivas, es decir, la capacidad de observar los procesos mentales (Filevich y cols., 2015; Stumbrys y cols., 2015). Estas diferentes explicaciones alternativas no tienen por qué.
 
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Los sueños lúcidos suelen ser muy vívidos, es decir, con una gran claridad, alto realismo e intenso colorido. Las experiencias visuales predominan en los sueños, mientras que las auditivas aparecen en solo un 40%-50% de ellos, quedando el tacto, el gusto, el olor y el dolor en un porcentaje mucho más pequeño.
 
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Podríamos hablar de diferentes tipos de sueños según la lucidez: Sueño no vívido: sueño normal en el que lo que vivimos no es intenso. El color puede ser incluso en blanco y negro, pero ni los caracteres ni el entorno están bien definidos. La inconsciencia es total. Sueño vívido: sigue existiendo nula consciencia, pero el colorido, la forma, la intensidad de lo vivido son elevados. Sueño lúcido pasivo: somos conscientes de que estamos soñando, pero no podemos influir en el sueño. Lo vivimos de una forma pasiva y la posibilidad de caer en la inconsciencia es grande. Sueño lúcido activo: nosotros vamos gestionando y dirigiendo un sueño del que sabemos que somos el soñador y que lo está produciendo nuestra mente.
 
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Javier García Campayo, página 46
 
 
Los sueños lúcidos ocurren en la fase REM, pero se han descrito casos en fases No REM de forma excepcional.
 
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Javier García Campayo, página 46
 
 
La percepción más importante cuando estamos despiertos es la visual, y analiza la semejanza entre sueños lúcidos y no lúcidos, valorando cuatro parámetros: visión general, color, brillantez y claridad de la imagen. Aunque existen diferencias en los resultados, sobre todo en los estudios no controlados, la conclusión es que no hay diferencias en los aspectos visuales entre ambos tipos de sueños. La segunda sensación sensorial más importante es la auditiva. En general, los sueños lúcidos se considera que son más auditivos (Hearne, 1983). Respecto a las otras modalidades sensoriales menos importantes, como sabor, olor, tacto, kinestesia, dolor y temperatura, no se observan diferencias en gusto, olfato ni temperatura entre ambos tipos de sueños. El dolor se percibe mejor en los sueños no lúcidos, mientras que, por el contrario, la kinestesia y el tacto se perciben más en los sueños lúcidos, lo que estaría relacionado con una mayor capacidad de equilibrio corporal cuando hay lucidez. Respecto a los contenidos, en los sueños lúcidos hay menos interacciones verbales amistosas y menos emociones felices que en los sueños no lúcidos. Por otra parte, los sueños lúcidos muestran más actividades auditivas y cognitivas que los no lúcidos. Por último, los sueños lúcidos son más extraños en contenido que los no lúcidos, algo curioso, porque se sabe que los sueños lúcidos en un laboratorio, donde se han realizado estos estudios, son menos extraños que los que se tienen en casa (Catwright y Kaszniak, 1978).
 
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Javier García Campayo, página 47
 
 
Las relaciones entre hemisferios también se producen dentro del sueño lúcido.
 
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Otros aspectos medibles durante el sueño : el capítulo de Schatzman, Worsley y Fenwick (1983) sobre los estudios que se realizaron durante el período de diciembre de 1980 hasta enero de 1982 al psicólogo de algo más de 40 años Alan Worsley es apasionante. Se intentan analizar aspectos como si había correlación ente movimientos, sensaciones y consciencia del «cuerpo del sueño» con el cuerpo físico. Se proponía como objetivo mover alguna parte del cuerpo, como los dedos, andar o hablar. El individuo percibía que se movía y mandaba la información a los científicos mediante movimientos oculares, pero los sensores puestos en los músculos que se movían no detectaban movimiento. Por tanto, se movía y se percibía ese movimiento en el cuerpo del sueño, pero el cuerpo físico no se movía. Respecto a las sensaciones, fue capaz de detectar que un estímulo eléctrico recibido procedía de una máquina fuera del sueño, en el mundo real, y no de la máquina que estaba soñando. En relación con la consciencia, cuando se volvió lúcido, se vio en la habitación con los cables puestos, teniendo una imagen bastante exacta de la habitación en que estaba. Pero al mover, supuestamente, el «cuerpo del sueño», porque no se detectó movimiento en el cuerpo real, sintió que le apretaban los cables, pero tuvo que percibirlo en el cuerpo del sueño, porque no ocurrió en el mundo real.
 
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Javier García Campayo, página 50
 
 
Hay que ser conscientes de que cualquier estudio sobre los sueños en un laboratorio, no solo sobre los sueños lúcidos, está sometido a múltiples variables que lo condicionan. Tart (1988) describe algunas de ellas: Contexto cultural: las creencias predominantes sobre los sueños en la cultura del sujeto de experimentación tendrán influencia sobre él. La demanda: hay una presión inconsciente del investigador para que el sujeto de experimentación confirme la demanda, el tema que se está investigando. Aspectos situacionales: por ejemplo, la primera noche de estudio en el laboratorio debe considerarse de adaptación y muchos investigadores no la incluyen en el estudio. O el hecho de que el contenido de los sueños en el laboratorio a menudo es diferente de lo que se produce en casa, porque el soñador tiene mayor sensación de seguridad. Residuo del día: los fenómenos experimentados durante el día, no solo 24 horas sino varios días antes, pueden modificar el sueño, lo cual es relevante, dado que en muchos estudios el tamaño muestral es mínimo. El proceso interno del sujeto estudiado: la consciencia no es un fenómeno pasivo que se influencia por la intervención externa, sino que es activo y responde de diferente forma al mismo estímulo. La forma en que cada individuo procesa la misma información puede ser muy distinta. El tipo de pregunta: cuando se despierta al sujeto se le deben hacer preguntas generales y abiertas, como: «¿Qué ocurría en su mente antes de que le despertase?». Hace años se utilizaban preguntas más cerradas, como: «¿Estaba soñando?». Con la primera, el número de sueños lúcidos que reportan los sujetos en fase No REM es mucho más elevada, por ejemplo.
 
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Javier García Campayo, página 52
 
 
Para Rechtstaffen (1978), la gran pregunta no es «¿cómo tener sueños lúcidos?», sino «¿por qué no son lúcidos todos nuestros sueños?», dado que el contenido nos parece discordante cuando estamos en vigilia. Muchos sueños se caracterizan por una no reflexión persistente, lo que este autor denomina falta de single-mindedness , que podríamos traducir como «determinación». Klinger (1978) usa lenguaje skinneriano para describir estos dos tipos de pensamiento:
 
PENSAMIENTO OPERANTE (PO): se asocia a atención deliberada focalizada, gobernada por las reglas de la realidad y la lógica, generalmente conducente a una meta.
 
PENSAMIENTO RESPONDIENTE (PR): se experimenta como una corriente continua, que fluye sin esfuerzo, de percepciones alucinatorias, principalmente visuales y auditivas, en las que no se busca ninguna meta. Aparece en el ensoñamiento diurno y en los sueños nocturnos.
 
Incluso realizando actividades que requieren PO, como leer un libro, aparecen momentos de ensoñación (PR). La relación entre ambos no está clara. Existirían dos hipótesis:
 
LA DEL CAMBIO: se alternan uno y otro, ya que ambos tipos de pensamientos simultáneamente no son posibles.
LA DE SUPRESIÓN O ENMASCARAMIENTO: siempre funciona el PR de forma basal y, en algunos momentos en que se requiere mayor claridad, se activa el PO. Es la que se considera más probable.
 
El sueño sería un ejemplo de la hipótesis de supresión: sistemáticamente funciona el PR y, cuando el individuo alcanza la lucidez, se activa parcialmente el el PO. Preguntarse «¿estoy soñando?» es un momento prelúcido (Tholey, 1983). Si el soñador confirma que es un sueño, aparece un estado de consciencia diferente, porque se activa el PO. Pese a ello, el individuo no puede cambiar, en general, todo el sueño a voluntad. Si tiene suficiente lucidez para intentar dirigirlo y no ser un simple espectador, a menudo el sueño produce sucesos inesperados e incontrolables. La dificultad está en la regulación de la intensidad del PO: si es muy débil, el sueño pierde la lucidez, y si la activación del PO es intensa, tendemos a despertarnos físicamente, un desenlace muy frecuente.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 53
 
 
Beneficios mundanos (Holecek, 2020)
 
Se dividen en:
 
Generales
 
  • DORMIR MEJOR: al seguir las normas de higiene del sueño, por las meditaciones que apoyan el sueño lúcido y calman la mente, se mejora la cantidad y calidad del sueño. Es más evidente en las personas que tenían previamente problemas de sueño, pero puede observarse en todo el mundo
  • DISMINUYE EL MIEDO A LA OSCURIDAD: el miedo a la oscuridad, realmente miedo a lo desconocido, que afecta a algunas personas, también mejora con los sueños lúcidos. Una forma interesante de trabajar con la oscuridad es haciendo «retiros de oscuridad», una práctica habitual en algunas tradiciones tibetanas. Se llevan a cabo en cabinas que eliminan cualquier luminosidad, produciendo gran concentración.
  • IMPACTO POSITIVO EN EL ESTADO DE ÁNIMO DE VIGILIA: cuando tenemos pesadillas, el impacto negativo de ese sueño suele permanecer en vigilia un tiempo. Por el contrario, los sueños lúcidos, que, en general, representan una experiencia positiva y alegre en la enorme mayoría de los casos, producen un efecto muy agradable y positivo en la vigilia (Stocks y cols., 2020). No deberíamos desaprovechar ese potencial.
 
Específicos
 
  • DIVERSIÓN: inicialmente, esta suele ser la principal función de los sueños lúcidos para mucha gente. De hecho, tener relaciones sexuales o volar tienden a ser las más frecuentes acciones que se desarrollan en los sueños lúcidos. Según un estudio (American Academy of Sleep Medicine, 2007), el 8% de los relatos de sueños incluían alguna forma de actividad sexual. Y según Garfield (1974), el 75% de los sueños lúcidos se inician en un orgasmo o actividad sexual, o se orientan hacia esta actividad.
  • ENSAYAR ALGO: es uno de los usos más comunes. Desde una actuación artística (musical, teatral) o deportiva (Schädlich y Erlacher, 2018; Bulkeley, 2015) hasta una charla, pasando por cualquier actividad que mejore con el entrenamiento, en un sueño lúcido puedes aumentar tus habilidades, disminuir el miedo escénico y aumentar la confianza (Erlacher, 2012). A veces, estos sueños lúcidos no se recuerdan, y uno solo puede comprobar que mejora su rendimiento sin saber por qué, y es porque ha ensayado en sus sueños lúcidos. En el caso concreto del deporte, algunos aspectos positivos de los sueños lúcidos son (Burkeley, 2015): 1) es un entorno seguro en el que los atletas de élite pueden probar rutinas arriesgadas, 2) los atletas lesionados pueden continuar entrenando en ellos y desarrollando habilidades, y 3) los atletas con escaso acceso a instalaciones de alto rendimiento pueden entrenar en ellos.
  • RESOLVER CONFLICTOS INTERPERSONALES: si tienes problemas interpersonales de cualquier tipo y estás tratando de resolverlos, enfrentarte a esa persona en un sueño lúcido puede traerte mucha comprensión y curación respecto a ese conflicto. Puedes desarrollar un role-play o crear escenarios (en ambos casos, se ensaya lo que se va a decir en un pequeño teatrillo), o trabajar con la silla vacía (en la que se pone mentalmente a la otra persona y se le habla). Puede resultar tan intenso, desde el punto de vista emocional, como la misma terapia en la vida real, e igual de terapéutico. Algunos terapeutas conocedores del sueño lúcido, si sus pacientes tienen esta experiencia con cierta frecuencia, pueden utilizarla en terapia.
  • RESOLVER PROBLEMAS: habitualmente, no encontramos soluciones a los problemas porque estamos muy involucrados en ellos. El sueño permite una distancia que facilita esa solución. Se le puede preguntar un problema al sueño incubándolo (Barret, 1993).
  • CREATIVIDAD: muchos artistas, como Dali, inventores, como Thomas Edison, u otros muchos personajes famosos usaron el sueño, lúcido o no, para incrementar el éxito de sus creaciones. De nuevo, la forma de hacerlo es incubándolo (Barret, 2001).
  • SANACIÓN: son muchos los aspectos curativos de los sueños. Las conexiones neurológicas que se activan cuando mueves el cuerpo en el sueño lúcido son casi las mismas que las que se activan en el mundo real. Algunos de los aspectos más importantes de esta función son:
  • Mejoría de la salud general: la conexión entre el cuerpo del sueño y el real podría permitir esta curación e influencia. Las técnicas orientales, como la acupuntura o la moxibustión (actuar sobre los puntos de acupuntura mediante producción de calor en ellos), actuarían sobre este cuerpo sutil. También la imaginería o la visualización, técnica bastante usada en Occidente (Jaffe y Bresler, 1980), se ha demostrado que pueden mejorar la salud: puedes visualizar tu cuerpo estando sano y, posteriormente, desarrollar la intención de visualizarlo así en los sueños. Si tienes un sueño lúcido, puedes hacer que en el sueño esté tan sano como sea posible.
  • Trabajar con el duelo: las personas queridas van a aparecer en nuestros sueños, incluso años después de muertos. Este es un claro signo de que es un sueño. Identificar a las personas fallecidas es una gran ayuda para hacerse consciente de que estamos soñando. Podemos desarrollar la intención de que cada vez que veamos una persona querida fallecida seamos conscientes de que estamos en un sueño; y podemos hablar con ella en el sueño y facilitar aspectos del duelo.
  • Afrontar las pesadillas y tratar la narcolepsia: las pesadillas afectan al 85% de la población. En general, representan aspectos temidos y negados de nosotros mismos que aparecen en el sueño. De ordinario, en los sueños no lúcidos salimos corriendo o despertamos físicamente, lo que no resuelve el problema. Lo que nos aterra hace que el sueño sea lúcido, y, en vez de escapar despertando, tendríamos que quedarnos en el sueño y afrontarlo como explicaremos en un capítulo posterior. Los estudios sugieren que el sueño lúcido podría ayudar al manejo adecuado de las pesadillas (Baird y cols., 2019; Freitas de Macedo y cols., 2019). También existen estudios acerca de que la narcolepsia, una patología relacionada con las pesadillas en la que el individuo queda paralizado durante la vigilia por la aparición demasiado precoz de la fase REM, se beneficiaría del tratamiento con sueños lúcidos (Baird y cols., 2019).
  • Fobias y otros trastornos: las fobias, o miedos irracionales, pueden ser afrontadas mediante el sueño lúcido, ya que es un entorno seguro y sus beneficios se trasladan al mundo real. Afrontarlas constituiría una desensibilización sistemática, terapia usada en el mundo real, pero realizada en el sueño lúcido. Aunque resulte extraño porque el sueño lúcido parecería que podría producir una cierta desconexión de la vida real, se ha empleado para aumentar el insight en algunos trastornos psiquiátricos como las psicosis (Baird y cols., 2019), ya que aumenta la consciencia general en la vida diaria.
 
Beneficios espirituales
 
Son muchas las tradiciones espirituales que insisten en este tema. Así, el maestro sufí Idries Shah decía que «un error fundamental del ser humano es pensar que está vivo, cuando simplemente se ha quedado dormido en la sala de espera de la vida». Thoreau afirmaba: «Nuestra vida más auténtica tiene lugar cuando soñamos despiertos». Algunos de los beneficios serían estos:
 
  • APROVECHAR LA VIDA: nuestra vida es corta. Con mucha suerte podremos vivir cien años. De ellos, más de una tercera parte nos la pasamos durmiendo. Ese período es un tiempo de vagar sin consciencia por mundos no controlados. El aprendizaje y el disfrute suelen ser escasos. ¿No estamos desaprovechando una enorme fuente de riqueza y conocimiento?
  • SUEÑOS PREMONITORIOS: son múltiples las historias de sueños premonitorios e inspiradores que han sido referidos a lo largo de la historia de la humanidad. Muchos de los profetas del antiguo Testamento, Mahoma, el fundador del islam, y otros sabios o líderes religiosos de otras tradiciones contemplativas han recibido enseñanzas de Dios o de sus maestros durante los sueños.
  • SUEÑOS INCUBADOS: aquí, los sueños no aparecen de forma espontánea, como en el caso anterior. Es el propio individuo quien los «incuba», los provoca, siguiendo antiguas tradiciones, para recibir enseñanzas de los maestros. Se ha descrito este fenómeno en el antiguo Egipto, la Grecia clásica, Mesopotamia, o en la tradición budista tibetana. Otro tipo de sueños, los subrogados, son una práctica frecuente en el chamanismo y en el budismo tibetano. Consiste en incubar sueños para responder preguntas para otros. Por ejemplo, el reconocimiento de lamas reencarnados se realiza de esta forma. Un gran maestro como el Dalái Lama incuba esta pregunta y, a los pocos días, suele surgir el sueño que la responde.
  • LIBERAR KARMA: en las tradiciones orientales se dice que se puede liberar karma mediante el sueño, de forma que las semillas negativas pueden madurarse en los sueños y así evitar que generen karma en el estado despierto (Wallace, 2019). En general, maestros como el vedanta advaita Sesha aceptan que el sueño es un estado que no produce karma. Aunque otros, como Wallace (2019), recomiendan que los sueños no contengan actos violentos o negativos, porque generarían una semilla negativa en la mente, con el correspondiente karma.
  • PRACTICAR: meditar durante el sueño lúcido es mucho más eficaz que hacerlo despierto. Wallace (2019) dice que un minuto meditando en el sueño lúcido equivale a un retiro de una semana. Namkhai Norbu (2002), el maestro tibetano, considera que es mucho más fácil meditar en el sueño, porque no existen los impedimentos asociados al cuerpo físico que sí encontramos en la vida real.
  • PREPARARSE PARA LA MUERTE: en la antigua Grecia, Hypnos, el dios del sueño, y Thanatos, el dios de la muerte, no eran hermanos, sino gemelos. En el budismo tibetano, la finalidad del yoga del sueño (Evans-Wetz, 1975; Gyatrul Rinpoche, 1998) es entrenarse para el proceso de la muerte. También es así en la cultura tolteca, en la que Magaña (2015) afirma: «Sabrás que te has liberado del miedo a la muerte cuando te despiertes sistemáticamente en los sueños, porque es como morir». Nosotros mismos hemos descrito cómo se pueden utilizar las experiencias cercanas a la muerte autoinducidas para el crecimiento espiritual (Van Gordon y cols., 2018).
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 58
 
 
Miedos de los practicantes
 
Algunos de los principales son:
 
MIEDO A QUE TODOS LOS SUEÑOS SEAN LÚCIDOS: este es un temor frecuente.
 
MIEDO A NO DESPERTARSE DE UN SUEÑO LÚCIDO: es una expresión del miedo a lo desconocido. No se conoce ningún caso de alguien que no haya podido despertarse. Como mucho, un sueño lúcido duraría lo que dura una fase REM, es decir, una hora aproximadamente.
 
MIEDO A NO DESPERTARSE DE UN SUEÑO LÚCIDO: es una expresión del miedo a lo desconocido. No se conoce ningún caso de alguien que no haya podido despertarse. Como mucho, un sueño lúcido duraría lo que dura una fase REM, es decir, una hora aproximadamente.
 
MIEDO A QUE DESPERTARSE EN LOS SUEÑOS IMPIDA QUE PODAMOS INTERPRETARLOS: la interpretación de los sueños es una técnica usada en psicoanálisis con frecuencia. No es fácil interpretar los sueños, ya que debe basarse en las creencias y el contexto específico de cada persona, no siendo útiles las interpretaciones generales. En cualquier caso, un sueño lúcido no se controla al completo, existen muchos temas inconscientes que pueden seguir siendo interpretados.
 
MIEDO A ALTERAR EL SUEÑO: algunos practicantes sienten que manipular el sueño para despertarse puede hacer que durmamos menos horas y que el sueño sea de peor calidad.
 
MIEDO A ALTERAR EL SUEÑO: algunos practicantes sienten que manipular el sueño para despertarse puede hacer que durmamos menos horas y que el sueño sea de peor calidad. De nuevo, no hay ninguna evidencia de que los sueños lúcidos sean más agotadores que los no lúcidos. El cansancio suele producirse si la escena del sueño es desagradable y requiere esfuerzo o produce tensión, pero no por el hecho de la lucidez como tal. Al principio, la excitación y el esfuerzo para intentar tener sueños lúcidos pueden hacer que disminuya ligeramente el tiempo total de sueño. Se debe considerar si en ese momento de la vida se puede dedicar tanta energía a este tema o no. Con el entrenamiento, los sueños lúcidos aparecen con mucho menor esfuerzo y apenas producen cambios en las rutinas del sueño.
 
 
MIEDO AL ESCAPISMO: dado lo agradable que es el sueño lúcido, si las personas tienen una vida monótona o insatisfactoria podría existir el riesgo de que usasen el sueño lúcido como forma de escape. Aunque esa posibilidad teórica podría ocurrir, en la realidad no suele ser así. Los esfuerzos que requiere el sueño lúcido implican hacerse mucho más consciente de la vida de vigilia, lo que la convierte en más satisfactoria y plena.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 60
 
 
Contraindicaciones
 
Los sueños lúcidos no son peligrosos para los practicantes, sino muy seguros. La mayoría son experiencias positivas y enriquecedoras. Ocasionalmente, puede haber pesadillas lúcidas, que pueden manejarse como describiremos y que, en cualquier caso, siempre se pueden interrumpir despertando, proceso que también analizaremos. No está contraindicado en ninguna patología específica, aunque hay que ser prudente en el caso de las psicosis, porque pueden facilitar el pensamiento de que este mundo no es real y reagudizar los síntomas psicóticos previos. No hay ninguna contraindicación con otras psicoterapias, ya que pueden asociarse, aunque siempre recomendamos informar al terapeuta. Por desgracia, a menudo los terapeutas desconocen este abordaje psicológico.
En cualquier caso, dado que puede haber personas que se sientan inquietas con este tema, por eso no se puede recomendar a todo el mundo el entrenamiento en sueños lúcidos; cada uno debe seguir su instinto. Si el individuo se encuentra en tratamiento psiquiátrico, se debe consultar con su terapeuta. Si tiene tendencias disociativas o escapistas (quieren escaparse de una vida que les resulta insatisfactoria), se pueden reforzar esas tendencias. Si se sigue el sentido común, es excepcional tener problemas.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 61
 
 
 
En los últimos años, los sueños lúcidos se han empleado para el tratamiento de fobias, traumas y otros trastornos psicológicos
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 63
 
 
Práctica del yoga del sueño
 
La práctica del yoga del sueño consta de cuatro etapas y de dos prácticas preliminares (LaBerge, 2003). La primera práctica preliminar consiste en reconocer el sueño en la forma en que aparece. Para ello, técnicas como la meditación son especialmente importantes, ya que, desde la perspectiva budista, el mundo tiene la característica de los sueños. Por ello, una práctica habitual es repetirse continuamente a uno mismo: «Esto es un sueño». La segunda práctica preliminar consiste en perder todo miedo que pueda aparecer cuando surja el sueño lúcido, ya que una consecuencia indeseable del miedo en los sueños lúcidos es despertarse físicamente (Mota-Rolim y cols., 2013).
Una vez que se ha avanzado en estos preliminares, las cuatro fases del yoga del sueño serían las siguientes: primero, comprender que el sueño es similar a la vida despierta, ya que ambos son fenómenos en constante cambio, impermanentes, un concepto fundamental en el budismo; segundo, controlar el entorno onírico, una fase clave si se sufren pesadillas, ya que permite comprender que no se puede recibir ningún daño en el sueño; la tercera fase consiste en comprender que el cuerpo del sueño no tiene sustancia real, y la misma idea se aplica al resto de objetos y personajes del sueño, y el cuarto y último estadio consistiría en que el soñador intenta, durante el sueño lúcido, visualizar una deidad del panteón tibetano (LaBerge, 2003). En esta tradición se cree que el sueño lúcido ocurre, principalmente, al final del período del sueño, cerca del amanecer, algo coherente con los conocimientos científicos actuales.
Considerar el mundo como un sueño es una forma de disminuir el apego a todo lo que sucede en él y, por tanto, una forma de «ahorrar energía psíquica», algo muy similar a lo que enseña la tradición chamánica. Por otra parte, el yoga del sueño forma parte del yoga del sueño ilusorio. Una de las prácticas clave en este yoga es mirarse al espejo y disminuir el apego por nuestro propio cuerpo con diferentes técnicas. Algo, de nuevo, muy similar a la práctica de las máscaras en la tradición tolteca. Todas estas técnicas las aprenderemos más tarde. Resulta impresionante la semejanza entre dos culturas, tan distantes y que no podían tener contacto entre sí, en este tema tan específico como es el desarrollo de los sueños lúcidos.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 67
 
 
El chamanismo yaqui y tolteca
A continuación, expondremos algunos de los grandes temas según esta tradición. Están resumidos en los libros de Carlos Castaneda, sobre todo Viaje a Ixtlán (Castaneda, 1984) y El arte de ensoñar (Castaneda, 1993), que nos descubren los fundamentos de la visión yaqui. La visión tolteca en general, y de los sueños en particular, está ampliamente descrita en el libro El secreto tolteca (Magaña, 2015):
• EL UNIVERSO: según la tradición chamánica, el universo está compuesto por energía. El lenguaje no alcanza a describirlo en toda su complejidad; por eso, los antiguos brujos decían que era semejante a hilos incandescentes que se extienden en el infinito en todas las direcciones concebibles, filamentos conscientes de sí mismos, en formas imposibles de comprender. El universo se compone de elementos físicos y energéticos. Los elementos físicos son parte de nuestro sistema de interpretación, pero los elementos energéticos no lo son. En nuestro mundo existen elementos energéticos, como la consciencia, pero nosotros, como gente común y corriente, percibimos únicamente los elementos físicos, porque así nos enseñaron a hacerlo. Los ensoñadores perciben los elementos energéticos por la misma razón, porque así les enseñaron a hacerlo.
• EL SER HUMANO: la humanidad percibe el mundo que conocemos, en los términos en que lo hacemos, solamente porque compartimos cohesión y uniformidad energética. Adquirimos estas dos condiciones automáticamente, en el transcurso de nuestra crianza, y las tomamos a tal punto por supuestas que no nos damos cuenta de su importancia vital, hasta el momento de enfrentarnos con mundos distintos del habitual. Es entonces cuando se hace evidente que, para percibir de una manera coherente y total, necesitamos una apropiada cohesión y uniformidad energética.
El punto de encaje es donde la percepción tiene lugar. El punto de encaje se puede desalojar del punto donde normalmente se localiza. Cuando está en su posición habitual, el comportamiento y percepción son los usuales, pero cuando se consigue desplazar, la consciencia de ser es diferente, y percibe de una manera que no es familiar. A mayor desplazamiento, más insólita es la percepción del mundo y la consciencia del ser. Según los brujos, la localización habitual de nuestra percepción cotidiana se encuentra entre los omoplatos.
La segunda atención es el estado de consciencia que pone en tela de juicio la idea del mundo y de uno mismo. Se puede entrar en la segunda atención reteniendo el punto de encaje en una nueva posición, previniendo que este se desplace de regreso a su sitio original. La segunda atención se define, entonces, como el resultado de fijar el punto de encaje en nuevas posiciones. Nuestra manera de percibir es la de un predador, una manera eficaz de evaluar y clasificar la comida y el peligro. Pero hay otro modo: el acto de percibir la energía misma, directamente. Percibir de esta manera nos hace comprender, clasificar y describir el mundo en términos mucho más incitantes y sofisticados.
• EL TONAL Y EL NAGUAL: tonal viene de tonatiuh , «el Sol», generador de calor. El tonal es nuestro cuerpo energético que produce calor. Puede percibirse como un halo ámbar alrededor de la cabeza y rige nuestra percepción del estado de vigilia. Es la percepción ligada a la materia y a los cinco sentidos físicos, crea nuestra identidad y nuestra percepción del tiempo.
Nagual procede de dos palabras: nehua , que significa «yo», y nahualli , que quiere decir «lo que se extiende» (más allá del tonal). Está regido por la energía del universo, sobre todo de la Luna, Venus y las Pléyades. Se percibe como un resplandor gris azulado (como la luz fría de la Luna) alrededor del ombligo, cuando estamos despiertos, pero asciende a la cabeza cuando estamos dormidos. Es el cuerpo energético, que viaja por el mundo onírico y otros mundos. Por eso percibimos las cosas de distinta forma cuando soñamos que cuando estamos despiertos, porque predomina uno u otro. La mayor desgracia, según la tradición tolteca, es que tonal y nagual se separen. Actualmente, cuando estamos despiertos, la energía del tonal se mueve alrededor de la cabeza y la del nagual, alrededor del ombligo, y giran en direcciones opuestas y nunca se encuentran. Si no recordamos lo que soñamos, nuestros sueños se convertirán en nuestro futuro, y esto se denomina «la prisión invisible de la Luna».
• EL SUEÑO: ¿por qué es tan importante el sueño en esta tradición? Según los toltecas (Magaña, 2014), el estado de sueño produce cuatro veces más energía que el de vigilia. El problema es que, para controlar los sueños, necesitamos cuatro veces más energía que la que necesitaríamos si en ambos períodos la energía fuese la misma. Esto explica la gran necesidad de redireccionar la energía en vigilia para usarla en los sueños, lo que se conoce como «el camino del guerrero».
El punto de encaje se desplaza muy fácilmente durante el sueño. Cuanto mayor es el desplazamiento, más inusitado es el sueño, y viceversa. Sabiendo esto, los antiguos crearon el arte de ensueño. Ensoñar permite desplazar el punto de encaje a voluntad a fin de expandir y acrecentar la gama de lo que se puede percibir. También se puede describir como un proceso mediante el cual los ensoñadores aíslan condiciones del ensueño en las que pueden encontrar elementos que generan pura energía. Ensoñar es el proceso por medio del cual intentamos encontrar posiciones adecuadas del punto de encaje, posiciones que nos permitan percibir elementos que generan energía en el estado onírico.
El cuerpo energético es la contraparte del cuerpo físico: una configuración fantasmal hecha de pura energía. Al ser pura energía, puede llevar actos que van más allá de las posibilidades del cuerpo físico. Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético hasta convertirlo en una unidad capaz de percibir. Llegar al cuerpo energético es llegar a «la primera puerta del sueño».
• EL CAMINO DEL GUERRERO: todos tenemos una cantidad determinada y limitada de energía básica. Esa cantidad es nuestro acervo energético y lo usamos todo para percibir y tratar con nuestro absorbente mundo. No hay más energía disponible para nosotros en ningún sitio, y como la energía de que disponemos está siendo usada en su totalidad en el día a día y en los sueños ordinarios, no nos queda ni un ápice para percepciones extraordinarias, como el ensueño o sueño lúcido. Para rebuscar energía, los brujos reorganizan ingeniosamente la distribución de su energía básica, descartando cualquier cosa que consideren superflua en sus vidas. Llaman a este método el «camino del guerrero» o el «camino de los brujos». Este camino es una cadena de conductas alternativas que se puede usar para tratar con el mundo diario. Hay dos maneras de encarar el mundo: una es rindiéndose a él, bien sea resignándose a sus demandas o peleando, y la otra es moldeando los aspectos particulares de nuestra situación vital a fin de que encajen en el «camino del guerrero» y podamos conservar la energía.
De todas las premisas del camino del guerrero, la más efectiva es la de perder la importancia personal (Castaneda, 1984; 1993). Empleamos la mayor parte de nuestra fuerza en sostener nuestra importancia, y nuestro desgaste más pernicioso es la compulsiva presentación y defensa del Yo: la preocupación acerca de ser o no admirados, queridos o aceptados. Si es posible perder algo de esa importancia, dos cosas extraordinarias nos ocurrirían: primero, liberarnos de nuestra energía de tener que fomentar y sustentar la ilusoria idea de nuestra grandeza, y segundo, nos proveeríamos de suficiente energía para entrar en la segunda atención y vislumbrar la verdadera grandeza del universo.
Puesto que los sueños utilizan las experiencias que hemos tenido desde nuestro nacimiento, una forma de liberarlos de ellas, para dejar paso a la consciencia, es la recapitulación o rememoración de la vida. Consiste en traer al recuerdo cada uno de los momentos de nuestra vida con el máximo detalle posible. Este proceso permite que nos liberemos de bloqueos emocionales, nos deshagamos de la pesadez de nuestras vidas y nos volvamos más y más vaporosos.
La consciencia, como elemento energético de nuestro ambiente, es la esencia de la brujería. En primer lugar, se busca liberar la energía existente en nosotros mismos, mediante la recapitulación y la disciplina del camino del guerrero. En segundo lugar, se usa esa energía para desarrollar el cuerpo energético por medio del ensueño. Y, en tercer lugar, se usa la consciencia como un elemento del medio ambiente para entrar en otros mundos no solo con el cuerpo energético, sino también con el cuerpo físico.
• EL ARTE DEL ENSUEÑO: los antiguos brujos crearon el arte de ensueño basándolo en cinco condiciones:
 
1.     Vieron que solo los filamentos energéticos que pasan directamente a través de los puntos de encaje pueden ser transformados en percepción coherente.
2.     Si el punto de encaje se desplaza a cualquier otra posición, sin importar cuán grande o diminuto sea el desplazamiento, otros filamentos energéticos que no son habituales comienzan a pasar a través de este. Ello hace entrar en juego el fulgor de la consciencia, lo cual fuerza a estos filamentos energéticos a transformarse en percepción coherente y estable.
3.     En el transcurso de los sueños normales, el punto de encaje se desplaza fácilmente por sí solo a otras posiciones en la superficie o en el interior del huevo luminoso, que es la forma energética del ser humano.
4.     Por medio de la disciplina es posible cultivar y ejecutar en el transcurso de los sueños normales un sistemático desplazamiento del punto de encaje.
5.     Se puede hacer que el punto de encaje se desplace a posiciones fuera del huevo luminoso y entre en el reino de los filamentos energéticos del universo fuera de lo humano.
 
La atención de ensueño se adquiere al fijar el punto de encaje en cualquier nueva posición a la cual se haya desplazado durante los sueños normales. Es una faceta incomprensible de la consciencia, que está esperando el momento en que la convoquemos y le demos propósito. Es una facultad velada que tenemos en reserva, pero que nunca nos atrevemos a usar. Insistimos en tomar los sueños como algo conocido: lo que ocurre mientras dormimos. El nagual insiste en otra versión: es una compuerta a otros reinos de percepción. A través de esa compuerta, se filtran corrientes de energía desconocidas. La mente se apodera de esas fuentes de energía y las convierte en parte de nuestros sueños.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 68
 
 
Para despertarse en los sueños es necesario tener un sueño adecuado. Hay que dormir suficientes horas y con un sueño de calidad, ya que, de lo contrario, no es posible tener sueños lúcidos. Solemos irnos a la cama con preocupaciones, sin tomar consciencia de la importancia del sueño para nuestra salud y sin la preparación psicológica adecuada, tan necesaria si queremos convertir los sueños en momentos de meditación, en los que intentaremos desarrollar sueños lúcidos. Si hubiésemos hecho deporte intenso antes de ir a dormir, no se nos ocurriría echarnos a la cama sin una ducha previa. Sin embargo, a menudo, hemos trabajado o resuelto temas complicados por la noche y no hemos hecho una «limpieza mental» previa.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 74
 
 
 
Algunos elementos básicos que debemos evitar para una adecuada higiene del sueño son:
 
1. NO TOMAR CAFÉ, TÉ U OTROS ESTIMULANTES
2. NO CONSUMIR ALCOHOL O DROGAS DE ABUSO
3. EVITAR CENAS COPIOSAS ANTES DE DORMIR
4. EVITAR HACER EJERCICIO FÍSICO INTENSO ANTES DE DORMIR
5. EVITAR LA MULTITAREA ANTES DE DORMIR
6. EVITAR LAS PANTALLAS ANTES DE DORMIR
7. NO ABUSAR DE LA SIESTA
8. UTILIZAR LA CAMA SOLO PARA DORMIR
9. EXPONERSE A SUFICIENTE LUZ SOLAR
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 74
 
 
Elementos que se deben reforzar
 
Por el contrario, ciertos aspectos que debemos potenciar para facilitar la higiene del sueño son:
 
1. CUIDAR EL ENTORNO DEL SUEÑO
2. SEGUIR LAS MISMAS PAUTAS HORARIAS
3. CREAR UN RITUAL
4. RELAJARSE ANTES DE DORMIR
5. LEVANTARSE DE LA CAMA SI NO SE DUERME
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 76
 
 
Cualquier cambio que introduzcamos en nuestra vida despierta producirá un efecto, más tarde o más temprano, en el mundo onírico. Los aspectos positivos o negativos que desarrollemos en el día a día facilitarán o dificultarán el proceso de despertar en los sueños. Debemos tener siempre en cuenta esta bidireccionalidad y que la forma más sencilla de influir en nuestros sueños es modificar aspectos de la vida diurna.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 77
 
 
Para iniciarse en el mundo del sueño lúcido, aparte de una adecuada higiene del sueño, como ya hemos descrito, y del uso de un diario de sueño, para aumentar el recuerdo de los sueños, algunos de los requisitos necesarios son: Dar importancia a los sueños. Desarrollar el poder de la intención. Practicar algún tipo de meditación o técnica similar.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 78
 
 
Si para nosotros no es clave tener sueños lúcidos, no los tendremos.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 78
 
 
Nada se consigue sin un fuerte deseo, sin la intención, sin un pensamiento fuertemente dirigido a llegar a algo. En la tradición tibetana del yoga del sueño, se considera que esta es la herramienta más importante para desarrollar sueños lúcidos: tener la intención de hacerlo. La razón es simple si se conoce su base filosófica: lo que subyace debajo del karma, la ley de causa y efecto, es siempre el deseo. Si deseas algo intensamente, lo habitual es que surja en tu vida.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 79
 
 
Existen diferentes estudios similares que demuestran que el cerebro no distingue entre un pensamiento y un acto en la vida real.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 79
 
 
¿Cómo desarrollar una intención eficaz? Esta técnica es descrita también por Tholey (1983), aunque él sugiere realizarla unos segundos antes de caer dormido. Estos serían los pasos recomendados (Tucillo y cols., 2014):
 
Técnica: desarrollar una intención
 
1.     Definirla claramente y repetirla durante el día: debemos describir nuestra intención de forma muy específica y directa, con frases cortas y claras, en forma de afirmaciones. Por ejemplo: «Voy a estar lúcido y consciente en mi sueño». Una vez que la tengamos definida, hay que repetírsela durante el día, al menos 21 veces cada día.
2.     Al ir a dormir, sentirla: cuando vayamos a dormir, tumbados en la cama, debemos visualizar el deseo, escucharnos a nosotros mismos, sentirlo con todo el cuerpo. Imaginarnos en un sueño, dándonos cuenta de que es un sueño. Podemos elegir un sueño o tema recurrente, o algo que queramos trabajar, y podemos visualizarlo de la forma más precisa que podamos. Hay que sentirlo con los cinco sentidos, percibiendo el color, que ocupe todo el espacio de nuestra mente, e imaginar que despertamos en ese sueño.
3.     Generar la expectativa: no solo hay que pensarlo, sino desarrollar la expectativa, la esperanza de que será así. Cada noche sentimos que esa va a ser la buena, que es posible.
4.     Convertirlo en nuestro pensamiento dominante: que sea lo último y más importante en nuestra mente antes de dormirnos. Si aparecen otros pensamientos, debemos practicar mindfulness y dejarlos pasar. Tenemos que dormir pensando: «Voy a estar lúcido y consciente en mi sueño». Asís, nuestra intención pasará del mundo real al mundo del sueño y se ejecutará.
5.     Agradecer: incluso antes de que ocurra, agradecemos en nuestra mente al mundo el sueño lúcido. Es una fuerza poderosa y creativa. Imaginamos que está ocurriendo mientras damos las gracias. Si ya ha sucedido en nuestra mente, eliminaremos las tensiones y dudas que dificultan el camino.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 79
 
 
Existe una clara relación entre estar despierto en vigilia y estarlo en sueños. Para ello, prácticas como la meditación o el entrenamiento en mindfulness son muy útiles: se ha demostrado la relación entre ambas actividades. Así, se sabe que los meditadores de larga duración presentan sueños lúcidos con más frecuencia, capacidad que se relaciona con las subescalas de observación y descentramiento del cuestionario FFMQ (Five Facet Mindfulness Questionnaire ) (Baird y cols., 2019). Sin embargo, el simple hecho de recibir un entrenamiento en mindfulness como la de los programas MBSR (mindfulness-based stress reduction) o similar no aumenta la frecuencia de sueños lúcidos (Baird y cols., 2019).
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 81
 
 
Práctica: aumentar la consciencia
 
Intentaremos hacer este ejercicio cada día. Todos los pasos son importantes, porque son experiencias individuales. Debemos dedicar a cada uno al menos un minuto. Para los que conocen mindfulness , sería hacer estas actividades en lo que se denomina modo ser (en la mente no hay diálogo interno) y no en el modo hacer habitual (cargado de continuos pensamientos sobre diferentes temas).
 
1.     Mirar: tomar consciencia de lo que vemos alrededor, con aspectos como el colorido, la tridimensionalidad, el espacio vacío entre los objetos, el movimiento, el efecto de la luz sobre los objetos. Admirarnos de la belleza del mundo
2.     Escuchar: percibir los sonidos y sus características. El distinto timbre de cada uno, su geolocalización, la intensidad, cómo se sobreponen unos a otros, cómo surgen y desaparecen continuamente.
3.     Tocar: sentir el tacto del mundo. Sus diferentes texturas (suave o áspero; seco o húmedo), su peso, su temperatura.
4.     Saborear: percibir el sabor de los objetos con sus diferentes aspectos (amargo, dulce, ácido, salado), la duración, el postgusto.
5.     Oler: sentir los olores del mundo, desde los más agradables, como flores o perfumes, hasta los más desagradables, como heces o putrefacción.
6.     Sentir el cuerpo: ¿cómo reacciona nuestro cuerpo a todos esos estímulos? ¿Cómo lo clasifica todo en agradable, desagradable o neutro?
7.     Respirar: es la vida, este fenómeno ocurre varias veces por minuto, y no somos conscientes de nuestras respiraciones. Unas son más profundas, otras superficiales, algunas largas y otras cortas. Debemos notar el aire más seco y frío cuando inspiramos y más húmedo y caliente cuando espiramos. La distribución por ambos conductos de la nariz también se modifica en cada respiración.
8.     Observar nuestros pensamientos: ¿qué pensamientos predominan en nuestra mente cada día? ¿Consideramos que son reales o solo una interpretación del mundo?
9.     Observar nuestras emociones : tomamos nota de nuestras principales emociones cada día. ¿Cuáles predominan? ¿Tenemos la sensación de que son reales?
10. Tomar nota del «yo»: observamos cómo nuestro mundo siempre nos incluye a nosotros, siempre «personalizamos» todo. Lo que ocurre siempre lo interpretamos en relación con nosotros, interpretando si nos beneficia o nos perjudica. Nos damos cuenta de que nosotros somos «lo que observa» todo eso, pero no tendríamos que sentirnos influidos por ello. Estamos dentro de una película en la que somos los protagonistas, pero no nos identificamos con la película, solo es eso, un juego.
11. Observar la consciencia: tomamos consciencia de nuestra consciencia. Es lo que observa todo y se da cuenta de los objetos y de lo que ocurre. Pero la consciencia puede volverse sobre sí misma y autopercibirse, es la consciencia de la consciencia. ¿Dónde dirigimos la consciencia en cada momento y por qué? ¿Qué buscamos en el mundo? ¿Qué nos mueve?
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 82l
 
 
 
La diferencia entre el mundo de vigilia y el mundo onírico está en que el primero es autoexistente, no depende del perceptor, sigue existiendo, aunque no estemos ahí. El mundo onírico solo depende de nosotros, lo creamos en cada momento. No está sujeto a ninguna ley física ni de ningún tipo; es simplemente ilimitado, pero tenemos que creer que lo es. Cuando despertamos en un sueño lúcido, la mente sigue con sus patrones del mundo real y cree estar sujeta a sus leyes, pero no lo está. Solo tenemos que ser conscientes de todo ello.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 84
 
 
Posturas
 
• POSTURA DEL LEÓN: en la tradición del «yoga del sueño» tibetano, la postura que se recomienda para dormir es la del «león dormido». Es en la que se supone que murió Buda y se le representa así en muchas pinturas y esculturas por toda Asia. Este mudra (gesto en el lenguaje budista) o asana (postura corporal en la tradición yóguica) se asociaría a sueños lúcidos. Consiste en tumbarse del lado derecho si eres varón y del lado izquierdo si eres mujer, mirando al norte (Holecek, 2020; Evans-Wentz, 1975; Wallace, 2018). Las piernas, ligeramente dobladas, en un ángulo de 45 grados y cercanas al abdomen. La palma de la mano derecha debería servir de almohada a la mejilla derecha. Hay que taparse la fosa nasal derecha con el dedo índice derecho y dejar que la saliva se junte en la garganta. Existen variaciones en las que los dedos pulgares y anular toman el pulso a las arterias del cuello y la nariz se tapona con la mano izquierda (Evans-Wentz, 1975). Se puede usar una almohada un poco más elevada, teniendo cuidado con el cuello. Hay que respirar suavemente y relajar el cuello, de forma que no se escuche ni inspiración ni espiración (Wangyal Rinppoche, 2019).
 
Según el budismo tibetano, esta postura produce que el viento que fluye por el canal derecho, y que es llamado «prana del veneno solar», un viento considerado masculino y extrovertido, no fluya. Desde la perspectiva del yoga del sueño es un prana negativo, porque, si fluye por este canal, tiende a mantenernos despiertos. Por el contrario, el viento que fluye por el canal izquierdo es llamado «prana del néctar lunar» y se considera positivo para el yoga del sueño, así como para dormir en general, e incluso para morir. Esta postura del león facilita que no entre prana negativo y que sí penetre el positivo. La postura y todas las demás características se invertiría en la mujer. Según el yoga del sueño tibetano (Evans-Wentz, 1975), esta postura permite al practicante pasar lúcido de la vigilia al sueño, sin que se interrumpa el flujo de consciencia.
 
• SENTADO: es la postura en la que se duerme en el avión. Suele producir un sueño ligero, que conduce más fácilmente a la lucidez. En el Tíbet, en los retiros de tres años, tres meses y tres días, conducentes al grado de lama, era frecuente que los monjes se dejasen barba o pelo largo y se clavasen el cabello o la barba a la pared con una chincheta. De esta manera, cuando se dormían por la noche en postura de loto, si la cabeza se ladeaba ligeramente el tirón del pelo los despertaba. Esa postura generaba, con frecuencia, sueños lúcidos.
 
La postura puede usarse, por sí misma, como técnica para inducir el sueño lúcido. O puede considerarse una postura básica para hacer cualquiera de las otras técnicas llamadas WILD, que son las que se hacen despierto antes de caer en el sueño. No sirven para todo el mundo, por lo que debemos comprobar si nos ayudan, o no, y actuar en consecuencia.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 84
 
 
Según los estudios realizados por LaBerge y cols. (1994), los mejores momentos para obtener sueños lúcidos son las siestas. Aunque en España usamos la palabra «siesta» refiriéndonos al sueño de la tarde, en Estados Unidos se usa la palabra nap en el sentido de sueño ligero, precedido por un período consciente, que puede producirse por la mañana, después de despertarse, o durante la tarde, como nuestras típicas siestas. Por tanto, la lucidez es más probable en un sueño corto, de hora u hora y media máximo, después de despertarnos por la mañana. Es diez veces más probable tener un sueño lúcido en esos momentos que por la noche. Sin embargo, la siesta de la tarde, como la entendemos en España, es menos efectiva para los sueños lúcidos que los sueños breves de la mañana (LaBerge y cols., 1994). También es más frecuente tener sueños lúcidos en la última mitad de la noche, ya que en este período la latencia hasta el sueño REM es menor.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 86
 
 
Se han observado tres condiciones que suelen preceder al descubrimiento de que un sueño es lúcido: a) elevada ansiedad o estrés: esto permite concluir al soñador que la situación que produce ansiedad solo puede ocurrir en un sueño; b) detección de incongruencias en relación con las leyes de la realidad, como sentir que volamos, y c) reconocer que estamos soñando basándonos en la experiencia que está ocurriendo.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 87
 
 
En la tradición budista, la luna es importante porque muchos de los momentos importantes de la vida del Buda ocurren en luna llena. Esa es la razón por la que las principales festividades sean en luna llena, y, en esos días, se considera que el efecto del karma, positivo o negativo, se incrementa enormemente.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 87
 
 
Aunque la mayoría de los estudios realizados por la psicología demuestran que la luna no tiene influencia en los actos humanos, existe un estudio que confirma que, en las 3-4 noches anteriores y posteriores a la luna llena, se produce una disminución del sueño profundo de un 30%, lo que implicaría un mayor acceso a los períodos REM (Cajochen y cols., 2013). Por tanto, los períodos cercanos a la luna llena serían especialmente útiles para intentar tener sueños lúcidos.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 87
 
 
Según cuenta Morley (2019), Lama Yeshe Rimpoché insistía en que para tener sueños lúcidos era necesario tener el depósito lleno. ¿Lleno de qué? De energía, de prana o de chi. La tradición tolteca insiste en la limitada capacidad de energía del ser humano y de cómo las actividades espirituales no son sino una redistribución de la energía para poder dedicarla a lo importante. Y el arte del sueño es uno de esos temas. Es importante identificar lo que aumenta o disminuye la energía. Mucha gente incrementa la energía mediante las técnicas cuerpo-mente, como yoga, tai chi, chi kung o artes marciales; el ejercicio o el baile; la meditación en todas sus formas, como mindfulness, compasión u otras; siendo creativos; la risa; los actos de bondad y de conexión con otros seres humanos, o prácticas de psicología positiva como el agradecimiento (García Campayo, 2018). Por el contrario, suelen bajar la energía actividades como el uso de pantallas y nuevas tecnologías, discutir, odiar, o actividades intrascendentes como hablar por hablar o criticar.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 88
 
 
Pueden usarse hierbas y suplementos nutricionales para mejorar la frecuencia de sueños lúcidos. Algunos ejemplos son:
 
Galantamina
Vitamina B
El fármaco donepezilo también se ha usado con esta función, demostrándose eficaz
Otras drogas, como el LSD, la psilocibina o la triptamina, incrementan la fase REM, lo que facilitaría los sueños lúcidos. La psilocibina y la ayahuasca, a microdosis y en contextos rituales chamánicos, parecen aumentar la probabilidad de experimentar sueños lúcidos (Brown, 2016).
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 89
 
 
Aunque no existen estudios que lo avalen, la experiencia de muchos meditadores y soñadores es que la deprivación sensorial facilita la experiencia de sueños lúcidos. Los tanques de flotación, las piscinas de agua en las que uno se sumerge con gafas oscuras y reducen a cero cualquier experiencia sensorial, pueden ser una forma actual de conseguirlo (Holecek, 2021). En las tradiciones contemplativas, sobre todo en el budismo tibetano, se utilizaban los «retiros de oscuridad». En ellos, el meditador se encerraba en cubículos o cuevas absolutamente aislados de la luz, con oscuridad absoluta, durante horas, hasta días, meses, años o, incluso, décadas. Lo habitual era permanecer 49 días, lo que dura el bardo o estado intermedio entre la vida y la muerte, según el Libro tibetano de los muertos (Bardo Thodol). Los retiros de oscuridad se usan en la tradición Bön, Nyngma y otras escuelas de budismo tibetano. Su objetivo es viajar por el bardo y desarrollar el cuerpo de arcoíris. Solo podían ser practicados por maestros muy experimentados y bajo supervisión.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 92
 
 
Tradicionalmente, en la cultura budista tibetana, los yoguis del sueño trabajaban con compañeros que dormían a su lado y, cuando estaban dormidos, les susurraban frases al oído del tipo: «Ahora estás dormido. Despierta en tu sueño». Actualmente, esto puede hacerse de forma más efectiva aún, porque el compañero puede saber cuándo estamos en fase REM por: a) el movimiento de los ojos bajo los párpados; b) por el tiempo que llevas durmiendo, calculando los ciclos, y c) por los movimientos musculares. LaBerge y Rheingold (2014) recomiendan el uso de estos compañeros de sueño en técnicas denominadas WILD, que veremos posteriormente: técnicas que se utilizan a partir del estado de despierto, en el proceso de transición al sueño.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 93
 
 
Los videojuegos con un alto nivel de inmersión en entornos ficticios aumentan los sueños lúcidos, sobre todo cuando son físicos e interactivos, como la Wii Fitness® (un aparato tipo videojuego para hacer deportes y otros juegos con activación muscular). No hay una relación directa entre el tiempo que se permanece jugando o la involucración con el juego y la experiencia de sueños lúcidos. Lo que existe es una mayor integración de los contenidos del juego en los sueños cuanto más tiempo se está jugando y más involucración con los juegos exista. Y, posteriormente, conforme estos contenidos de los videojuegos se integran en los sueños que se recuerdan, más sueños lúcidos y control sobre los sueños existe.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 94
 
 
La pregunta clave a la que responden estas intervenciones es: «¿Puede un estímulo externo de baja intensidad (para no despertar), presentado durante el sueño REM, desencadenar el recuerdo de desear estar lúcido?». Porque el problema es que, por mucho que durante el día uno se proponga estar lúcido, no es fácil recordarlo durante el sueño. Esta «transferencia» del estado de despierto al de sueño es el gran problema de muchas técnicas. Otro problema es la intensidad del estímulo, que tiene que ser suficiente como para incorporarlo en el sueño, pero no tan intenso como para despertar al sujeto (Hearne, 1983). En cuanto al momento para usarlo, el mejor parece ser durante la fase activa o fásica del sueño REM.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 95
 
 
En general, no parece que haya diferencias en calidad, viveza o características entre sueños lúcidos espontáneos e inducidos. Por eso, y aunque son necesarios más estudios, la eficacia del DreamLight® está fuera de duda.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 104
 
 
 
Si queremos empezar a tener sueños lúcidos, el paso inicial imprescindible es recordar los sueños, porque sin sueños, no hay sueños lúcidos. Es posible que hayamos tenido algún sueño lúcido y que, simplemente, no lo hayamos recordado. Por otra parte, para tener un sueño lúcido hay que recordar en el sueño que es un sueño, por tanto, debemos estar familiarizados con cómo son nuestros sueños y qué circunstancias «extrañas» predominan en ellos.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 105
 
 
Antes de empezar a usar las técnicas de inducción del sueño, deberíamos poder recordar al menos un sueño cada noche. Si no, tendríamos previamente que trabajar sobre el recuerdo de los sueños (LaBerge y Rheingold, 2013). Para ello, se deben realizar tres actividades: 1) utilizar estrategias para recordar mejor los sueños; 2) llevar un diario de sueños, y 3) analizar los sueños para encontrar patrones y «signos del sueño».
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 105
 
 
Los estudios confirman que los individuos predispuestos al ensimismamiento, la imaginación y la fantasía recuerdan mejor los sueños.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 15
 
 
Nada difumina más el recuerdo del sueño que despertarse de forma apresurada.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 107
 
 
La mayor dificultad es la pereza, generalmente producto de no valorar la importancia de los sueños. Sin ese diario de sueños y sin el recuerdo casi sistemático de los sueños cada noche, es casi imposible tener sueños lúcidos. La práctica nos demostrará que lo que se recibe al escribirlos es mucho más que el esfuerzo que, sin duda, requiere.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 109
 
 
A las personas que dicen que no sueñan lo que les ocurre, realmente, es que no recuerdan los sueños.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 110
 
 
Una vez que el recuerdo de los sueños ha aumentado lo suficiente y hemos podido escribir en nuestro diario de sueños durante bastante tiempo, podemos empezar a realizar este ejercicio. Es un trabajo a largo plazo, de meses, porque requiere analizar material onírico de bastante tiempo. Los sueños acumulados nos van a permitir: a) analizar los sueños, y b) detectar las señales oníricas. Por un lado, nos van a permitir analizar nuestros sueños. No estamos hablando de una interpretación específica de los sueños como se hace en algunas escuelas psicoanalíticas. Sigmund Freud, el padre del psicoanáisis, en su obra seguramente más influyente La interpretación de los sueños (Freud 1988; 2013), ofrece una exhaustiva guía para poder analizarlos. Aquí nos referimos a conocer ciertos aspectos de nosotros mismos. Algunos de los más relevantes son: el tipo de relación que mantenemos con otras personas, hábitos que necesitamos conocer o vigilar, o deseos insatisfechos o contradictorios que pueden salir a la luz. Existen diferentes técnicas para trabajar con los diarios de sueños (Delaney 1988; Ullma y Zimmerman, 1979; Garfield, 1974), aunque la interpretación de los sueños no es un elemento relevante para nuestra tarea. Desde la perspectiva de los sueños lúcidos, lo importante es analizar las señales del sueño: son las incongruencias, los errores, los absurdos de los sueños. Nos permitirán identificar que estamos en un sueño; y en cada persona tienden a mostrar un patrón reiterativo. Para identificarlos, se recomienda trabajar así (LaBerge y Rheingold, 2013): deberíamos empezar a señalar, con diferentes colores, materiales que se repitan con alguna frecuencia. Pueden ser situaciones (por ejemplo: escapar, viajar, dar clase), personas, lugares, objetos. También deberíamos hacer un listado de situaciones extrañas que nos ocurran en el sueño (por ejemplo: seres increíbles, personas que son mezcla de personas reales, lugares fantásticos, etc.). La idea es sensibilizarnos con los patrones a) recurrentes, para incluirlos en la memoria prospectiva, como luego describiremos, y b) fantásticos, extraños, para memorizarlos e intentar asómbrarnos en el sueño, cuando aparezcan, y hacer un chequeo de la realidad. Estos elementos se denominan «señales oníricas», son temas personales importantes para nosotros que tienden a ser recurrentes; pueden ser el hilo que nos lleve al laberinto de la lucidez. Este ejercicio es una especie de mapa de nuestros sueños raros o recurrentes, para poner la lupa en ellos, para ser más consciente en esos momentos y hacer un chequeo de estado. Si hemos identificado señales oníricas, antes de ir a dormir tendríamos que repetirnos que vamos a estar atentos a si aparecen dichas señales. Por ejemplo, «la próxima vez que aparezca mi padre fallecido, intentaré darme cuenta de que estoy soñando».
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 110
 
 
Categorías de señales oníricas
Se considera que hay cuatro principales, y cada una de ellas se divide en subcategorías (LaBerge y Rheingold, 2013):
 
1.     CONSCIENCIA: sería lo que le sucede al soñador, al «yo» durmiente. Incluye:
o    Pensamientos: peculiares, repetidos, destacados (por ejemplo: «pensé en el secreto de la inmortalidad, descubrí la fórmula de la piedra filosofal»).
o    Emociones: intensas, conmovedoras, inesperadas, contradictorias (por ejemplo: «incomprensiblemente, me sentí muy atraído por…, lloré al encontrarme con…»).
o    Sensaciones: absurdas, inesperadas, incomprensibles (por ejemplo: «una mano salía de dentro de mi cuerpo, veía los objetos como si hubiese tomado LSD»).
 
2.     ACCIONES: insólitas o imposibles fuera de los sueños. Realizadas por nosotros o por otros personajes. Los objetos que funcionan de forma diferente a la realidad, o acciones que nunca haríamos o esperaríamos en otros. Incluye:
o    Realizadas por nosotros (por ejemplo: «volví volando, andaba bajo el agua, hice una intervención quirúrgica»).
o    Realizadas por otras personas o animales (por ejemplo: «la vaca me habló, mi amigo voló en un coche»).
o    Realizadas por objetos (por ejemplo: «el sol se apagó, el chocolate andaba, el plato me habló»).
 
3.     FORMAS: nuestro aspecto o el de las personas y animales que aparecen se deforman, multiplican o cambian de algún modo. A veces son cambios menores, como un peinado diferente o una ropa atípica. Incluye:
o    Forma del yo (por ejemplo: «ser de distinto sexo al real, soy Napoleón, soy una vaca»).
o    Forma de los humanos y animales (por ejemplo: «era una mezcla de ratón y elefante, fulano era calvo cuando no lo es, vi un centauro»).
o    Forma de los objetos (por ejemplo: «las calles parecían un gusano, la habitación latía, mi casa era gigante»).
 
4.     CONTEXTO: el lugar donde se desarrolla el sueño es extraño o imposible. El tiempo en el que se produce no es el actual. Los objetos o personajes están fuera de lugar. Incluye:
o    Papel o lugar del yo (por ejemplo: «soy presidiario, vivo en Nueva Guinea-Papúa»).
o    Papel o lugar de los personajes (por ejemplo: «estoy casado con mi jefa, mi hijo pequeño vivía en Japón»).
o    Lugar de los objetos (por ejemplo: «mi coche estaba en la azotea, los autobuses volaban»).
o    Tiempo (por ejemplo: «estábamos en la época de la antigua Grecia, el sueño estaba situado en el año 3000»).
 
Los estudios científicos confirman que en los sueños en que existen más señales del sueño es más fácil despertar. Y que los grupos de señales que más inducen la lucidez son las de consciencia y de acción. Entrenarse en la vida diaria para detectar estas señales del sueño incrementaría la lucidez (Levitan, 1992).
 
Las primeras investigaciones sobre las señales del sueño las llevaron a cabo los doctores Stephen LaBerge y Howard Rheingold en 1990 (LaBerge y Rheingold, 2014). A partir de los experimentos con muchos soñadores lúcidos, determinaron qué signos de sueño eran los más frecuentes como inductores de lucidez. Por orden de efectividad al inducir consciencia durante el sueño, se establecieron los siguientes signos (Levitan, 1992):
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 111
 
 
En suma, los pasos que deberíamos seguir para identificar signos del sueño son los siguientes: Escribir un diario de sueños: registrándolos como hemos comentado. Cuando tengamos al menos una docena, podemos seguir con los siguientes pasos. Identificar nuestras señales oníricas: debemos señalar en colores todos los temas que te llamen la atención, usando estas cuatro categorías básicas: consciencia, acciones, formas y contexto. Crear un inventario de señales oníricas: identificar las señales por categorías y subcategorías según el cuadro anterior. Seleccionar las señales oníricas que más nos llamen la atención o que más se repitan. Identificar las señales oníricas en la vida diaria: los temas que hemos señalado hay que observarlos en el día a día, comprobar cómo ocurren en la realidad y centrarnos en las diferencias. Debemos familiarizarnos con esos objetos, de forma que, cuando aparezca en el sueño cualquier discrepancia, podamos hacernos conscientes de ello.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 115
 
 
Diferencia entre sueños WILD y DILD
 
Existen dos tipos de sueños lúcidos (LaBerge, 1980):
1. En los DILD (Dream-Initiated Lucid Dreams), el soñador adquiere la lucidez tras haberse quedado dormido de manera inconsciente.
2. En los WILD (Wake-Initiated Lucid Dream ) o sueños lúcidos iniciados desde la vigilia, se pasa de estar despierto a dormido de forma consciente.
Estos dos tipos de sueños y de caminos al sueño lúcido difieren en diferentes aspectos: los WILD siempre se asocian a breves despertares, a veces de solo segundos de duración, e inmediatamente se vuelve al sueño REM. El individuo tiene la sensación subjetiva de haber estado despierto, cosa que no ocurre con los sueños DILD (LaBerge, 1980). En general, los sueños WILD solo suponen el 28% de los sueños, mientras que los DILD constituyen el 72% (LaBerge 1980). Los sueños WILD son mucho más frecuentes a última hora de la mañana o en la siesta y son más habituales en el laboratorio del sueño que en casa (LaBerge, 1980). LaBerge (1980) cree que es porque en el laboratorio se es mucho más consciente del entorno y de que uno no debe moverse, para no interferir en los registros fisiológicos, por lo que se recuerdan mejor los sueños tras despertar.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 120
 
 
Técnicas DILD occidentales para desarrollar sueños lúcidos
 
1. Chequeo o verificación de la realidad.
 
2. Técnicas de resolución/intención.
 
3. Técnica de autosugestión y de sugestión posthipnótica.
 
4. Técnica combinada de Tholey.
 
5. Entrenarse en observar la ensoñación estando despierto.
 
6. Técnica MILD.
 
TÉCNICA MISCELÁNEA
 
1. Despertarse y volver a la cama (WBTB) (Wake-up-Back-To-Bed ).
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 121
 
 
Una de las principales razones por las que no reconocemos que estamos durmiendo es porque no nos preguntamos sobre lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. El mundo onírico se nos aparece tridimensional, en color, multisensorial, como el mundo de vigilia. En el sueño se nos puede aparecer nuestro padre u otro familiar ya muerto hace años, podemos volar o llevar a cabo actividades imposibles en el mundo de vigilia, o puede surgir un monstruo marino o un dragón que solo existen en el mundo de la fantasía, y todo nos parece posible. No cuestionamos el estatus de realidad. La razón es que tampoco lo cuestionamos en el mundo de vigilia. ¿Cuántas veces nos preguntamos en la vida diaria si estamos soñando? Entonces, ¿por qué nos lo habríamos de preguntar cuando estamos durmiendo?
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 121
 
 
Principales pruebas de verificación de la realidad
 
  • Repetir dos veces una misma acción y ver cómo cambia de la primera a la segunda. LaBerge y Rheingold (2014) son entusiastas de esta técnica. Recomiendan leer un texto y, al volver a leerlo, comprobar que cambia, porque ya no tiene sentido o se convierte en un jeroglífico. Según ellos, mientras lees un texto, cambia en el 75% de los casos y, si se lee una segunda vez, cambia en el 90%. También sugieren mirar un reloj digital y ver cómo cambia la hora mientras lo miramos, o comprobar cómo cambia al mirarlo en dos momentos distintos. Curiosamente, esto no ocurre con los relojes analógicos de toda la vida, con los que es mucho más fácil autoengañarse. Cualquier objeto que miremos, cuando quitemos la vista y volvamos a enfocarlo, habrá cambiado, algo que no ocurre en vigilia.
 
  • Mirarse la mano y otras pruebas relacionadas con ella. Carlos Castaneda en su libro Viaje a Ixtlán (1984) describe mirarse las manos como técnica de verificación de la realidad. Simplemente mirarse las manos hace que, en el sueño, veamos anomalías de forma habitual: más o menos dedos, deformidades, una mano de diferente tamaño, etcétera. Una versión de esta técnica es perforar una mano con el índice de la otra, otra es tirarse del dedo índice o corazón de la mano izquierda (si eres diestro), y una tercera versión, más difícil, es atravesar una pared con la mano. En la vigilia no pasa nada, pero en el sueño el dedo perfora la otra mano o la pared y el dedo, al tirar, se estira indefinidamente.
 
  • Proceso de haber llegado allí. Nuestras acciones en el estado despierto tienen una sucesión temporal que podemos recordar. En el sueño, debemos preguntarnos ¿Cómo hemos llegado a ese lugar o situación? No hay una secuencia lógica, sino un salto en la experiencia producido por la incongruencia del sueño.
 
  • Acciones imposibles, como volar o atravesar una pared. Volar es una de las más populares. En vigilia saltas y caes rápidamente al suelo sin volar, pero, en el sueño, ese acto produce que volemos; y eso nos confirmará que estamos soñando. Otra acción típica consiste en atravesar una pared, lo que lógicamente es imposible en vigilia.
 
  • Respirar tapándose la nariz. Para muchos soñadores es la prueba definitiva: comprobar que, pese a taparse la nariz, siguen respirando.
 
  • Prueba tolteca. La que se recomienda en esta cultura es comprobar que, cuando miramos en el sueño, no nos vemos la nariz, la única parte de nuestro cuerpo que siempre nos vemos, miremos lo que miremos.
 
  • Prueba tibetana. En los sueños nunca generamos sombra ni podemos vernos las huellas al pisar.
 
Hay una serie de pruebas que se consideran inadecuadas para comprobar que estamos en un sueño. Una de ellas es preguntar a los personajes del sueño. Ellos siempre nos van a afirmar que eso es la realidad. Eso es lo que suele ocurrir, aunque estemos completamente lúcidos.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 124
 
En realidad, el simple hecho de preguntarnos en un sueño si estamos soñando ya implica una importante lucidez. Cada vez que sintamos la genuina necesidad de evaluar si estamos durmiendo, seguramente es porque estamos soñando.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 126
 
 
Técnica de la intención
 
1.     Decidir reconocer el sueño. Al despertar de un sueño o al inicio de la noche, hay que recordar nuestra intención clara y confiada de hacerse consciente de que estamos soñando.
2.     Visualizarnos reconociendo el sueño. Nos imaginamos de la forma más vívida posible que estamos soñando y encontramos algún signo del sueño que nos hace tomar consciencia de que estamos soñando.
3.     Imaginar que desarrollamos una tarea específica y prefijada en el sueño. Es importante tener claro cómo reconoceremos que estamos en un sueño y qué acción haremos a continuación. La acción que se recomienda es volar. Nos visualizamos desarrollando toda esa escena. Otra alternativa es tirarse del dedo.
 
Aquí la idea es que hacemos la acción (por ejemplo: volar) y es la acción la que nos hace lúcidos; no estamos primero lúcidos y luego hacemos la acción. Por eso, la acción debe ser una señal onírica, por ejemplo, volar, mirarse las manos o tirarse de un dedo (Garfield, 1974; Tholey, 1983). Si no existe la intención de realizar una acción específica cuando despertemos del sueño, el deseo de estar lúcido será demasiado vago e ineficaz.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 129
 
 
En MILD, el énfasis es «recordar» que uno está soñando, mientras que, en intención, es «reconocer» que uno está soñando.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 130
 
 
Técnica de la autosugestión
 
1.     Relajarnos. Tumbados en la cama, cerramos los ojos y relajamos la cabeza y todo el cuerpo. Borramos toda tensión física y mental y respiramos de una forma cómoda y tranquila. Disfrutamos de esta relajación y dejamos pasar, usando mindfulness , cualquier pensamiento o emoción, hasta que la mente esté serena.
2.     Repetirnos a nosotros mismos que vamos a tener un sueño lúcido. Nos decimos a nosotros mismos que tendremos un sueño lúcido, ya sea esa noche o en el futuro. No debemos hacer un esfuerzo intencionado al sugerírnoslo. No debemos insistir usando frases imperativas: «Esta noche tengo que tener un sueño lúcido». Como se observa una tendencia a perder la esperanza si no se tiene éxito en unas cuantas noches, hay que generar una esperanza genuina, una confianza en que ocurrirá.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 132
 
 
Morley (2019) también propone el entrenamiento que sigue. Recomienda que, cuando estemos adormecidos pero no cansados, busquemos dónde tumbarnos, pero no dentro de las sábanas porque no queremos dormirnos. Poner el despertador para que suene a los 20 minutos y limitarnos a estar tumbados con los ojos cerrados. Después de comer, esos primeros 15 minutos son clave. Intentar observar las imágenes hipnagógicas, atendiendo al cuerpo y a la respiración, intentando no dormirse. Se puede hacer también antes de dormir por la noche, durante la primera media hora: ponerse un despertador a los 30 minutos y observar el estado hipnagógico. Esta técnica tiene una fuerte influencia WILD.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 129
 
 
MILD (Mnemonic Induction of Lucid Dreams: inducción mnemónica de sueños lúcidos) es mucho más eficaz en los sueños breves de la mañana que al inicio de la noche
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 137
 
 
Parece que lo más eficaz es despertarse 30-120 minutos antes de lo habitual, permanecer despierto 30-120 minutos, ir a la cama, practicar MILD y dormir un sueño breve (LaBerge y cols., 1994; Levitan, 1990a; 1991a; Levitan y cols., 1992). Sin embargo, para la técnica MILD son poco favorables períodos de despertar cortos de 10 minutos antes de volverse a dormir (LaBerge y cols., 1994) o inmediatamente después de despertarse (Levitan, 1991a), o demasiado largos, como 4 horas (Levitan, 1990a), o tomar una siesta entre las 2 y las 5 pm (Levitan y cols., 1992). MILD parece ser más eficaz que la estimulación luminosa durante el sueño REM, sin embargo, la combinación de ambas es superior (LaBerge, 1988; Levitan y LaBerge, 1994).
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 138
 
 
La importancia de la memoria prospectiva
 
Este método está basado en la habilidad de recordar hacer una acción en el futuro, estableciendo una relación entre una conducta deseada (Y) y las futuras circunstancias en las que uno intenta actuar (X). La conducta deseada es volverse lúcido, y las circunstancias son las pistas que asociamos al sueño REM, la imaginería vivida. Esta asociación se fija en la memoria a largo plazo, tanto visualizándose a uno mismo realizando la intención, como ensayando verbalmente la fórmula prescrita. LaBerge describió que era más eficaz si se hacía durante un período de despertar de madrugada, previo al último sueño de esa noche.
El tema clave es la intención, previa al sueño, de recordar que tenemos que darnos cuenta de que estamos soñando unas horas más tarde, cuando estemos durmiendo. ¿Qué hacer para acordarse de hacer algo en un sueño? Para ello, es importante conocer cómo se recuerdan cosas en la vida diaria despierta. En general, lo que solemos hacer es utilizar algunas ayudas mnemónicas, como una lista de cosas que hay que hacer, una nota en una puerta, un hilo en el dedo, etcétera. Pero ¿cómo recordar hacer acciones en el futuro (lo que se llama memoria prospectiva) sin usar recordatorios externos, ya que no podemos usarlos en los sueños? Es muy importante la motivación; es más difícil olvidar lo que es muy importante para nosotros.
Por eso, debemos convertir la búsqueda de sueños lúcidos en una de las principales preocupaciones de nuestra vida. De esta forma, el sistema cerebral de búsqueda de objetivos está activado hasta que se consigue. Un ejemplo sería recordar comprar el periódico cuando vayamos a la papelería. Seguiremos realizando comprobaciones de si lo hemos comprado hasta que las circunstancias nos permitan hacerlo (Harris, 1984). Por tanto, para facilitar la memoria prospectiva es necesario:
 
1. Sentirse fuertemente motivado.
2. Hacer asociaciones entre lo que queremos conseguir y las circunstancias en que lo vamos a lograr.
 
Esta técnica se refuerza mucho si usamos una mnemotecnia (una ayuda para memorizar), como visualizarnos a nosotros mismos haciendo lo que pretendemos recordar.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 139
 
 
El requisito previo para la práctica MILD es que desarrollemos la capacidad de acordarnos de realizar actividades futuras estando despierto.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 140
 
 
La técnica MILD Morley (2019) desarrolla el acrónimo para que nos acordemos: M (m emoriza el sueño que acaba de tener), I (i ntención, fíjala en el objetivo), L (l ucidez, visualízala), D (d uérmete, o repite sueño).
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 143
 
 
Técnica MILD
 
1.     Mentalizarnos para recordar el sueño. Antes de acostarnos, decidimos que vamos a despertarnos y a recordar los sueños durante cada período de sueño de esa noche (o el que decidamos, siendo el más efectivo el último de la mañana).
2.     Recordar el sueño. Cuando nos despertemos de un período de sueño, trataremos de recordar la mayor cantidad posible de detalles. Si estamos somnolientos, nos levantamos para recordarlo mejor.
3.     Concentrarnos en nuestro objetivo (memoria prospectiva). Nos repetimos continuamente que nuestro propósito es acordarnos de que estamos soñando. Podemos decirnos: «La próxima vez que esté soñando, quiero recordar que estoy soñando». Pensamos solo en esto, sintiéndolo, viviendolo.
4.     Visualizarnos a nosotros mismos despertando en el sueño. Imaginamos que regresamos al sueño del que hemos despertado, pero esta vez reconocemos que es un sueño. Buscamos una señal onírica en el sueño recordado y, cuando la veamos, imaginamos que nos decimos «Estoy soñando», y que seguimos el sueño de forma lúcida. Podemos visualizarnos haciendo alguna acción de comprobación, como volar, mirarnos la mano, tirarnos del dedo o leer algo.
También podemos visualizarnos durmiendo en la cama, con movimiento rápido de los ojos por estar en fase REM, y nos vemos en el sueño repitiendo la frase asociada y siendo lúcidos en el sueño.
5.     Repetir los pasos 3 y 4. Hasta que tengamos clara nuestra intención y nos la repitamos. Nos aseguramos de que, al dormir, este sea el último pensamiento. Si hay otros pensamientos, nos repetimos el proceso una y otra vez hasta conseguirlo.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 143
 
 
 
(Técnica WILD: Wake-Initiated Lucid Dream o sueños lúcidos iniciados desde la vigilia), es decir, conservando la consciencia mientras se pierde la vigilia.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 147
 
 
Las técnicas para inducir los sueños pueden utilizarse:
 
a.      Al inicio de la noche, cuando nos echamos a dormir. En este momento es más difícil tener sueños lúcidos, porque el período REM solo ocurre después de un largo período No REM.
b.     Cuando nos despertamos a mitad de la noche, tras haber tenido algún período de sueño esa noche. También pueden practicarse en la siesta o en períodos breves de sueño durante el día (llamados naps en inglés). En esos dos períodos, las técnicas WILD pueden usarse: 1) inmediatamente después de despertar de un sueño (Levitan, 1991), o 2) después de un período de estar despierto, entre 30 y 120 minutos (Tholey, 1983). La mayoría de autores (LaBerge y Rheingold, 2014) aseguran que es más fácil obtener cualquiera de los tipos de sueños lúcidos a medida que avanza la noche que al inicio, ya que el porcentaje de sueño REM es mucho mayor conforme avanza la noche.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 147
 
 
Técnicas WILD occidentales
 
1.     Observar las alucinaciones hipnagógicas o técnica de la imagen.
2.     Técnica de la cuenta atrás.
3.     Técnicas de atención al cuerpo y al proceso REM.
3.1. Técnica de los cuerpos gemelos o del doble cuerpo.
3.2. Técnica del cuerpo único.
3.3. Técnica de la ausencia de cuerpo o del yo como un punto.
3.4. Técnicas combinadas de cuerpo e imagen/alucinaciones hipnagógicas.
4.     Otras prácticas atencionales durante el sueño, occidentales y orientales.
5.     Reentrada en el sueño.
6.     Técnica SSILD.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 149
 
 
Observar las alucinaciones del sueño en el período hipnagógico o hipnopómpico. La llamada técnica de la imagen por Tholey Para LaBerge y Rheingold (2013), esta es la principal técnica WILD. El período hipnagógico es aquel en el que se pasa de despierto a dormido, y el hipnopómpico es a la inversa.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 149
 
 
Observar las alucinaciones del sueño en el período hipnagógico o hipnopómpico. La llamada técnica de la imagen por Tholey
 
Para LaBerge y Rheingold (2013), esta es la principal técnica WILD. El período hipnagógico es aquel en el que se pasa de despierto a dormido, y el hipnopómpico es a la inversa. Observa (Schachter, 1967) que, en primer lugar, suelen aparecer los pensamientos verbales. Con el tiempo, llegan las imágenes, primero muy sencillas, como destellos de luz tipo flashes o patrones geométricos similares, aunque mucho menos vívidos que los que aparecen tras el consumo de alucinógenos. Después, aparecen las imágenes más complicadas: rostros, objetos y, finalmente, las escenas completas. El momento clave es cuando se pasa de observar estas imágenes desde fuera a estar incluido en la escena. Por último, aparecen sueños breves o fragmentos de sueño, el inicio de las alucinaciones hipnagógicas, que constituyen un estado de semisueño, especialmente útil para intentar las técnicas WILD. La clave es conseguir que esos sueños breves sean lúcidos. A partir de ahí, habría que mantener esos sueños breves lúcidos, alargándolos y manteniéndose conscientes en ellos hasta conseguir un sueño lúcido.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 149
 
 
Técnica de la alucinación hipnagógica
 
1.     Relajarnos. Tumbados en la cama, cerramos los ojos y relajamos la cabeza y todo el cuerpo. Borramos toda tensión física y mental y respiramos de una forma cómoda y tranquila. Disfrutamos de esta relajación y dejamos pasar con mindfulness cualquier pensamiento o emoción, hasta que la mente esté serena.
2.     Observar las imágenes visuales. Concentrarse progresivamente en las imágenes visuales que aparecen en la mente. Observar cómo empiezan y acaban. No hay que aferrarse a ellas, sino observarlas sin deseo de hacer nada, como un observador neutral. Al principio, veremos imágenes desconectadas y fugaces, pero, poco a poco, se formará un escenario.
3.     Adentrarse en el sueño. Este es el paso clave. Cuando las imágenes se conviertan en un escenario en movimiento, vivo, dejamos que nos arrastren pasivamente. No tratamos de entrar activamente en la escena onírica, sino observar con interés desapegado, pero abierto a entrar. La dificultad está en mostrar demasiado interés o demasiado poco.
 
Dificultades: las dos principales son las siguientes:
 
1.     El mayor problema, como dice Tholey (1983), es que «no es deseable penetrar activamente en el escenario, ya que esa intención, por norma, provoca que el escenario desaparezca. Hay que dejarse arrastrar pasivamente a la escena». El maestro tibetano Tarthang Tulku (1981) dice: «Mientras se observa delicadamente la mente, debemos conducirnos al estado onírico como si llevásemos a un niño de la mano».
2.     Otro problema es, como relata Rapport (1948), quedarse atrapado por la brillantez del sueño. En ese caso, como recomienda Tholey (1983), hay que llevar a cabo alguna acción para seguir manteniéndose lúcido, como veremos en el capítulo sobre técnicas para mantenerse lúcido.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 151
 
 
En la parálisis del sueño, la persona debe relajarse, y esta desaparece progresivamente.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 155
 
 
Las parálisis del sueño son inofensivas. Se cree que las historias medievales de íncubos y súcubos probablemente derivasen de esta experiencia. En la parálisis del sueño, la persona debe relajarse, y esta desaparece progresivamente. Pero, para el soñador, es una situación que precede al sueño lúcido, por lo que la busca e intenta sacar provecho de ella con las siguientes prácticas:
 
3.1. Técnica de los cuerpos gemelos
(Laberge y Rheingold, 2014) o del doble cuerpo (Tholey, 1983)
 
Aquí el sujeto se concentra en el cuerpo, mientras cae dormido, y el cuerpo empieza a estar inmóvil. La técnica es conocida en la literatura esotérica como «proyección astral». El individuo sale de su cuerpo inmóvil mediante un segundo cuerpo, llamado «cuerpo astral». Al contrario de lo que defiende el esoterismo, esto sería una experiencia onírica, no real. Es imposible abandonar el propio cuerpo, por lo que, entendido esto, sobran las preocupaciones respecto a si habría problemas para volver al cuerpo. No se sale de él. Uno se imagina intensamente que tiene un segundo cuerpo, capaz de moverse y de flotar, caerse de la cama, doblarse u operar de cualquier otra forma; despegarse, en suma, del cuerpo inmóvil que permanece en la cama. Después de la separación del cuerpo físico, este segundo cuerpo, inicialmente aéreo o etéreo, se solidifica hasta parecer idéntico al cuerpo despierto habitual (Tholey, 1983). LaBerge y Rheingold (2014), basándose en Tholey (1983) y Rama (1984), describen cómo realizar esta técnica:
 
Técnica de los cuerpos gemelos o del doble cuerpo
 
1.     Relajarse. Esta técnica, aunque podemos hacerla al principio de la noche, es más eficaz tras despertar de un sueño. Nos tumbamos boca arriba o en alguna postura apropiada para el sueño, como la del león. Tensamos los músculos y luego los relajamos, hasta que nos encontremos completamente relajados. Practicamos mindfulness o meditación, para que la mente no genere pensamientos.
2.     Poner la atención en el cuerpo. Focalizamos la atención en él. Podemos usar alguna técnica de relajación o técnicas de body scan , típicas de mindfulness . Observamos cada parte del cuerpo de forma progresiva, intentando detectar cualquier sensación extraña o vibración, como las que hemos descrito antes. Irá asociada a parálisis muscular y sabremos que hemos entrado en la parálisis del sueño.
3.     Abandonar el cuerpo y entrar en el sueño. Cuando percibimos que el cuerpo está completamente paralizado, recordamos que tenemos un doble onírico que puede seguir moviéndose y que puede salir de dentro del cuerpo. Imaginamos que estamos encarnados en ese doble cuerpo onírico y que se desprende del cuerpo físico. Para ello saltamos del cuerpo, caemos de él o gateamos de forma que la mente pueda «aceptar» esa salida, ese desprendimiento. Después flotamos o volamos por la habitación y ya estamos en un sueño lúcido.
 
No hay que olvidar nunca que seguimos en el sueño, no en la realidad, como a veces propugnan algunas teorías esotéricas. Si tienes alguna duda, LaBerge y Rheingold (2014) recomiendan leer dos veces el mismo pasaje de un libro y ver que cómo cambia, o mirar un reloj digital dos veces para comprobar que la hora cambia.
Tholey (1983) afirma que el estado de inmovilidad no es un estado intermedio imprescindible. Los soñadores lúcidos experimentados suelen evitarlo, porque es algo ligeramente desagradable. Cuando se aplican estas técnicas del cuerpo, el entorno aparece oscuro al principio, y se vuelve más luminoso conforme el cuerpo se mueve a partir de su posición inicial.
 
3.2. Técnica del cuerpo único
 
Tanto LaBerge y Rheingold (2014) como Tholey consideran que la técnica anterior es innecesaria y está basada en la mitología esotérica. Realmente, no tenemos dos cuerpos, uno físico y «pesado» y otro astral y etéreo. Solo hay un cuerpo que experimentamos, y no es el cuerpo físico, sino la imagen del cuerpo, la representación del cuerpo físico en nuestro cerebro; y la experimentamos cada vez que nos sentimos encarnados, ya sea en el cuerpo físico, en el cuerpo del sueño, o en los viajes astrales extracorpóreos (LaBerge, 1980). Esta técnica es una modificación de la anterior y prescinde de algo innecesario, como es el segundo cuerpo.
Como afirma Tholey (1983), esta técnica es más sencilla: uno simplemente hace que el cuerpo físico inmóvil parezca ser movible de nuevo. El individuo imagina que está en otra situación o lugar distinto al del cuerpo físico inmóvil en la cama. Es relativamente fácil, porque apenas existen estímulos sensoriales del mundo físico. Si el sujeto experimenta que el cuerpo ya no está en la cama, la inmovilidad desaparece pasado un corto espacio de tiempo. Otra alternativa es «disolver» el cuerpo físico inmóvil en una forma aérea y, después, solidificarlo hacia un cuerpo movible.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 155
 
 
LaBerge y Rheingold (2014) también insisten en que nuestro cuerpo onírico es la imagen que nuestro cerebro tiene de nuestro cuerpo físico; es como un realismo metafísico infantil. En la vida diaria, el cerebro necesita constantemente una representación mental de nuestro cuerpo, construida basándose en la información sensorial que el cuerpo manda, para poder posicionarse en el mundo y, por ejemplo, no chocar contra la pared o tropezar en una piedra. Pero, en la fase REM, la inmovilidad es absoluta, el cuerpo físico no manda información al cerebro, que no necesita la imagen corporal, ya que no interacciona con el mundo. Pero el recuerdo hace que el cerebro mantenga esa imagen durante el sueño REM, aunque no sea necesario. Tholey (1983) afirma que: «La experimentación de nuestro propio cuerpo en un sueño es un fenómeno transferido del estado de vigilia».
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 159
 
Técnica SSILD
 
Desarrollada en China hace pocos años (Zhang, 2013). Por su eficacia, se la llamó la «técnica secreta». Como la mayor parte de las técnicas WILD, la recomendación no es hacerlo cuando se va a dormir; ese es un momento poco favorable. Hay que hacerlo en la siesta o esperar a llevar 4-5 horas durmiendo, de forma que hayan aumentado los niveles de acetilcolina y los períodos REM sean más largos y cercanos al momento del sueño, porque es más fácil que resulte. Por eso suele asociarse a la técnica WTBT, que consiste en dormir 4-5 horas, levantarse y hacer alguna actividad durante algún tiempo, entre media y dos horas, y luego regresar a la cama. Se recomienda no hacerlo en posición tumbada si uno tiene facilidad para dormirse.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 162
 
 
Los vientos o el prana fluyen a través de los canales y desplazan los bindus , que podríamos traducir como gotas de consciencia. Este suele ser el aspecto más difícil de entender para los occidentales. En el yoga del sueño (Wangyal Rinpoche, 2019; Holecek, 2020), los tres chakras principales, por su relación con el proceso del sueño, son:
 
  • Chakra de la cabeza, en la coronilla: es blanco y su sílaba/sonido es OM.
  • Chakra de la garganta: es rojo y su sílaba/sonido es AH.
  • Chakra del corazón: es azul y su sílaba/sonido es HUM.
 
Cuando estamos despiertos, la tradición tibetana afirma que los bindus se sitúan en el chakra de la cabeza. Cuando estamos dormidos, los bindus descienden al chakra del corazón, lo que corresponde al sueño profundo. Podemos prestar atención a este fenómeno. Cuando caemos dormidos, podemos observar si hay una sensación de caída, correspondiendo al descenso de los bindus desde el chakra de la cabeza hasta el del corazón. Y cuando despertamos, sobre todo si es bruscamente, hay que observar si notamos una subida rápida, que correspondería al ascenso de los bindus desde el chakra del corazón al de la cabeza.
Según la tradición budista tibetana, cuando soñamos, los bindus se encuentran en el chakra de la garganta, a medio camino del estado de despierto (los bindus están en el chakra de la cabeza) y del estado de sueño profundo (los bindus se encuentran en el chakra del corazón). Este proceso es inconsciente para nosotros, pero perfectamente consciente para un yogui avanzado. La práctica del yoga interno se asocia a lucidez en los sueños. La idea es que la consciencia acompaña a los bindus. Estos son transportados por los vientos que, a su vez, pueden ser influenciados por la mente. La forma que tiene la mente de influir en el cuerpo interno es con el uso de visualizaciones y de mantras. De esta forma, se guían los vientos y, consecuentemente, los bindus , a estos chakras. A esto se le llama «penetrar los puntos vitales».
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 166
 
 
Las prácticas fundamentales (Wangyial Rinpoche, 2019; Namkhai Norbu Rimpoché, 2012)
 
Consisten en una forma de percibir el mundo, ligada a la tradición budista tibetana, que facilita que la mente reconozca el sueño como ilusorio. Estas prácticas son:
 
1. Cambiar los rastros kármicos. Se basa en mantener continuamente durante el día la consciencia de que toda experiencia es un sueño. Tendríamos que ver las cosas como objetos del sueño, las personas, como los personajes del sueño, y los sucesos, como acontecimientos del sueño. Nuestro propio cuerpo lo visualizaríamos como transparente e ilusorio. Imaginamos que permanecemos todo el día en un sueño lúcido y nos repetimos continuamente: «Esto es un sueño». Tienes que sentir que el mundo es el samsara y que nosotros debemos desplazarnos con cuidado en él, para no generar karma.
Esta práctica tiene mucho que ver con la técnica DILD occidental de «verificación de la realidad». La diferencia es que, en Occidente, ponemos el énfasis en que lo que nos rodea es, o puede ser, un sueño, y buscamos fenómenos no habituales. En el budismo, se pone el énfasis en el sujeto, en que todos nuestros fenómenos mentales, pensamientos y emociones son un sueño. Nuestro enfado, apego, miedo o preocupaciones SON UN SUEÑO. En ese sentido, se parecería también a la recapitulación tolteca, porque intenta desestructurar el yo, no perder la energía mental que genera el diálogo interno. Nos podemos visualizar como una figura onírica, como una especie de fantasma.
2. Eliminar el apego y el rechazo. Como consecuencia de lo anterior, es lógico que los fenómenos vagos e ilusorios del sueño no generen apego. De hecho, esta segunda práctica es la medida de que la primera la estamos haciendo bien: si vemos todo sin apego/rechazo, con ecuanimidad, es que estamos considerando que todo es un sueño.
3. Fortalecer la intención. Cada noche, al ir a dormir, hay que revisar los sucesos del día, siempre del presente hacia atrás: como se hace en los sueños, desde el último recuerdo se va reconstruyendo la escena hacia atrás. Debemos considerarlos como recuerdos de un sueño. Desarrollamos ahora la intención de tener un sueño lúcido esa noche. Esta práctica tiene mucho que ver con la técnica DILD occidental «de intención».
4. Cultivar la memoria y el esfuerzo gozoso. Hay que empezar el día con la firme intención de mantener la práctica. Se debe examinar la noche anterior para ver si recordamos algún sueño y si estuvimos lúcidos, y sentir esa felicidad. Generar, durante el día, la intención de desarrollar un sueño lúcido. La clave es reconocer todo como un sueño, tanto lo que ocurre estando despierto como dormido, sin diferencia entre un estado y otro.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 167
 
 
La práctica del yoga del cuerpo ilusorio impuro se hace como sigue. Sitúa un espejo muy claro frente a ti. Báñate y ponte buenos vestidos y joyas. Ensálzate y observa si se genera una emoción de placer o displacer. Cuando haya placer, podemos decirnos: «Cada vez que surge placer cuando se ensalza este cuerpo, que es como el reflejo en un espejo, estoy confuso. Este cuerpo es una simple apariencia, debido a la suma de causas y condiciones dependientes, pero nunca ha existido. ¿Por qué aferrarse a este cuerpo y complacerse en él?». Meditamos, durante un tiempo, en la imagen reflejada en el espejo. Posteriormente, criticamos el cuerpo, sentimos el displacer y generamos desapego. Esa sería la primera sesión.
No es suficiente meditar una o dos veces sobre este tema como si fuese una curiosidad, sino que deberíamos hacerlo durante muchos días, hasta desarrollar una actitud de desapego al cuerpo. Muchos de nosotros habremos experimentado durante la infancia una gran cantidad de halagos de nuestros padres y familia hacia nosotros y nuestra apariencia. De esta forma, desarrollamos apego a los halagos durante toda la vida y somos capaces de hacer cualquier cosa por obtenerlos, nos mezclamos completamente con el pensamiento mundano, y nuestra única preocupación es la opinión de los demás.
Luego, nos entrenamos en el aprendizaje de que todos los sonidos son como un eco; debemos ir solos a un lugar donde haya eco. Debemos gritar palabras agradables y desagradables; cuando el eco las devuelva, observamos cómo generamos emociones agradables o desagradables ante algo vacío. Sobre esa base, practicamos la sensación de que nuestras palabras y las de los demás son como un eco. Posteriormente, nos entrenamos en que nuestros pensamientos sean como un espejismo. Imaginamos un espejismo y comprobamos que no puede ser encontrado por mucho que se busque, lo mismo ocurre con el ensamblaje de pensamientos que mueve la mente; aunque se busque, no se puede encontrar, porque los pensamientos no tienen una existencia inherente, como un espejismo. Esta sería la segunda sesión.
Más tarde, imaginamos que nuestro cuerpo, reflejado en el espejo, se disuelve en nuestro propio cuerpo físico. Meditamos sobre nuestro cuerpo como una apariencia que no tiene naturaleza propia. Y consideramos estas palabras del Buda, quien comparaba todos los fenómenos con estas diez analogías: «Todos los fenómenos compuestos son una ilusión, como un sueño, como un espejismo, como un reflejo, como una ciudad de gandharvas (una deidad de bajo nivel, producto de haber practicado una ética básica), como un eco, como el reflejo de la luna en el agua, como una burbuja, como una ilusión óptica, como un fantasma. No existen realmente».
Imaginamos que alguien nos dice palabras agradables, y nos gusta, o desagradables, y nos disgusta. Neutralizamos esos sentimientos con las diez metáforas del Buda. Imaginamos que somos robados, golpeados y maltratados. Neutralizamos los sentimientos desagradables meditando sobre la ausencia de naturaleza inherente. Sentimos que somos ensalzados y criticados, y neutralizamos ambos sentimientos. Esta es la tercera sesión, y, cuando desaparezca cualquier sentimiento de agrado o desagrado, habrás dominado el yoga del cuerpo ilusorio impuro.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 169
 
 
El yoga del cuerpo ilusorio puro es una práctica avanzada, en la que el discípulo visualiza una deidad otorgada por su maestro, generalmente Vajrasattva. La imagen aparece como un objeto mental, sin naturaleza inherente, e imaginamos que se disuelve en nuestro propio cuerpo y que nuestro cuerpo se convierte en él. Con el tiempo, podemos ver así a todos los seres animados e inanimados, sin existencia inherente. Al principio, es una visualización, pero con el tiempo se convierte en una percepción directa de la realidad. Ambos yogas del cuerpo ilusorio permiten que controlemos el sueño durante la noche, algo que es difícil de conseguir desde el mismo sueño.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 170
 
 
Las visualizaciones para obtener sueños lúcidos en la tradición tibetana suelen situarse en la garganta, ya que este chakra se asocia a los sueños, lo mismo ocurre en la kábala... el chakra de la garganta se considera que regula el proceso del dormir y de soñar.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 176
 
 
 
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 129
 
 
Las principales prácticas del sueño chamánicas, diurnas y nocturnas, serían las que siguen.
 
PRÁCTICAS DIURNAS
 
a) ORDENADA
 
Puesto que los sueños utilizan las experiencias que hemos tenido desde nuestro nacimiento, una forma de liberarlos de ellas, para dejar paso a la consciencia, es la recapitulación o rememoración de la vida. Consiste en traer al recuerdo cada uno de los momentos de nuestra vida con el máximo detalle posible. Este proceso permite que nos liberemos de bloqueos emocionales, nos deshagamos de la pesadez de nuestras vidas y nos volvamos más y más vaporosos.
El cúmulo de emociones, frustraciones, temores y ofensas recibidas componen nuestros sueños normales. La recapitulación libera la energía que ha quedado atrapada en cada experiencia positiva o negativa de nuestras vidas. Por eso, se debe escribir todo lo que se recuerde, bueno y malo, e intentar zanjar los asuntos pendientes. Por ejemplo, si en la infancia nos sentimos ofendidos por un amigo, parte de nuestra energía quedó atrapada en esa experiencia. Si la escribimos, junto con nuestras impresiones sobre el hecho, y perdonamos a esa persona que nos ofendió, esa energía volverá. El mismo proceso sería necesario si hubiésemos sido nosotros los responsables de la ofensa. Disculpándonos por escrito, ante nosotros mismos, recuperaremos la energía perdida en esa emoción. Debe hacerse lo mismo con las experiencias positivas. Recordándolas y escribiéndolas, podremos recuperar la energía que quedó en ellas.
La mejor forma de llevar a cabo la recapitulación es haciendo una lista de todas las personas que hayamos conocido en nuestra vida, empezando por el presente. Luego, todo eso se debería ordenar, dividiéndolo en áreas de actividad: trabajo, familia, escuela, viajes, amigos. Y, finalmente, revivir y escribir con todo detalle las experiencias vividas con esas personas, desde la primera a la última. El detalle es muy importante; no hay que quedarse sólo en la superficie o en lo genérico.
Escribir una biografía, con todos los acontecimientos, personas y sentimientos que recordemos de nuestra vida, es un trabajo arduo que puede llevar años, pero lo importante es empezar e ir progresando. De esta manera, las experiencias que nos han marcado durante nuestra vida quedarán resueltas al volver a analizarlas. La recapitulación debe ser un documento íntimo, donde se vierta la verdad que uno percibe sobre sí mismo. Cuanto más honrados seamos, menor importancia personal tendremos y ahorraremos más energía para el entrenamiento en el control de los sueños.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 183
 
 
Pasos de la recapitulación
 
1.     Decidir hasta qué punto uno va a implicarse en el intento por controlar sus sueños y el tiempo del que se dispone para ello.
2.     Adquirir una actitud vital ecuánime, adaptándose a las circunstancias personales que vayan surgiendo, con tranquilidad y decisión firme. Es importante no perder más energía.
3.     Confeccionar una lista con todas las personas que se han conocido a lo largo de la vida, empezando por el presente.
4.     Ordenar esa lista por áreas de actividad: trabajo, familia, amigos, escuela, viajes.
5.     Recordar y escribir, con el máximo detalle posible, todos los sucesos que hayamos vivido en relación con cada persona, indicando:
o    Escenario en que se desarrolló.
o    Personas presentes.
o    Sentimientos que tuvimos.
6.     Mientras se rememoran las situaciones en que ha habido interacción con otras personas, hay que respirar rítmicamente, sintiendo que expulsamos la energía de otros y recuperamos la nuestra. Perdonamos a las demás personas y a nosotros mismos, hasta que sintamos que ya no existen emociones intensas en esa situación.
7.     Hacer esta tarea con diferentes personas/situaciones en las diferentes áreas.
8.     Recapitulación al azar: una vez que hayamos terminado con todas las personas de la lista, lo que puede llevar varios años, comenzamos una recapitulación desordenada, como se explica en el siguiente punto.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 184
 
 
Terminar la recapitulación ordenada puede llevar años, y aquí es donde decidimos el grado de control que deseamos alcanzar.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 185
 
 
b) RECAPITULACIÓN DESORDENADA O ALEATORIA
 
Si se desea seguir avanzando en el grado de control sobre los sueños, entonces se puede comenzar con la segunda parte: la recapitulación desordenada. Consiste en sumirse en un estado de silencio y relajación mental durante unos minutos, sin pensar en nada para, a continuación, escoger la vivencia que se va a recapitular. Al contrario que en la recapitulación ordenada, en este modelo no se tiene que seguir una secuencia ordenada, sino dejarse fluir y elegir al azar. No hace falta pensar la escena de nuestra vida que se va a elegir, sino lo primero que llegue a nuestra mente, sin pensarlo. Cuando termine esta recapitulación desordenada, estaremos en disposición de convertirnos en maestros del control de los sueños lúcidos.
Los efectos de la recapitulación son:
 
1. Nos obliga a mirarnos a nosotros mismos para dejar de ser espectadores y pasar a ser actores.
2. Al dejar de identificarnos con nuestra biografía (en la recapitulación) o con nuestra cara actual (ejercicio de la máscara), la historia de nuestra vida, nuestra cara y nuestro yo se van desligando, hasta que se rompe el vínculo.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 185
 
 
EFECTO DE LAS PRÁCTICAS DIURNAS
La disciplina y la constancia son atributos muy importantes. Por eso se conoce a este proceso de ahorro de energía como «el camino del guerrero». La avalancha de acontecimientos que provienen del mundo exterior producen el diálogo interno en vigilia y la actividad de los sueños. Poco a poco, gracias a la actitud de moderación y decisión rápida ante lo que sucede todos los días, y a la recapitulación de nuestra vida o a la práctica de las máscaras, se consigue ir liberándose de todas las obsesiones, luchas internas y temores.
Todos podemos emplear 30 minutos al día para recordar y escribir nuestras vidas, o para mirarnos al espejo y hablarnos. Es muy útil realizar el registro escrito en soporte informático, al igual que el diario de sueños, ya que este permite mayor facilidad en la búsqueda, almacenamiento, corrección de errores o ampliaciones posteriores. La recapitulación o la práctica de las máscaras son pasos opcionales pero muy recomendables. Se puede tener sueños lúcidos sin necesidad de seguir todo este proceso, pero estos se verán interrumpidos con frecuencia por fragmentos de sueños que le recuerden a uno asuntos no resueltos de su vida. De todas las condiciones exteriores que perturban a los sueños lúcidos, esta de los asuntos no resueltos es la que más lo hace, ya que se encuentra en el centro mismo de la producción de imágenes de sueño. Pero no es necesario acabar la recapitulación para comenzar a tener sueños lúcidos; son procesos complementarios. Es decir, se puede empezar un día a hacer la recapitulación y aplicar las técnicas para conseguir sueños lúcidos a la vez. Cuando se consigan los primeros éxitos en el control de sus sueños, estos nos recordarán mejor algunos aspectos de nuestra vida y nos ayudarán a ir completando la recapitulación.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 187
 
 
Los toltecas evitan los sueños en los que solo son espectadores. Somos espectadores porque no estamos acostumbrados a observarnos en el estado de vigilia. Nos miramos al espejo solo durante breves momentos, para peinarnos o comprobar nuestro aspecto físico. Cuando soñamos, también creamos esa visión parcial: el tonal se desconecta y el nagual lo presencia y transmite un mensaje que solo puede recibirse a través de la experiencia de la vida. El nagual debe observarse en el espejo en estado de vigilia durante largo tiempo. Así, adquiriremos la costumbre de observarnos a nosotros mismos, y el nagual se convertirá en un actor en el sueño, y llegaremos al sueño lúcido.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 188
 
 
 
PRÁCTICAS NOCTURNAS
 
Prácticas WILD
 
EL INTENTO
 
Para darse cuenta de que nos estamos quedando dormidos, a diferencia de otras tradiciones, no hay pasos que seguir, uno solamente intenta estar consciente del acto de quedarse dormido. Se hace mediante «el intento». Los brujos intentan cualquier cosa que se proponen intentar simplemente intentándolo. A nuestra mente le cuesta entenderlo, porque no lo ponemos en el contexto apropiado. Creemos que entender es exclusivamente del dominio de nuestra razón, de nuestra mente. Para entender esto, hay que ir al campo del intento y del acto de intentar. Comprender eso pertenece al campo de la energía. Hay que aceptar el reto de intentar. Poner una determinación, que no admita palabras o pensamientos, para convencerse a uno mismo de que ha llegado a su cuerpo energético y es un ensoñador. Hacer esto nos pone automáticamente en la posición de darnos cuenta de que nos estamos durmiendo.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 188
 
 
La atención de ensueño es la llave que abre todas las puertas en el mundo de los brujos.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 189
 
 
Cuando miramos algo estando despiertos, la única parte de nuestra cara que podemos ver es la punta de la nariz. Para los toltecas, el mundo exterior y ser conscientes de él está relacionado con la punta de la nariz; sin embargo, cuando soñamos, la punta de la nariz no está presente. Por eso, durante el sueño, mirar la nariz y comprobar que no la podemos ver es un sistema de comprobación de que estamos dormidos y no en el mundo real. Si no podemos vernos la punta de la nariz, es que estamos dormidos o muertos. No obstante, y pese a lo que dice la tradición tolteca, si uno está soñando y el sueño no es lúcido, la mente puede limitar lo que ocurre. Así, podríamos tirarnos del dedo y que este no se estire, o mirarnos la nariz y verla.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 190
 
 
A continuación, incluimos un cuadro con el resumen de la eficacia de las principales técnicas psicológicas.

TÉCNICAS

COMENTARIOS SOBRE LA EFICACIA

SSILD (Iniciación del sueño lúcido con los sentidos)

Pese a ser muy reciente, se considera la más eficaz de todas (Aspy, 2020).

MILD

(Mnemonic-induced Lucid Dream )

Junto con SSILD, la más eficaz, como sugieren LaBerge y Rheingold (2014) y Stumbrys y cols. (2012) y confirman NALDIS (Aspy y cols., 2017) e ILDIS (Aspy, 2020). La asociación de ambas no aumenta la eficacia (Aspy, 2020), pero, pese a ello, se recomienda asociarlas.

WBTB (Despertarse y volver a la cama)

Es considerada eficaz por Stumbrys y cols. (2012) y recomendada por LaBerge y Rheingold (2014). Se ha incluido en los megaestudios NALDIS (Aspy y cols., 2017) e ILDIS (Aspy, 2020). Se considera una técnica para añadir a las dos primeras, no para su uso aislado.

Verificación de la realidad

Muy recomendada por LaBerge y Rheingold (2014), Tholey (1983) y la revisión de Stumbrys y cols. (2012). Pero en otros muchos estudios no ha demostrado eficacia (Taitz, 2011; Dyck y cols., 2017; Konkoly y Burke, 2019) y, sobre todo, en NALDIS (Aspy y cols., 2017) y en ILDIS (Aspy, 2020)

Combinada de Tholey

Muy recomendada por LaBerge y Rheingold (2014), el propio Tholey (1983) y la revisión de Stumbrys y cols. (2012). Otros estudios muestran resultados decepcionantes (Kumar, 2018).

Autosugestión y sugestión posthipnótica

Considerada de eficacia intermedia por Stumbrys y cols. (2012), no muy recomendada por LaBerge y Rheingold (2014), aunque si por Tholey (1983). No estudiada posteriormente.

Diario de sueño

Recomendada por todos los autores. Es ineficaz aislada (Dyck y cols., 2017), se considera una preparación previa. Recordar sueños es un factor predisponente para los sueños lúcidos (Aspy y cols., 2017; Aspy, 2020).

 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 193
 
Como explicamos cuando hablamos de la atención plena (mindfulness), nuestra sociedad se caracteriza por el piloto automático y la multitarea, es decir, por la inatención. El sueño lúcido exige suficiente atención como para darse cuenta de que estamos durmiendo, mientras estamos durmiendo. ¿Qué hacemos en el día a día? ¿Potenciamos la atención y la consciencia o el piloto automático y la distracción? Toda la multimillonaria industria de la distracción y el entretenimiento fomenta la no lucidez. Observemos nuestra vida y analicemos lo que predomina: ¿disfrutamos y fomentamos la atención o la inatención? Según como vivamos, así serán nuestros sueños
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 197
 
 
Para alcanzar los sueños lúcidos no existe una única técnica que sea útil para todos. Existen múltiples modalidades para alcanzar ese objetivo, por lo que es conveniente conocer diferentes técnicas, probar algunas de ellas y adaptarlas a nuestras características. Debemos mezclar adecuadamente estos ingredientes y adaptarlos a nuestras características para obtener el resultado. Podría decirse que es un trabajo de investigación a medio plazo, como el que realizan los científicos. A las técnicas hay que darles una oportunidad de 2-4 semanas. Ninguna es útil para todo el mundo, pero es recomendable probarlas todas. Con ellas descubriremos aspectos importantes de nosotros mismos y aumentaremos la lucidez sobre nuestro propio psiquismo, lo que facilitará los sueños lúcidos. Cuando encontremos alguna técnica que aumente la cantidad, calidad o control sobre los sueños, deberemos mantenerla e incrementarla lo máximo posible. Y, cuando la estabilicemos, podremos ir añadiendo nuevas técnicas hasta lograr el grado de maestría deseado. Sin embargo, si saltamos de una a otra técnica con demasiada rapidez, sin permitirles el tiempo suficiente para probar su eficacia, es posible que ninguna se muestre eficaz.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 199
 
 
 
 
PLAN RECOMENDADO
 
Lógicamente, existe una gran variabilidad en lo que puede ser eficaz para cada persona, pero, según la evidencia recogida en este libro, la recomendación que hacemos es la siguiente:
 
1. Fase de conscienciación y preparación (3 meses)
 
En este período, debemos consolidar un interés en nuestra vida por todo lo relacionado con el sueño, un conocimiento a fondo de las técnicas y circunstancias que permiten el sueño lúcido, una higiene adecuada del sueño y un desarrollo del proceso de recordar los sueños con asiduidad. Los pasos incluirían los siguientes:
 
  • Leer este libro y algunos otros artículos y libros que nos interesen sobre el tema. Todos los días deberíamos leer al menos 15 minutos sobre este tema. Apuntarnos a algún grupo interesado en sueños lúcidos o newsletter , de manera que este asunto pase a ser algo importante en nuestra vida.
  • Desarrollar a fondo la intención. Debemos repetirnos a menudo que queremos despertar en los sueños lúcidos, estructurar nuestra motivación y contarnos por qué queremos hacerlo. Intentar que esa búsqueda conecte de alguna forma con nuestro desarrollo personal/espiritual y sentir que podemos ayudar a otras personas. Las motivaciones que van más allá de nosotros mismos suelen ser más eficaces y sostenibles.
  • Mantener una adecuada higiene del sueño. Que sea algo sencillo para nosotros, de forma que sistemáticamente podamos dormir de forma fácil, sin insomnio, las horas adecuadas y levantarnos descansados. Debemos ensayar las posturas habituales, como la del león o la de la almohada grande. En la fase de inducción, deberíamos dedicar un día a la semana a los ensayos de sueño. Tenemos que pensar qué día podría ser y qué ajustes tenemos que hacer en nuestra vida familiar/profesional para ello.
  • Probar los reforzadores y decidir si usaremos algunos y cuáles en la siguiente fase. Es recomendable que utilicemos algunos de ellos, al menos inicialmente.
  • Desarrollar el diario del sueño y la capacidad de recordar los sueños sistemáticamente. Esto es muy importante y el mejor indicador de si podemos pasar a la siguiente fase.
 
Para pasar a la siguiente fase, el tema clave es que podamos recordar al menos un sueño casi todas las noches, como mínimo 5 días a la semana. Además, debemos haber convertido el tema del sueño lúcido en una prioridad en nuestra vida, leer casi diariamente algo sobre ello, así como tener un sueño adecuado y reparador de forma sistemática.
2. Fase de inducción (6 meses)
Constaría de varios apartados:

a) Trabajar con los materiales del sueño.
• Con el material del diario del sueño, hay que identificar nuestras principales señales oníricas, es decir, los contenidos que se repiten más frecuentemente y que sean raros.
• Aprender los signos del sueño más habituales en otras personas, es decir, aquello que produce la lucidez en la mayoría de la población. De esa forma, intentaríamos detectarlos en la vida real y en nuestros sueños.

b) Prácticas diurnas
DIRECTAMENTE LIGADAS AL SUEÑO (técnicas DILD)
• Durante el día, es importante hacer la verificación de la realidad al menos 5-10 veces al día y, aún mejor, una vez cada hora que estemos despiertos, de manera que lo echemos de menos si no lo hacemos continuamente. Tiene que ser algo frecuente que nos digamos a nosotros mismos: «Esto es un sueño».
• Desarrollar la intención de despertar en el sueño: repetirnos con frecuencia que esa noche tenemos que despertar en el sueño. Tiene que convertirse en algo vital para nosotros.
• Es útil entrenarse en observar la ensoñación previa al sueño, si esta ocurre, pero no busquemos ensoñar, ya que esta tendencia desaparece conforme practicamos mindfulness /meditación.

GENERALES, NO DIRECTAMENTE LIGADAS AL SUEÑO
• Trabajar con los valores: tengamos o no creencias espirituales, y aunque vayamos a usar el sueño lúcido con una función básicamente recreativa, el trabajo con los valores es importante. Para mantener una acción y motivación exigente, como la que se requiere para tener sueños lúcidos, el tema debe estar en consonancia con nuestros valores y sentido de la vida, si no, no se mantendrá en el tiempo.
Mindfulness: es importante hacer, de forma casi diaria, prácticas de meditación o mindfulness, como preparación general para el sueño lúcido. Una sesión nocturna, de unos 30 minutos, antes de dormir, es lo ideal.
• Técnicas deconstructivas: intentar llevar a cabo una recapitulación ordenada o, como mínimo, desordenada. También la práctica de las máscaras durante 36 días puede producir un avance extraordinario. En cualquier caso, tenemos que experimentar que el diálogo interno es mínimo.

c) Reforzadores
La recomendación sería utilizar un reforzador alimentario, por ejemplo, la galantamina o la vitamina B a las dosis y de la forma que se han descrito, y un estímulo lumínico como, por ejemplo, las gafas con luces incorporadas.

d) Prácticas nocturnas
• Sería conveniente dedicar un día a la semana a hacer prácticas intensivas de sueño, lo cual implica que el descanso puede ser peor que otros días; una víspera de festivo puede ser lo más indicado. Habría que utilizar siempre la técnica de despertarse y volver a la cama (WBTB). Sobre ella, emplear cualquiera de las dos técnicas más eficaces, la MILD o la SSILD.
• Despertares múltiples: en retiros de sueño (Morley, 2019), los participantes van a la cama a las 22.30 y se despiertan a las 3.30, a las 5, a las 6.30 y a las 8. Estos cuatro despertares cuatriplican las posibilidades de tener sueños lúcidos si se compara con el sueño de una noche normal.
• Los días que no nos dedicamos a practicar específicamente y que no nos vamos a levantar dos horas antes para hacer WBTB, podemos emplear las mismas técnicas MILD o SSILD, o podemos usar otras técnicas como la combinada de Tholey, o la de las alucinaciones hipnagógicas. La técnica de atención al cuerpo (único o gemelos, con modificaciones propias del desdoblamiento astral) vale la pena que intentarla durante un tiempo.

e) Las siestas y los naps
Cualquier período de sueño fuera de la noche, siestas o cualquier otro momento de somnolencia (lo que en inglés se denomina naps ) son momentos ideales para hacer prácticas WILD, sobre todo SSILD, contar u observar las alucinaciones hipnagógicas. Se sugiere que, si antes del nap se hace un período de 15 minutos focalizado en alguna actividad concreta (leer un libro sobre sueños, escribir sobre el tema), aumentarán las probabilidades de lucidez (Levitan, 1992). No es útil incluir un nap cuando nos despertamos tras una noche de sueño, eso no aumenta la lucidez. Tienen que ser períodos durante la mañana o la tarde, pero varias horas después de habernos despertado por la mañana (Levitan, 1992).

f) La luna llena y los retiros
El período cercano a la luna llena debería ser una semana (3 días antes y 3 después) de máxima actividad en busca de los sueños lúcidos. En los retiros de meditación, sobre todo con una duración a partir de 5 días, la probabilidad de sueños lúcidos es muy elevada por la intensa dedicación a la práctica.

g) Hacernos conscientes de nuestro depósito de energía y de lucidez
Hay que incrementarlo todo lo que podamos e intentar que no disminuya. En este apartado, es clave resolver conflictos que actúan como otros tantos bloqueos mentales: relacionados con ofensas hechas o sufridas, situaciones incómodas vividas, preocupaciones futuras, etcétera. Para una buena parte de estos problemas, la mejor vía de solución pasa por la deconstrucción del yo (García Campayo, 2020) y sus técnicas asociadas, como las máscaras en el espejo y otras.

h) Diario de práctica
Se recomienda llevar un diario donde tener en cuenta:
• Sueños: si se han recogido los sueños por la mañana, el número de veces que se hace la verificación y a qué horas, qué actividades se hacen en relación con los sueños y qué técnicas DILD/WILD se utilizan cada día.
• Conexión con los valores: si cada día al levantarse se repiten las frases que resumen nuestros valores y se conectan con los sueños lúcidos. Si se reflexiona, al menos una vez al día, sobre la importancia de los sueños lúcidos en nuestra vida.
• Prácticas deconstructivas: contabilizar el tiempo que dedicamos a prácticas como meditación, recapitulación, máscaras o yoga del cuerpo ilusorio. Idealmente, deberíamos dedicar como mínimo 30 minutos al día.
• Energía: actividades en relación con la energía de la lucidez. Ya hemos descrito en el capítulo 7 que las técnicas mente-cuerpo (yoga, taichí, chikung), meditar o la práctica de aficiones aumentan la energía; mientras que el uso de pantallas, el exceso de trabajo o las emociones negativas intensas la disminuyen.
3. Fase de mantenimiento y consolidación (toda la vida)
1.     Estabilizar el sueño cuando se convierte en lúcido: las dos técnicas más recomendables son mirarse la mano y girar. Wallace (2019) también recomienda frotarse el cuerpo.
2.     Modificar el sueño. Podemos empezar, durante una temporada, a explorar mediante sueños de vuelos y viajes, hablar con algunos personajes, e intentar crear en el sueño algo que te interese. Pero, con el tiempo, la recomendación es meditar en el sueño o dormirse en él, para alcanzar las compuertas del sueño descritas por los toltecas, o profundizar en la experiencia onírica, usándola para el despertar espiritual, como, por ejemplo, meditar en el sueño.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 200
 
 
Una vez que uno despierta en un sueño y se hace lúcido, la dificultad es mantenerse en él. Lo más habitual es que se esté tan emocionado de haberlo conseguido que no se sepa qué hacer, que el sueño se desmorone poco a poco y uno se despierte. Otra de las posibilidades, simplemente, es que se vuelva a perder la consciencia del sueño, ya que la actividad onírica, igual que en el mundo de vigilia, es muy absorbente, y se pasa de sueño lúcido a no lúcido. Mantenerse lúcido en el sueño lúcido es una capacidad que debe aprenderse y mantenerse, y que resulta de un difícil equilibrio. Es algo que frustra a muchos soñadores, porque tras la dificultad de conseguir un sueño lúcido, no pueden desarrollarlo, ya que se pierde inmediatamente.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 205
 
 
Para evitar despertarse de forma prematura, hay que hacer alguna actividad durante el sueño que nos ancle al mundo onírico.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 206
 
 
El primer signo de que un sueño lúcido va a terminarse es que falla el sentido de la vista. Los demás sentidos pueden permanecer algo más, y el tacto es el último que desaparece.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 206
 
 
Los científicos creen que el sueño lúcido desaparece porque, al estar despierto en él, empezamos a recibir estímulos del exterior y entran en competición con los del sueño. Si estabilizamos la atención hacia los elementos del sueño, compiten con los estímulos del mundo externo y el sueño se estabiliza.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 207
 
 
Técnicas específicas para estabilizar el sueño lúcido
 
1. Mirarse las manos
 
2. Mirar el suelo
 
3. Dar la vuelta sobre uno mismo
 
4. Tocar o usar otros sentidos
 
5. Hablar con nosotros mismos y recordarnos que es un sueño. Darnos cuenta
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 210
 
 
 
 
Técnicas generales para estabilizar y dar claridad al sueño
 
Son las siguientes:
 
• PERMANECER ACTIVO, PERO NO CENTRARSE EN UN SOLO OBJETO. Esta sería la regla de oro: permanecer activo. Si estamos pasivos, no hacemos nada y dejamos que el sueño siga su inercia, pronto nos olvidaremos de que estamos en un sueño, y pasará a ser un sueño no lúcido. La forma más sencilla de interactuar es la táctil, como luego comentaremos. Pero la segunda parte de esta afirmación también es clave: si nos centramos solo en un objeto demasiado tiempo, también nos olvidaremos de que es un sueño.
 
• DIRIGIR EL SUEÑO. Cuando lo que aparezca en el sueño no nos guste o no lo controlemos, podemos tomar el mando del sueño, simplemente, dando una orden en voz alta o, incluso, gritando. Si queremos más lucidez podemos decirlo: «¡Lucidez! ¡claridad!». Esto servirá de recordatorio a nuestro subconsciente. Podemos usarlo siempre que lo necesitemos para dar más claridad al sueño.
 
• MEDITAR. Esta es una de las técnicas que permite la máxima claridad que se puede alcanzar y lo que recomiendan algunas tradiciones espirituales, como el budismo tibetano. Se alcanza un nivel de consciencia muy superior. Es necesario que estemos sentados. Hay que concentrarse en la respiración y en los sonidos que nos rodean; y recordar en todo momento que estamos en un sueño. Desarrollar la idea de que estamos en nuestro subconsciente y que todo lo que aparezca es el reflejo de nosotros. Intentar percibir el suelo, escuchar sonidos, percibir la brisa, sabiendo que todo es irreal.
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 214
 
 
Si despertamos del sueño lúcido sin querer, no todo está perdido. El soñador Alan Worsley (1988), el primero que se estudió en un laboratorio de sueño con Keith Hearne (1978), recomienda quedarse en la cama en la misma posición, absolutamente inmóvil. Relajarse y no abrir los ojos. Concentrarse de nuevo en el sueño, sobre todo en las imágenes de alrededor. Recordar los detalles y visualizarse regresando al sueño, al tiempo que uno se dice a sí mismo: «Estoy soñando… Vuelvo al sueño de… (la trama principal que se desarrollase) …».
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 214
 
 
Técnicas para manipular el sueño no lúcido
 
1. Mediante sugestión implícita
2. Mediante sugestión explícita
3. Mediante sugestión posthipnótica
 
Sueños lúcidos
Javier García Campayo, página 218
 
 
Técnicas para manipular el sueño lúcido
 
1. Manipulación antes de dormir por medio de la intención y de la autosugestion
 
2. Manipulación mediante el deseo
 
3. Manipulación modificando nuestro estado interno
 
4. Manipulación mediante la mirada
 
5. Manipulación mediante declaracion verbal
 
6. Manipulación mediante ciertas acciones
 
7. Manipulación mediante la asistencia de otras figuras del sueño
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 220
 
Se sospecha que los procesos fisiológicos periféricos tienen una importante influencia en el contenido de los sueños. Esto parece especialmente importante en los sueños lúcidos hipnagógicos.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 223
 
 
Límites en la manipulación de los sueños lúcidos
 
Con el entrenamiento, la manipulación de los sueños lúcidos es más intensa y completa, pero nunca los sueños son exactamente como quiere el soñador; existen varias razones fisiológicas y psicológicas. Se sospecha que los procesos fisiológicos periféricos tienen una importante influencia en el contenido de los sueños. Esto parece especialmente importante en los sueños lúcidos hipnagógicos. Por ejemplo, varios fenómenos relacionados con el movimiento en estos sueños se considera que se deben a procesos retinales (Tholey, 1981). Para este autor, el hecho de que la fijación de los ojos se asocie a la disolución del escenario del sueño se debe a un proceso de saturación del sistema nervioso central, es decir, que el cerebro ya no puede procesar esa información.

Algunos de los aspectos no controlables y sus razones son:
 
1. Factores biológicos
a) AUMENTAR LA LUMINOSIDAD DEL SUEÑO . Es algo imposible, incluso aunque se encienda un interruptor imaginario. Hearne (1982) explica que existe un techo para el nivel de brillantez que puede conseguir la imaginería. Tholey (1983) realizó un estudio con ocho personas en el que intentaban aumentar la luz del escenario del sueño encendiendo una luz, tras usar una técnica corporal. Nadie pudo conseguirlo de forma brusca, pero sí se consiguió un aumento progresivo de la luminosidad empleando técnicas como usar una linterna, cuya luz se incrementa progresivamente, o una fuente de luz que se acercaba poco a poco. Lo mismo describe Worsley (1988), reconociendo que es fácil dar la luz en una habitación iluminada, pero que, si la escena está oscura, no hay forma de aumentar la luminosidad de forma inmediata: el proceso durará al menos 10 segundos. Estos hallazgos confirman que la luz del sueño puede incrementarse progresivamente pero no de forma brusca, por razones fisiológicas.
 
b) LEER EN SUEÑOS . Es imposible leer en los sueños lúcidos dos veces seguidas el mismo párrafo sin que cambien las letras, o se modifique lo que se lee de alguna manera. No permanece estable. Esto puede ser utilizado como un signo del sueño, para confirmar que estamos soñando (LaBerege y Theingold, 2014). La causa parece ser la activación del hemisferio derecho cuando estás durmiendo y la desactivación del hemisferio izquierdo, que predomina en vigilia y que se requiere para procesar la información en orden secuencial. Esto permitiría distinguir el sueño lúcido, en el que no se puede leer, de una experiencia fuera del cuerpo (out-of-body experience ). Muchas OBE (experiencias fuera del cuerpo) son sueños lúcidos o hiperlúcidos en los que se podría leer. Este hecho nos permitiría diferenciarlos.
 
2. Factores psicológicos cognitivos: incapacidad para ejecutar acciones imposibles en el mundo real
a) CONTRADECIR EL MUNDO REAL. Los soñadores poco experimentados solo pueden hacer en sueños aquello que harían en el mundo real, porque la mente lógica les impide ir más allá. Pero, con entrenamiento, puede eliminarse completamente esta limitación; a menudo, usando instrumentos que faciliten esa transición, como hemos explicado.
b) CERRAR LOS OJOS. Holececk (2020) describe que cerrar los ojos en sueños con frecuencia produce un despertar en el mundo físico. Sin embargo, con maestría, y como veremos en la tradición tolteca en el capítulo 25, uno podría dormirse en el propio sueño, para pasar a la tercera compuerta, y, lógicamente, los ojos oníricos están cerrados.
c) DECIR NUESTRO NOMBRE EN SUEÑOS. LaBerge y Rheingold (2014) describen esta interesante historia sobre las limitaciones que nos imponemos en los sueños con nuestra autosugestión. Describen cómo el famoso filósofo y místico ruso Ouspensky (1931; 1971) afirmaba que «el ser humano no puede pensar sobre sí mismo en sueños, a menos que el pensamiento en sí sea un sueño». De ahí razonaba que «si uno pronuncia su nombre en sueños, inmediatamente despertará». Era una idea extendida, aunque no existía una razón lógica para ello.
La influencia de Ouspensky fue enorme sobre varias generaciones de buscadores oníricos. Una soñadora lúcida, estudiada por la psicóloga inglesa, Celia Green (1968), que conocía las obras del filósofo, quiso comprobarlo ella misma y, cuando lo hizo, sintió tal atolondramiento que se detuvo, lo cual confirmaba «la profecía». Años después, Garfield (1974), también atraída por este tema, despertó en un sueño en el que estaba grabado su nombre en una puerta, se acordó de la frase de Ouspensky y la atmósfera del sueño retumbó e, inmediatamente, se despertó. Ella concluyó que no era imposible grabar el nombre, pero sí perturbador. Sin embargo, LaBerge (LaBerge y Rheingold, 2014), quien no creía nada de esto, decidido a comprobarlo en el sueño, confirmó que es perfectamente posible pronunciar el propio nombre en el sueño y que no ocurre nada.
3. Factores psicológicos afectivos: aspectos éticamente discutibles o infantiles
Son más potentes que los cognitivos. Suelen aparecer cuando el soñador tiene que ejecutar acciones que, éticamente, le resultan inaceptables. O si tiene que viajar a épocas infantiles en las que se haría consciente de algunos aspectos desagradables de sí mismo. En el sueño, alcanzar estos recursos se lo impiden figuras del sueño atemorizantes o que son muy agresivas, o fuerzas invisibles que le bloquean. Ambas podrían interpretarse, psicoanalíticamente, como resistencias o defensas. Un adecuado manejo de esas figuras del sueño podría permitir la resolución de los conflictos (Tholey 1981, 1982, 1983).
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 223
 
 
Las reglas que funcionan en el mundo del sueño son diferentes de las del mundo real. Debemos conocerlas para manejarnos en él. Cuanto más tiempo pasemos en el mundo de los sueños, más desarrollaremos estas habilidades. Vamos a analizar algunas de estas capacidades
 
 
Viajar
 
a) Volar
 
b) Otras formas rápidas de viajar
 
TELEPORTACIÓN
 
ENTRADAS Y PUERTAS
 
ATRAVESAR OBJETOS
 
c) Viaje a través del tiempo
 
No hay secuencia temporal en el sueño, todo son lugares alcanzables. Podemos visitar cualquier época histórica pasada o futura que deseemos.
 
Sanar
 
Un sueño lúcido en el que nosotros creamos el guion es mucho más cercano a la realidad que la imaginación.
 
Para usar los sueños como sanación podemos intentar los siguientes medios (Tucillo y cols., 2013): Buscar personajes oníricos que puedan ser símbolos de nuestras dificultades de salud, como personas tristes, con heridas o enfermas, y hablar con ellos. Preguntarles qué les pasa o cómo se pueden curar. Buscar una persona, animal u objeto que pudiera representar un aspecto oculto de nosotros. Podemos intentar fusionarnos con él simplemente gritando en el sueño que queremos fusionarnos, o intentarlo de alguna de las formas que hemos comentado. Podemos incubar un sueño específico que pensemos que puede curar la afección concreta que tenemos. Se sabe que la visualización o imaginería guiada es eficaz en el tratamiento de la ansiedad y el dolor prequirúrgicos (Álvarez-García y Yabán, 2020), facilita la producción de memorias asertivas terapéuticas (Morina y cols., 2017) y mejora diferentes alteraciones (Van Kulken, 2004). Un sueño lúcido es imaginería guiada en su máxima expresión. Podría incubarse para actuar del mismo modo que la visualización. Podemos soñar con un color curativo que penetre nuestro cuerpo en la zona enferma, o con un fuego que se apaga echándole agua (metáfora muy adecuada en el dolor), u otras acciones similares. En general, y como en las pesadillas, la idea es enfrentarse a los personajes del sueño que nos angustian o dan miedo de la forma que describiremos en el capítulo sobre las pesadillas; eso facilitará la integración. El psicólogo Tholey (1988) afirma que debemos encontrar a los «perros ladradores» ocultos en la psique; es decir, aquellos personajes del sueño que reflejan nuestros conflictos. Tholey (1988) dice que los descubriremos porque se mueven de la luz a la oscuridad, de los lugares superiores a los inferiores y desde el presente hacia el pasado. En un estudio que realizó (Tholey, 1988), más del 60% de los participantes encontraron importantes mejorías al enfrentarse de forma amigable a los personajes y situaciones amenazadoras que surgieron en sus sueños lúcidos. La calidad general de su vida en vigilia mejoró. Por el contrario, salir huyendo de las figuras amenazantes no modificaba la sintomatología. Él dice que quienes resolvieron sus problemas en el sueño «se ajustaron» mejor dentro de sí mismos y respecto al mundo.
 
Superpoderes
 
Una de las técnicas de prolongación de los sueños lúcidos consiste en mirar, sucesiva y fugazmente, los objetos que aparecen en el sueño, regresando a un objeto que elijamos como punto de partida. Si nos detenemos un tiempo excesivo en la contemplación de un objeto normal, el sueño lúcido se desvanecerá; pero si nos fijamos en los detalles de un objeto extraño, sea conocido o desconocido, el escenario del sueño cambiará y seguiremos siendo lúcidos. Por tanto, los objetos extraños funcionan como un transporte en los sueños lúcidos; por eso resultan muy interesantes. Los objetos pueden ser seres camuflados, y solo nos percataremos de ellos si se dirigen a nosotros de forma comprensible. También pueden ser distinguidos en el sueño por un especial «chisporroteo» o brillo que emiten, según afirman tanto Castaneda (1993) como Pérez (2010).
 
Los seres son objetos que poseen consciencia de ser. En cualquier momento, pueden hablarnos o tocarnos, razonar con nosotros, u ofrecernos cualquier tipo de información valiosa. Al igual que los objetos, los seres pueden clasificarse en habituales y extraños. Los habituales serían los que actúan de la misma forma que en nuestro mundo de vigilia; los extraños, aquellos cuya actitud difiere de la habitual.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 230
 
 
¿Qué tipos de personajes hay en los sueños?
 
Baja consciencia o zombis
 
Consciencia media o colegas
 
Alta consciencia o maestros
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 237
 
 
¿Por qué tendríamos que interactuar con los personajes de los sueños?
 
Las razones por las que vale la pena mantener trato con los personajes de nuestro sueño son las siguientes (Tucillo y cols., 2013):
 
Sexo
 
Sanación
 
Conocimiento
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 238
 
 
¿De qué hablar con estos personajes?
 
La recomendación sería no perder el tiempo con ellos en charlas superficiales: no sabemos cuánto tiempo tendremos de sueño lúcido. Podemos preguntarle quién es o cómo se llama, o también dónde estamos. Y, por supuesto, preguntas más concretas y profundas, como si quiere enseñarnos algo, si puede
 
¿Qué son estos personajes?
 
Por supuesto, la gran pregunta es qué son estos personajes. Las dos explicaciones más aceptadas serían: Proyecciones de nuestro inconsciente. Parece lo más obvio y coherente con el conocimiento científico actual. Representan nuestros deseos insatisfechos, miedos desconocidos, la «sombra» de nosotros mismos. Razón más que suficiente para quererlos, como parte de nosotros que somos, y para intentar conocerlos, ya que nos dan luz sobre nosotros mismos. Seres independientes. Muchas tradiciones contemplativas, como la tibetana o la chamánica, aceptan esta posibilidad, aunque para nuestro conocimiento occidental pueda parecer extraño. Son personajes que parecen tener vida propia, muestran grandes conocimientos y gran autonomía emocional y cognitiva. Dan lecciones, hacen preguntas y sus caracteres están mucho más perfilados que los del resto de personajes. Los autores occidentales como Monroe (1971) defienden esta interpretación.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 240
 
 
Los personajes del sueño según el chamanismo
 
Ya hemos visto, al hablar de la manipulación de los sueños lúcidos, que los personajes desconocidos o amenazadores pueden cambiar su aspecto dirigiéndonos a ellos y, con frecuencia, se tornan en personajes conocidos. Pero, si esto es así, ¿qué es lo que hay debajo de un personaje del sueño? Según refiere Castaneda en El arte de ensoñar (1993), los sueños son una compuerta a otros mundos, un pasadizo con tráfico de doble sentido. Nuestra consciencia cruza esa puerta y entra en otros reinos, pero esos otros reinos también mandan exploradores que entran en nuestros sueños. Al cruzar la segunda puerta de ensueño (este concepto se describe más ampliamente en el capítulo 25), los ensoñadores llegan a una fuente universal de energía. El emisario es una carga de energía diferente a la nuestra, una fuerza impersonal que nosotros hacemos personal por el hecho de que tiene voz. Los ensoñadores oyen o ven al emisario cuando tienen suficiente energía para mantener sus puntos de encaje fijos en una nueva posición específica. Cuanto más intensa es la fijación, más intensa es la experiencia del emisario. Si se mantiene cierto grado de desapego con él, nada ocurre; únicamente se describe lo que está frente a uno. Las conclusiones de lo que el emisario o explorador dice son nuestras propias deducciones. Es una fuerza que viene del reino de los seres inorgánicos. Los exploradores o emisarios son cargas energéticas que se mezclan con los objetos de nuestros sueños normales. Son estallidos de energía ajena que vienen a nuestros sueños y nosotros los interpretamos como objetos conocidos o desconocidos. Si conseguimos detectar a un explorador, aislarlo y seguirlo, este nos dirigirá a su fuente de origen. Cuando se consigue aislar a este elemento energético foráneo, el sueño se disuelve, dejando únicamente la energía ajena. Es el modo de cruzar la segunda puerta. Los seres del sueño pueden presentarse bajo múltiples formas, por lo que, habitualmente, aparecen en forma de familiares, amigos y demás personas con las que se interacciona en el mundo cotidiano. Que los veamos con una determinada forma es lo que les confiere su significado y lo que los hace «interpretables» desde una perspectiva psicoanalítica. Por tanto, son seres «reales» en el mundo del sueño lúcido; además, tienen una representación simbólica en los sueños y, por eso, los percibimos con esas características y no con otras. Pero existe la posibilidad de liberar a las figuras oníricas de la imagen que tienen en el sueño y darles un aspecto en el que no representen a nadie concreto: es lo que Castaneda llama «ver la energía». Se puede hacer este cambio gritando en voz alta esta intención o señalando con el dedo al ser en el sueño. Según le cuenta el brujo yaqui Don Juan a Carlos Castaneda (1993) en este mismo libro, al ver la energía de los seres, se distinguen dos tipos de configuraciones: una en forma de huevo luminoso, que corresponde a los seres orgánicos, como los humanos, y otra en forma de vela o palo alargado y opaco, correspondiente a los seres inorgánicos. La vida y la consciencia de ser, siendo exclusivamente una cuestión de energía, no son solo propiedad de los organismos. Existen dos tipos de seres conscientes: los orgánicos y los inorgánicos. Al cambiar el punto de encaje, se crea una energía concreta que capta la atención de los seres inorgánicos. Estos tratarán de intentar que te quedes en su mundo para nutrirse de tu energía. Según Don Juan, los seres se diferencian de los objetos por el resplandor que emiten. Ese resplandor es el reflejo de la consciencia de estos seres en el mundo de los sueños, y están vivos, si entendemos como vida el poder percibir lo que les rodea. Los seres inorgánicos tendrían una duración de su consciencia de ser, de su vida, mucho más larga que la nuestra, al igual que ocurre con los árboles en el mundo cotidiano. Como hemos visto, en el budismo tibetano también se habla de otros seres no humanos, allí se llaman elementales, que dificultan a los meditadores su maestría (Evans-Wents, 1975). Y también Wallace (2019) habla de la existencia de seres en nuestros sueños no producidos por nuestra mente.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 241
Las interacciones con los personajes del sueño pueden ser desde anodinas hasta amenazadoras, pero también sublimes, de aprendizaje.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 243
 
 
Las pesadillas son el punto oscuro, negativo, del mundo del sueño, ya que provocan angustia y miedo. Se consideraban la visita de un demonio. De hecho, la palabra inglesa nightmare procede del sajón mare que significa íncubo o duende. Un íncubo es un demonio masculino que aparece por la noche para robar favores sexuales a las damas; y el súcubo es el demonio femenino, que busca el mismo fin con los varones. Las pesadillas, aunque muy frecuentes en los niños, no solo les ocurren a ellos: un estudio en más de 400 alemanes adultos informó de una media de dos pesadillas al mes (Schredl y Erlacher, 2004), datos similares a los encontrados en otro estudio realizado en China (Kai-Ching, 2008). Entre los estudiantes universitarios se vio que el 5% de los alumnos tenían al menos una pesadilla cada semana (Hartmann, 1984). El origen de las pesadillas puede ser desde cualquier trastorno psicológico (ansiedad, traumas, depresión, consumo de alcohol o sustancias, entre otros), o preocupación consciente o inconsciente (relación tormentosa o estrés de cualquier tipo), hasta el correlato de un malestar físico producido por cualquier enfermedad (las que cursan con fiebre son especialmente frecuentes). También hay fármacos como la L-Dopa o los betabloqueantes que aumentarían las pesadillas (LaBerge y Rheingold, 2014). Curiosamente, apenas ocurren en un laboratorio de sueño, o en los niños cuando se acuestan con sus padres; parece que la sensación de protección que se genera en ambos casos las anula.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 245
 
 
Freud (1988) consideraba que todo sueño era el cumplimiento de un deseo. La pesadilla debería serlo de un temor, ya que es difícilmente imaginable que alguien desee ese sufrimiento. Jung, el famoso psiquiatra suizo, consideraba que las pesadillas son «elementos sombríos», partes de nosotros que repudiamos (Wagoner, 2009). Representarían aspectos indeseables de nuestra mente que hemos rechazado o negado. Según Jung, deberíamos reintegrarlas en nuestras psiques para convertirnos en personas más equilibradas (Snowden, 2010). Actuarían como un niño herido que quiere ser escuchado. Jung, discípulo de Freud, describe los arquetipos del «inconsciente colectivo» como representaciones simbólicas de aspectos universales de la mente inconsciente, y considera que existen muchos, como «el sabio» (representa el conocimiento y la sabiduría), «la madre» (la crianza, el amor incondicional, lo femenino), o el «Yo superior» (la unidad interna, «la mejor versión de uno mismo»). Él considera que hay un arquetipo que es el único que no es innato: «la sombra», que es el contenido psicológico inaceptable de nuestra mente y se compone de todo lo que hemos rechazado, reprimido o negado a lo largo de nuestra vida. Son todos nuestros tabúes, perversiones y temores. Todo esto aparecerá de forma recurrente en las pesadillas. También habría una «sombra positiva»: rasgos positivos de nosotros mismos que no queremos o no somos capaces de reconocer como propios. Para Jung, la sombra es la sede de nuestra creatividad. La integración de estas contradicciones nos llevará a la «individuación», según Jung, y en los sueños lúcidos es donde mejor podemos integrar estas características (Stevens, 2001; Jung, 2003; Morley, 2019).
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 246
 
 
 
 
Dado que la pesadilla nos genera miedo, puede ser un desencadenante perfecto para hacernos conscientes de que estamos en un sueño y que eclosione la lucidez. Muchas pesadillas son narrativas de héroes o protagonistas en peligro: aparecemos desnudos o indefensos ante la gente, nos persiguen, no llegamos a un examen o a un medio de transporte. Lo que la convierte en pesadilla, a menudo, no es el argumento, sino la emoción desagradable que la acompaña. La ansiedad sería el resultado de la respuesta inadecuada del soñador a la demanda onírica (LaBerge y Rheingold, 2014). La ansiedad surgiría del miedo a algo y del convencimiento de que no podemos o sabemos resolverlo. La ansiedad permitiría replantearnos nuestras respuestas a la situación. De hecho, es una causa frecuente de generación de sueño lúcido en aquellas personas que no se despiertan físicamente (LaBerge, 1985).
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 247
 
 
La parálisis del sueño
 
La parálisis del sueño (LaBerge y Rheingold, 2014) es la experiencia de no poder mover ninguna parte del cuerpo cuando uno se despierta. El soñador puede sentir que un enorme peso le sujeta, que no puede respirar, distorsiones corporales, como sensación de descarga eléctrica, incluso alucinaciones auditivas, en forma de zumbidos, o visuales, en forma de figuras, generalmente amenazadoras. Se cree que el fenómeno de íncubos y súcubos ocurre en ese momento. También se puede sentir que se está abandonando el cuerpo, flotando o de otra forma, lo que origina la experiencia de experiencias fuera del cuerpo. La causa probable de este fenómeno es la parálisis muscular total que ocurre en el sueño REM. El individuo toma consciencia de que está despierto, pero el cuerpo sigue sujeto a la parálisis del REM. Este período, que puede durar segundos, se vive como extraordinariamente largo y amenazador. Se dispara la ansiedad, el individuo intenta gritar y no puede. La recomendación es: a) recordar que la experiencia es normal, que todo es un sueño y, por tanto, inofensivo, y b) relajarse y continuar viviendo la experiencia con curiosidad. Los sueños que ocurren en las parálisis del sueño suelen ser intensos y maravillosos.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 247
 
 
Habría varias formas de afrontar las pesadillas: Huir en un sueño no lúcido, o huir usando los instrumentos del sueño lúcido. Agredir y destruir lo que nos asusta. Enfrentarse a lo que nos asusta de forma amigable.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 248
 
 
Técnica para afrontar las pesadillas
 
1.     Permanecer con la pesadilla, no huir, sobre todo si es una pesadilla recurrente. La pesadilla sigue siendo nosotros y nos seguirá a todas partes.
2.     Mecanismo de seguridad. En el sueño, nunca nos va a pasar nada; pero si la pesadilla nos produce demasiado terror, siempre hay un mecanismo de seguridad: despertar en el mundo físico. Siempre tenemos este as en la manga.
3.     Si algo nos persigue, nos damos la vuelta y lo afrontamos. Agredirlo no suele ser una buena solución. Tholey (LaBerge y Rheingold, 2014), el famoso experto en sueños lúcidos, asegura que esto da mayor energía al personaje de la pesadilla. Y, además, le seguimos el juego al creer que tiene poder. Hay que hacerse consciente de nuestras emociones negativas, sean las que sean, habitualmente ansiedad y miedo.
4.     Reclutar refuerzos. Si nos sentimos más seguros, podemos invitar a personajes que nos den tranquilidad, desde el rey Arturo hasta un superhéroe; o quizá algún sabio, como Gandhi o un maestro espiritual, que negocie con la pesadilla (Tucillo y cols., 2013).
5.     Actuar de forma segura y amorosa. Si es un monstruo, podemos mirarlo a los ojos. Si estamos suficientemente lúcidos, podemos dirigirnos hacia el monstruo con los brazos abiertos y abrazarlo. En resumen, hacemos lo contrario de la conducta evitativa que haríamos de ordinario.
6.     Hablar con el personaje de la pesadilla. No siempre es algo necesario para resolverla, pero, si nos encontramos con ánimo y tenemos la oportunidad, seguro que podemos aprender algo. Podemos plantearle preguntas clásicas del tipo: «¿Quién eres?», «¿Qué quieres?», «¿Por qué me persigues?», «¿Qué quieres enseñarme o en qué quieres ayudarme?», o «¿Cómo puedo ayudarte?». Cualquier respuesta que nos dé nos va a aclarar temas. Podemos interpretarla en el mismo sueño o «a posteriori».
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 253
 
Recomendaciones específicas ante ciertas pesadillas recurrentes
 
  • Ser perseguido. No se recomienda correr, sino volverse y enfrentarse al perseguidor. Generalmente, el perseguidor desaparece o se convierte en inofensivo. Si no es así, intenta establecer un diálogo conciliador con lo que te persigue. Se le puede preguntar: «¿Quién eres?», o «¿Quién soy yo?”». También puedes pedirle ayuda, pregúntale en qué puede ayudarte.
  • Ser atacado. No ceder sumisamente al ataque ni huir. Tratar de defendernos inicialmente y, si es posible, intentamos establecer un diálogo conciliador con el atacante, mostrando reconciliación con el lenguaje verbal y no verbal. Otra alternativa es generar compasión y amor hacia esa figura, lo que suele cambiar su actitud.
  • Caer. Suele producir gran ansiedad, porque se considera que significa que vamos a morir en la vida real. Lo que se recomienda es relajarse y dejar que nuestro cuerpo aterrice. También podemos transformar la caída en un vuelo.
  • Parálisis. En general, la ansiedad se dispara, lo que aumenta la inmovilidad, y el proceso se magnifica. Sabiendo que en el sueño nada nos puede hacer daño, hay que generar una actitud de curiosidad y aceptación relajada sobre todas las imágenes que aparezcan.
  • Aparecer desnudo en público. No hace falta sentirse ridiculizado o incómodo. ¿Qué importa eso si estamos en un sueño? Nos divertimos con la idea. Para algunas personas es una experiencia erótica excitante. Otras pueden pedir a la gente que se desnude también. Podemos ser creativos y reírnos.
  • Incapacidad para hacer un examen, dar un discurso, llegar a una cita. No haría falta que siguiesemos el tema. Una vez conscientes de que es un sueño, podemos dejar la clase o el lugar y gestionar el sueño lúcido como queramos. Pero si lo que deseamos es aumentar la confianza en nosotros mismos, podríamos contestar el examen o dar el discurso de forma creativa, disfrutando, enfrentándonos a lo temido de forma lúdica.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 254
 
 
Cuando pensar en una pesadilla se convierte en un acto tan doloroso que lo evitamos, no resulta sorprendente que vuelva a producirse. Como nosotros mismos hemos demostrado (Gamboa y cols., 2017), para que un suceso desaparezca de la memoria debe ser neutro, no debe estar asociado a una emoción, ya sea positiva o negativa.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 255
 
 
Los niños suelen tener más pesadillas que los adultos, pero parecen tener menos dificultades para enfrentarse a sus miedos en el sueño.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 257
 
 
En general, habría que decirle al niño, cuando relate una pesadilla, que cuando sueñe con lo que teme (generalmente algo imposible en la realidad), se haga consciente de que eso es un sueño; que no puede recibir ningún daño en el sueño y que puede modificarlo a voluntad. Se le invita, como si fuese un juego, a hacerse lúcido y reescribir el sueño.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 257
 
 
Técnica para modificar pesadillas recurrentes
 
1.     Recordar y registrar las pesadillas recurrentes. Si tenemos una pesadilla varias veces, la recordamos y anotamos con el mayor lujo de detalles. Analizamos qué querríamos cambiar del guion y desde dónde haríamos la modificación.
2.     Elegir el punto de entrada, nueva acción y final. Decidimos cómo querríamos cambiar el sueño, desde qué momento y cómo terminaría. Generalmente, es antes de que aparezcan los primeros contenidos desagradables.
3.     Relajarse utilizando mindfulness. Nos aislamos unos 20 minutos donde podamos estar solos. Adoptamos una postura cómoda y practicamos mindfulness .
4.     Reproducir la pesadilla y buscar un final alternativo. Seleccionamos el punto de entrada elegido en el paso 2; visualizamos el sueño hasta ese momento, entramos y lo modificamos como hayamos decidido, hasta terminarlo. Observamos el efecto que tiene en nosotros este resultado.
5.     Evaluar la resolución del sueño reproducido. Cuando termine el sueño imaginado y modificado, anotamos lo sucedido como si fuese un sueño normal. Describimos cómo nos sentimos. Si aún no estamos suficientemente cómodos, podemos volver a modificarlo desde el paso 2 hasta que consigamos una solución final satisfactoria. Generalmente, esto suele detener la pesadilla, como hemos visto al revisar los estudios de psicoterapia.
6.     Si se repite la pesadilla, intentar resolverla en un sueño lúcido. Si aún con todo se repite la pesadilla, intentamos no despertarnos físicamente, sino que el sueño se vuelva lúcido y modificarlo.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 258
 
 
¿Cómo actúa el sueño lúcido?
 
Tholey (1988) considera que el sueño lúcido, a diferencia del no lúcido, produce sus efectos terapéuticos por estas razones:
 
1. Debido a la lucidez, el ego del sueño se siente menos atemorizado de los personajes y situaciones del sueño; por eso, se produce menor resistencia a confrontar o interactuar con ellos.
2. Usando técnicas apropiadas para manipular los sueños, el ego del sueño puede conectar con personas, lugares, situaciones y momentos importantes para el individuo.
3. El diálogo con otras figuras permite al ego del sueño reconocer la dinámica de la personalidad actual (función diagnóstica).
4. Mediante una apropiada actividad del ego del sueño, se puede reestructurar algunos aspectos de la personalidad (función terapéutica).
 

Tholey (1988) considera que lo que sana no es el sueño lúcido como tal, sino la actividad del ego durante el sueño lúcido
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 259
 
 
En el sueño lúcido puedes crear cualquier cosa, de cualquier forma y tamaño, sin límite de complejidad. También podemos crear o hacer aparecer personas, como familiares o amigos. Como siempre, en el sueño tenemos que tener en cuenta sus leyes: La realidad es creada por nuestros pensamientos y emociones. Si estamos tranquilos, nuestros sueños serán pacíficos;
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 259
 
 
Crear En el sueño lúcido puedes crear cualquier cosa, de cualquier forma y tamaño, sin límite de complejidad. También podemos crear o hacer aparecer personas, como familiares o amigos. Como siempre, en el sueño tenemos que tener en cuenta sus leyes: La realidad es creada por nuestros pensamientos y emociones. Si estamos tranquilos, nuestros sueños serán pacíficos; pero si estamos nervioso, los sueños serán agitados. Por tanto, es clave un pensamiento centrado en el objetivo y una clara intención. El efecto expectativa. En general, los sueños reflejan nuestras expectativas. Lo que creamos que va a pasar es lo que suele ocurrir. Y lo que creamos que es imposible que ocurra, no es fácil que suceda. A veces, sin embargo, lo que ocurre es inesperado, porque está producido por nuestros deseos o miedos inconscientes. Nosotros somos el origen del sueño. Podemos cambiar el paisaje onírico, o podemos cambiarnos a nosotros. Una forma sutil de cambiar el sueño no es tanto cambiar los objetos externos expresando el pensamiento en voz alta, sino cambiarlos modificando nuestros pensamientos y emociones de forma sutil, porque eso modificará el sueño.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 259
 
 
Para la creatividad es importante incubar el sueño, algo que se hacía desde tiempos de los egipcios. Decirse a sí mismo: «Esta noche voy a encontrar la solución a este problema». El sueño lúcido sería más potente. En vez de esperar a que llegue la musa, se la puede invocar. La esencia de la creatividad es combinar viejas ideas o conceptos y darles una nueva forma. La dificultad está en que no sabemos cómo evocar ese grado de creatividad.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 262
 
 
Según LaBerge y Rheingold (2014), la idea que más ayuda a entender la utilidad de los sueños en general, y de los lúcidos en particular, en el proceso de creación, es la de «conocimiento tácito». Existe un conocimiento que sabemos y que podemos expresar de forma explícita, denominado «conocimiento explícito». El tácito incluye lo que no sabemos expresar (por ejemplo, ir en bicicleta o caminar) y lo que no sabemos que sabemos. El tácito es el más extenso. Una forma de acceder a él es a través de los sueños. Si no son lúcidos, no tenemos tanto acceso a este conocimiento a no ser que incubemos el sueño. Pero, en el sueño lúcido, uno puede preguntar directamente a su inconsciente.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 264
 
 
Como la creación de imágenes de novo resultará difícil, Pérez (2010) recomienda generar la videoteca de los sueños. Consiste en crear una videoteca al lado del aparato de televisión, con los DVD clasificados por diferentes temas:
 
• La historia de nuestra vida en años: cada DVD sería un año. Muy útil para la recapitulación de la vida, la práctica tolteca.
• Vídeos familiares y de amigos: con películas que representen nuestra relación con ellos.
• Vídeos de aprendizaje, dependiendo de nuestros estudios o aficiones.
• Cualquier otro vídeo de algún tema que nos interese o necesitemos.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 267
 
 
¿Cuál es el límite en el desarrollo espiritual que puede conseguirse con los sueños lúcidos? Esta es una extraordinaria pregunta que no tiene una fácil respuesta.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 271
 
 
Desde la perspectiva occidental, lo más profundo que puede hacerse con un sueño lúcido es interpretarlo durante el mismo sueño. Tucillo y cols. (2013) nos proponen cómo hacerlo:
 
 Buscar un guía o tótem. Es un ser del sueño, animal, vegetal o humano, que nos inspire confianza y sabiduría. Será nuestro aliado para que nos instruya sobre el sueño y sobre nosotros mismos.
 Interpretar el sueño dentro del sueño. No tenemos que esperar a despertar físicamente para interpretar el sueño, se puede hacer mientras estamos lúcidos. Podemos preguntarle al sueño: «Muéstrame qué necesito saber». Y sentarnos a observar. Interpretarlo sin estrés, como si estuviésemos involucrados en una creación.
 Plantear preguntas claves. Son las de siempre, las que conocemos de la filosofía: «¿Quién soy?», «¿Qué es Dios?», «¿Qué hay después de la muerte?».
 Observar el entorno onírico. Es posible que nos respondan verbalmente, pero también es probable que tengamos que contestarnos basándonos en el paisaje onírico. Tras observar y analizar, debemos intentar contestarnos en el sueño a esas preguntas.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 272
 
El límite según la tradición tibetana
 
El yoga del sueño es una de las prácticas más importantes de la tradición meditativa tibetana, que se dice fue llevada al país por el sabio y místico indio Padmasambhava (1988). La razón se halla en que el yoga de los sueños permite acceder a la consciencia substrato, desde la que se puede acceder a la consciencia primordial (alaja vijñana), que es no dual, es atemporal y fuente de virtudes; entre ellas, la intuición o la clarividencia. Es libertad total y bodhichitta última, que surge espontáneamente. Realizar la consciencia primordial es la «iluminación» (Wallace, 2018). La consciencia substrato es la base de las reencarnaciones y del samsara, donde se almacenan los comportamientos como huellas o semillas kármicas que condicionan la vida (Wallace, 2018).
El yoga del sueño no constituye una práctica aislada, sino que se realiza en el contexto del yoga del cuerpo ilusorio. La finalidad básica de esta práctica es entender que nuestro cuerpo, nuestro «yo», en última instancia, y todos los demás fenómenos a los que nos apegamos, son ilusorios. Y que todos los fenómenos que nos rodean lo son también, son de la naturaleza de los sueños. Se pretende contactar con «la clara luz», el aspecto más profundo de nuestra mente universal, con el que solo se puede contactar en tres situaciones: 1) en el espacio existente entre la cesación de un pensamiento y la aparición de otro; 2) en el espacio entre la cesación de las apariencias del estado de vigilia y el surgimiento de las apariencias en el estado del sueño, y 3) en el espacio entre que desaparecen las apariencias de este mundo y aparecen las del estado intermedio o bardo; es decir, cuando morimos.
Las enseñanzas del yoga de los sueños en el budismo tibetano incluyen cuatro fases: 1) comprender la naturaleza del estado onírico; 2) transmutación; 3) percepción del estado onírico como maya, y 4) meditación sobre el Eso (la esencia) del estado onírico. Las desarrollaremos a continuación
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 273
 
 
En su libro El arte de ensoñar (Castaneda, 1993), se afirma que existen siete compuertas en el sueño, según la tradición yaqui, pero, en sus libros, solo describe estas cuatro:
 
Primeracompuerta:ser consciente de que estamos soñando
Se alcanza la primera compuerta cuando somos conscientes de que nos estamos quedando dormidos (WILD) o tomamos consciencia dentro del sueño (DILD). Por tanto, cuando tenemos un sueño lúcido estamos alcanzando esta primera compuerta. Conseguimos cruzarla cuando somos capaces de prolongar el sueño lúcido. Con este grado de control, podríamos percibir objetos, personajes y lugares similares o diferentes a los habituales, pero no conseguiríamos cambiar el escenario a voluntad. En El arte de ensoña , Castaneda (1993) describe que este proceso se consigue siguiendo el «camino del guerrero»:
 
«[…] Llegar a la primera compuerta del ensueño, de una manera calculada y con control, es llegar al cuerpo energético. Pero mantener ese cálculo y control es básicamente un asunto de tener energía. Los brujos obtienen esa energía organizando, de una manera ingeniosa, la energía natural que poseen y usan para percibir el mundo cotidiano. […] Don Juan explicó que, para rebuscar energía, los brujos reorganizan ingeniosamente la distribución de su energía básica, descartando cualquier cosa que consideren superflua en sus vidas. Llaman a este método el “camino de los brujos” o “el camino del guerrero”».
 
Segunda compuerta: modificar los objetos del sueño
Se cruza la segunda compuerta cuando somos capaces de cambiar a voluntad los contenidos del sueño e ir de un sueño a otro diferente. Hay dos formas de hacerlo: soñar con que nos despertamos de un sueño (es decir, generar un falso despertar), o usar un objeto del sueño para saltar a otro sueño. Este grado de control nos permitiría trasladarnos de un lugar a otro en el mundo del sueño, pero siempre sin poder salir del espacio mental. La tradición occidental no solo nunca pasa de esta compuerta, sino que no imagina que puede haber nada más allá.
 
Tercera compuerta: vernos durmiendo en el sueño
Alcanzamos la tercera compuerta cuando tenemos un sueño en el que nos vemos durmiendo. Para cruzar esta compuerta hay que mover el cuerpo de sueño, o cuerpo energético, como lo llama Castaneda, una vez que nos hemos visto dormidos. Sería el equivalente a una experiencia fuera del cuerpo. En esta tercera compuerta, comenzamos a fusionar la realidad del sueño con la realidad del mundo cotidiano, es decir, nuestro estado de consciencia durante el sueño comenzaría a equipararse al que tenemos en la vida de vigilia.
En este nivel, es necesario completar el cuerpo energético mediante la práctica de la meditación y del yoga del sueño. Hay que evitar el deseo irresistible de sumergirse en todo. Una manera de evitarlo es ser tan curiosos, tan desesperados por meternos en todo, que no dejemos que nada particular nos aprisione. En esta puerta entra en juego la recapitulación minuciosa de la vida, trayendo al recuerdo cada uno de los momentos de nuestra vida con el máximo detalle posible. Este proceso permite que nos liberemos de bloqueos emocionales, nos deshagamos de la pesadez de nuestras vidas y nos volvamos más y más vaporosos.
 
Cuarta compuerta: soñar con el cuerpo
en la misma posición que nos hemos acostado
Cruzamos la cuarta compuerta cuando nos acostamos en una posición (por ejemplo, del lado derecho) y soñamos con que nos acostamos en esa misma posición. Esto se conoce como «las posiciociones gemelas». Si consigues hacer este ejercicio, habrás alcanzado el máximo grado de control: la percepción total.
En esta compuerta, el cuerpo de sueño puede viajar: a) a lugares concretos de este mundo cotidiano, b) a otros mundos existentes fuera de este mundo, y c) a nuestra propia creación, a lugares que solo existen en el «intento». Este tercer destino está relacionado con los sueños compartidos. Los místicos sufís, representantes del misticismo islámico que comenzó a desarrollarse a partir del siglo VII, parece que controlaban los sueños compartidos con gran destreza. Eran capaces de aparecer en los sueños de cualquier persona a voluntad e incluso podían incubar sueños colectivos (DeBecker, 1965). A partir de la cuarta compuerta, se podría decir que estás percibiendo el mundo real. En mi opinión, este estado es comparable a la Clara Luz que describen los tibetanos.
 
Guillermo Pérez (2010) compara las cuatro compuertas con la visita a otro mundo. Así, se podría equiparar la primera compuerta a una fugaz visita turística, donde sólo veríamos el paisaje y disfrutaríamos del lugar visitado, sin implicarnos para nada en él. La segunda compuerta sería un viaje de mayor implicación con el nuevo ambiente, donde comenzarían las interacciones con los objetos y personajes característicos del él. Se irían creando lazos con esos personajes que empezarían a atraernos hacia su mundo. En la tercera compuerta ya no estaríamos haciendo un viaje turístico, sino que tendríamos una segunda residencia en el mundo de los sueños. La cuarta compuerta sería un cambio de residencia desde nuestro mundo habitual al mundo de los sueños. La mayoría de los soñadores lúcidos sólo llegan a la tercera compuerta.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 280
 
 
Los peligros del sueño lúcido
 
Guillermo Pérez (2010) considera que en el sueño lúcido existen dos peligros básicos:
 
1. LOS TRANSPORTES. Los objetos extraños del sueño lúcido actúan como transportes hacia otros lugares del mundo de los sueños. Si vamos a escoger un transporte sin saber a dónde conduce, podemos tener problemas en forma de pesadillas. Una forma de evitarlo es manifestar en voz alta el deseo de viajar a un determinado lugar que conozcamos. Si nos sorprende la posibilidad de hablar en sueños, sólo tenemos que intentarlo. Si queremos arriesgarnos y tomar un transporte hacia un lugar desconocido, que no tiene por qué ser peligroso, sólo necesitamos fijar la vista en el objeto extraño y nos sentiremos transportados hacia otro lugar en el sueño.
 
2. LA INTERACCIÓN CON LOS SERES. En los sueños lúcidos se puede dialogar con los personajes del sueño y crear afinidades con ellos. Por ejemplo, podemos hablar con nuestro padre en el sueño de forma tan real como en el mundo cotidiano. Ese ser idéntico a nuestro padre nos puede dar consejos erróneos. Lo más importante es la valoración posterior tras el diálogo mantenido con ese ser. ¿En qué consiste el peligro? En los sueños lúcidos no es posible dañarnos a nivel físico, pero nosotros mismos podemos influenciarnos psicológicamente. Si tomamos el control sobre los dos peligros citados, no sufriremos daño físico ni psíquico alguno. Pero si tenemos tendencia a dejarnos influenciar, podemos hacer caso a los seres que aparecen en nuestros sueños. El problema no radicaría en los consejos de los seres del sueño, sino en seguirlos.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 283
 
 
¿Hasta dónde tendríamos que llegar en la profundización del sueño lúcido?
 
De nuevo Guillermo Pérez (2010) hace una recomendación basándose en las características del soñador:
 
1) Personas sensibles, impresionables o influenciables
Su consejo es practicar la incubación de sueños para plantear preguntas concretas sobre asuntos que nos afecten e interpretar los sueños resultantes mediante la técnica de interpelación, es decir, preguntando a la figura del sueño lo que deseemos. Al practicar el sueño lúcido, no pasar de la primera compuerta, es decir, disfrutar con los escenarios presentes en el sueño, ver los objetos, tocarlos y preguntar a los personajes qué representan. Si se quiere viajar a algún lugar en sueños, elegirlo antes y manifestar nuestro deseo de visitar ese lugar al fijarnos en un objeto extraño. No entablar ninguna relación duradera con los personajes de los sueños. Este comportamiento es el menos arriesgado y no supone alteración alguna para nuestro mundo cotidiano.
 
2) Personas poco sensibles, poco impresionables
o poco influenciables
Como no existe tendencia al temor o a la dependencia, podemos explorar con más profundidad el mundo de los sueños lúcidos. Podemos intentar viajar a un lugar desconocido, fijando la vista en un objeto extraño. Y al llegar al nuevo escenario de sueño, explorarlo. Al entablar relación con los seres del sueño, hay que decidir de antemano hasta dónde llegar. Quizás podemos llegar hasta la tercera compuerta del ensueño, es decir, tener un sueño donde estemos dormidos y nos levantemos. Si conseguimos llegar hasta ese grado de control (equivalente a una experiencia extracorporal), debemos esforzarnos por distinguir la realidad del sueño de la realidad del mundo cotidiano. Es muy recomendable que una persona con experiencia en el tema guíe nuestros pasos cuando lleguemos a ese punto.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 284
 
 
Personalmente, nunca me ha interesado demasiado el sueño lúcido como exploración o como divertimento, sino como una práctica más para el desarrollo espiritual. Para mí, uno de los objetivos ha sido meditar durante el sueño lúcido, algo que es muy difícil de hacer, porque requiere una potente determinación. Según mi experiencia, el sueño lúcido es el reflejo de la vida despierto. Cuando hace años intenté esta práctica, visualizaba un cuarto de meditación similar al que yo usaba en la vida normal. Cuando meditaba, aunque el grado de profundización era superior al de la vida normal, todavía aparecían imágenes y pensamientos verbales. Cuando abría los ojos, generalmente, ya no estaba en esa habitación, sino en cualquier otro escenario. Años después, conforme la profundización en la meditación aumentaba en la vida despierta, también lo hacía en el sueño lúcido. La meditación en el sueño era de una profundidad intensa, sin distracciones. Y al abrir los ojos oníricos después de meditar, ya no había habitación, el paisaje tendía a estar vacío, como el paisaje mental en la propia meditación, pero la duración de la experiencia seguía siendo muy breve.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 285
 
 
Las experiencias fuera del cuerpo (EFC) (out-of the body experiences, en inglés), también llamadas «viajes astrales», se definen como la experiencia de ver nuestro propio cuerpo en un espacio extra-personal (Blanke y cols., 2004). Las investigaciones demuestran que pueden ocurrir tanto en estado despierto (Ehrsson, 2007), durante el sueño sin sueños (Blackmore, 1982), o durante el sueño con ensoñaciones (LaBerge y cols., 1988).
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 286
 
 
Las semejanzas y diferencias entre la EFC y el sueño lúcido han sido resumidas por Blackmore (1988):
 
1. Como ya se ha descrito, hay personas que relatan ambas experiencias, aunque el solapamiento entre ambas es porcentualmente pequeño, alrededor del 10%.
2. Ambas experiencias pueden iniciarse de diferentes formas, pero una forma de inicio de las EFC es mediante un sueño lúcido.
3. En ambas experiencias se relata:
1.     Una consciencia extremadamente clara.
2.     Una percepción más clara y vívida que la normal (Blackmore, 1982).
3.     Las simplificaciones, distorsiones, alteraciones y añadidos encontrados en los mundos que se experimentan con ambas son muy similares y, por ejemplo, volar es frecuente en ambas (Muldoon y Carrington, 1929; Monroe, 1971; Blackmore, 1982). En ambas, pensar en cambios del entorno suele generarlos.
4.     Volar en sueños, algo frecuente en ambas experiencias y que facilita la lucidez, ya que es algo inaudito en la vida normal.
5.     Ambas impactan en la vida del individuo (Van Eerden, 1913; Blackmore, 1982), y los que las experimentan desean que se repitan estos fenómenos.
4. La gran diferencia entre ambas es que, en los sueños lúcidos, el sujeto sabe que lo que ve es producto de un sueño, mientras que, en la EFC, el individuo cree que lo que le rodea es real.
Sin embargo, los falsos despertares no existen en la EFC, solo en el sueño: en el sueño no lúcido, uno sueña que ha despertado, pero, en el sueño lúcido, uno sueña que sigue soñando.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 287
 
 
La excelente revisión de Irwin (1988) sobre el tema confirma que no hay predominancia de género ni de otras variables sociodemográficas, como edad, etnia, nivel educativo o religiosidad, en esta experiencia. Tampoco se observa una mayor capacidad de imaginería visual. Curiosamente, en ambas experiencias (EFC y sueños lúcidos), los sujetos presentan una mayor capacidad espacial: en EFC, esta mayor capacidad espacial serviría para desarrollar la sensación de realidad, y en los sueños lúcidos, para confirmar la impresión de lucidez. Factores de personalidad, como el psicoticismo, que se creyó importante en la EFC, ya que estas experiencias se conceptualizaban como episodios psicóticos, no se han observado. No se han encontrado otros rasgos de personalidad en la EFC, excepto la capacidad de concentración, que es mayor en ellos que en controles.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 290
 
 
Tart (2013) considera que son dos los rasgos distintivos fundamentales de una experiencia extracorpórea (EEC): 1) el individuo se encuentra ubicado en un lugar distinto a aquel en el que se halla su cuerpo físico, al que puede –aunque no siempre– ver desde un punto de vista externo, y 2) siente su consciencia, durante la experiencia, muy clara. El fenómeno del viaje astral se encuentra en un 95% de las casi setenta culturas no occidentales, y casi en el 80% de los casos, el viaje astral se producía durante el sueño (González, 2014). En cuanto a la actividad del sujeto, el 92% de los sujetos que habían experimentado de forma repetida el desdoblamiento podía ver; el 57% podía oír; el 28% aseguraba poder tocar o tener esa sensación; el 19% percibía olores, y un 9% de los viajeros percibía sabores a través de su doble astral (González, 2014).
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 291
 
 
Las fases nucleares del viaje astral estándar inducido son (González, 2014):
 
RELAJACIÓN
 
ESTÍMULO SONORO O LUMINOSO
 
SALIDA
 
AUTOSCOPIA
 
DESEO DE REGRESAR AL CUERPO
 
ACLIMATACIÓN Y CURIOSIDAD EN LOS SIGUIENTES EPISODIOS
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 291
 
 
Técnica del desdoblamiento astral
Aquí hemos hecho una mezcla de las sugerencias de diferentes autores, con el fin de llegar a una síntesis que facilite la realización del proceso, que en general es complicado para la mayoría. Hay sugerencias de las recomendaciones de Oliver Fox (1939; 2009), Sylvan Muldoon (Muldoon y Carrington 1929; 1971), Lobsang Rampa (1956; 1977) y Robert Monroe (1971; 2009).
 
• PREPARACIÓN:
 
1.     FÍSICA. Muldoon recomienda la técnica de la privación: tener hambre o sed, con intensidad razonable, y dejar un vaso de agua y algo de comida en la cocina, de forma que, por la noche, tendamos a ir allí a saciar la sed o el hambre. Monroe desarrolló unas ondas sonoras para inducir el viaje astral que pueden adquirirse en internet, pero en muchos de sus desdoblamientos no las utilizó.
2.     PSICOLÓGICA. Muldoon la llama «voluntad pasiva», pero es como la técnica de la intención en el sueño lúcido. Desear, cuantas más veces y más intensamente sea posible y en el día, experimentar el desdoblamiento astral, incluso visualizando el proceso, resistiéndose a las «dudas racionales» que nos surjan, es clave para él.
3.      
• SELECCIÓN DE UN OBJETIVO. Para Rampa, es necesario saber dónde queremos ir tras el desdoblamiento. Recomienda que sea a casa de algún familiar o ser querido, y durante el día repetirnos a menudo que queremos ir a verle en astral. Debemos conocer perfectamente dónde vive, para no distraernos ni perdernos.
 
• MOMENTO DE REALIZARLO. Para Fox, mejor después de comer de forma abundante o justo al despertarse por la mañana, cuando no tengamos ninguna gana de levantarnos. El resto de autores no lo precisa.
 
• POSTURA. Para Fox, boca arriba o de lado, lo que resulte más cómodo, siempre con los ojos cerrados, pero girándolos un poco hacia arriba, como mirando algo situado detrás y encima de nosotros.
 
• RELAJACIÓN. Hay que respirar de forma profunda y rítmica según Fox. Para Rampa, mientras nos relajamos, el único pensamiento debe ser la proyección astral. Para Monroe, el tema clave en este momento es no tener miedo a no volver al cuerpo físico. Usó barbitúricos que no recomienda, porque hacen perder el control, y autohipnosis mediante cintas, que considera muy útil para controlar ese proceso de inducción al sueño. En las cintas se repetía que estaría consciente durante ese proceso y recordaría todo lo ocurrido al despertar.
 
• TÉCNICA COMO TAL. Según Fox, debemos visualizar, a la altura del entrecejo o en la coronilla, una escotilla o puerta, capaz de conectar con nuestro cerebro. Podemos imaginarla como queramos, pero siempre con la certeza de que es una puerta. Rampa afirma que hay que visualizar una forma nebulosa que represente nuestro cuerpo físico, un doble nebuloso que se desprende lentamente de nuestro cuerpo y se eleva un poco sobre nosotros. Entonces, debemos centrar nuestra atención en el doble, percibirlo balanceándose sobre el cuerpo físico y conectado a este por una cuerda plateada que enlaza ambos cuerpos desde sus respectivos ombligos. Para Muldoon, el cordon de plata se une al entrecejo. Para Monroe, la técnica es igual a las técnicas WILD: hacerse consciente del proceso de sueño hasta que aparezcan los síntomas del desdoblamiento (ruidos y luces). Recomienda respirar con la boca entreabierta y con los ojos cerrados, concentrarse en la oscuridad, mirando un punto ubicado a unos treinta centímetros de la frente, que hemos de ir alejando paulatinamente, hasta situarlo a dos metros. Con la imagen bien definida, se debe mover el punto luminoso en un ángulo de noventa grados, hasta situarlo en línea con la coronilla, hasta que las vibraciones aparezcan y se culmine el proceso. Varios autores recomiendan, cuando empiezan las vibraciones, girarse de lado, incorporarse en la cama o mover el brazo onírico, ya que parece que hay resistencias físicas al inicio del desdoblamiento astral.
 
• PROCESO DE SEPARACIÓN. Fox espera que aparezca una sensación de entumecimiento corporal, que irá en aumento y que se irá convirtiendo en una parálisis, comenzando por los pies y extendiéndose al resto del cuerpo. El siguiente paso será poder percibir a través de nuestros párpados cerrados, captando una luz tenue dorada. Podemos ver destellos, fogonazos, siluetas, y oír ruidos diversos, algunos atronadores, como zumbidos, junto a sensaciones de aceleración. Entonces debemos notar la existencia de los dos cuerpos, el físico y el astral. Aquí debemos emplear nuestra fuerza de voluntad para obligar al doble a pasar «por la escotilla cerebral» que hemos imaginado en nuestra cabeza. En ese instante oiremos un clic, de forma que ya los sonidos y la luz serán tenues.
 
• ¿QUÉ HACER TRAS EL DESDOBLAMIENTO? Fox aconseja levantarnos y alejarnos progresivamente, para comprobar cómo, hasta cierta distancia, tenemos capacidad para percibir sensaciones del cuerpo físico y del doble astral. Luego, uno puede desplazarse a donde quiera y como quiera, igual que en el sueño lúcido. Rampa aconseja visitar a la persona elegida, pero, antes, visualizar cómo recorreremos la habitación. Después, salir a la calle y, con el pensamiento, desplazarnos rápidamente hacia el lugar elegido. Monroe recomienda quedarse las primeras veces cerca del cuerpo y, solo después, hacer viajes más largos. Hay que comprobar, al principio, las dimensiones y características de los objetos, viéndolos y tocándolos, para acostumbrarnos a los sentidos astrales.
 
• VUELTA AL CUERPO. Según Fox, el regreso será inmediato y brusco si algo interrumpe nuestra experiencia, o pausado y controlado, si decidimos nosotros finalizarla. Para ello, hay que entrar tranquilamente en la habitación y recostarnos en la cama sobre nuestro cuerpo físico, fundiéndonos con él poco a poco. Recomienda anotar enseguida lo vivido, ya que todo se olvida inmediatamente, como pasa con los sueños. Rampa recomienda dejarnos caer flotando sobre el cuerpo, con toda lentitud. Para Monroe es mucho más sencillo: basta con tragar saliva, mover un dedo o, tan solo, desearlo.

Esta sería la técnica-amalgama de lo recomendado por los diferentes autores. Todos aseguran que, con el debido entrenamiento, el éxito se consigue en unas semanas.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 292
 
 
Martial y cols. (2017) confirman que no existe una secuencia temporal típica en las ECM, como confirmó en su muestra de 154 individuos, aunque existen cuatro dimensiones estables y consistentes, que también aparecían en estudios previos (Moody 1975; Ring, 1980; Greyson, 1983). El orden más frecuente y su prevalencia son los siguientes (Martial y cols., 2017), aunque este orden exacto se observa en un pequeño porcentaje de personas:
 
1. Experiencia de estar fuera del cuerpo (out-of-the-body experience ) (53%).
2. Ver una luz brillante (69%).
3. Ver a otras personas o espíritus (62%).
4. Experiencia de paz (la más frecuente: 80%).
 
También son frecuentes, aunque no tan nucleares, moverse por un túnel, la pérdida de sensación de tiempo y espacio, ver paisajes celestiales y hablar con un ser de luz, así como el retorno al cuerpo (Van Lommel, 2011). Lo que parece evidente es la gran variabilidad cultural y ambiental de la experiencia. Por ejemplo, la experiencia del túnel apenas aparece en la India (Kellehear y cols., 1994), o la experiencia de revivir toda nuestra vida tampoco aparece en todas las culturas (Kellehear, 1993).
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 297
 
 
Las ECM se asocian a cambios positivos a largo plazo, que incluyen bienestar psicológico y consecuencias asociadas, y más específicamente: mayor preocupación por el bienestar de los demás, reducción del malestar asociado a la perspectiva de morirse, mayor aprecio por la naturaleza y por la vida, menor deseo de estatus social y posesiones, y aumento de la autoestima (Ring, 1980; Noyes, 1980; Groth-Marnat, 1998).
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 297
 
 
En un estudio realizado por nosotros (Van Gordon y cols., 2018) durante tres años en 12 meditadores avanzados, encontramos que la experiencia es más profunda con el tiempo, que los meditadores eran conscientes de la experiencia y mantenían el control volitivo, que la experiencia era similar a la ECM espontánea y que vivían un rico abanico de encuentros no mundanos y de experiencias espirituales.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 298
 
 
Muerte y sueños lúcidos en la tradición tolteca
 
Magaña (2015) afirma que, en la tradición tolteca, el Mictlán o la tierra de los muertos es el primero de los lugares del soñar despierto. Ahí aparecen personas conocidas, situaciones cotidianas y lugares donde hemos estado, es decir, lo que la psicología actual llamaría «sueños proyectivos». Son sueños que nos llevarán a repetirnos, a repetir el pasado, nuestros patrones de conducta (lo que en la tradición budista/hinduista es el karma). Tendríamos que superar esta fase porque, de lo contrario, nos quedaremos atrapados en «la prisión invisible de la luna». Hay una frase azteca que resume esta visión: «El que no recuerda sus sueños está muerto en vida, porque no puede controlar su vida cuando está despierto». Cuando aparecen estos sueños proyectivos, lo que tenemos que hacer es cancelarlos. Esto y la práctica de la máscara, entre otras, terminarán con estos sueños.
 
Práctica de cancelar sueños (Magaña, 2015)
 
Es una práctica que debería convertirse en un hábito, igual que recordar los sueños. Cuando los recordemos, debemos catalogarlos en dos grupos: los que debemos cancelar (los proyectivos), y los que no.
 
1.     Visualizar la parte del sueño que recordamos e imaginar que se quema envuelta en llamas.
2.     Hacer descender la energía de ese sueño, como si fuera una serpiente moviéndose por nuestro cuerpo, para cancelar los efectos del sueño en nuestra carne y sangre.
3.     Cuando la energía llegue al suelo, golpearla, dos veces con el pie. La primera, para pedir a la tierra que reciba esta energía, y la segunda, para pedirle que haga algo maravilloso con ella.
4.     Hacer lo mismo con todos los sueños proyectivos, repetitivos, pesadillas o sueños que sintamos que nos causan problemas.
 
Cuando se acaban estos sueños, uno puede ascender a otro nivel. Magaña (2015) afirma que, en el México antiguo, existían varias pirámides escalonadas de nueve niveles, que representaban los nueve niveles del sueño. Estaban coronadas por la figura del chac mool, que significa «los conocedores del espejo y el agua», la máxima expresión del arte de soñar. Existían pirámides, describiendo este proceso, en Tula y en Cholula. Magaña describe estos nueve escalones ampliamente en su libro. Ya hemos dicho que el primer nivel es Temictli, donde se halla el Mictlán, la tierra de los muertos. El segundo es Temixoch, donde están la mayor parte de los soñadores actuales, que permite recrear nuestra vida. El último nivel, Cochitzinco, es «el lugar sagrado del sueño», donde surge la luz, donde no hay sueños. En él se accede a la mente del Águila Negra, el lugar del plan primigenio del Gran Espíritu.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 300
 
 
Los sueños lúcidos constituyen una de las aventuras más apasionantes del ser humano. Una auténtica dimensión y estado de consciencia desconocidos, a los que algunos pueden llegar de forma natural, aunque la gran mayoría tenemos que entrenarnos. Son una puerta a mundos alternativos, que puede utilizarse con una función lúdica y exploratoria, o para conectar con la espiritualidad más elevada del ser humano.
 
Javier García Campayo
Sueños lúcidos, página 301
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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