Joan-Carles Mèlich

"El punto de partida es la finitud del ser humano. Finito significa que morimos, y también, que somos contingentes y relacionales. Pero, por esta condición finita, no podemos esquivar nuestra relación con el mundo, con la alteridad de los otros humanos, de las cosas y de la naturaleza. Y por lo tanto, nuestra relación con el mundo es necesariamente poco firme, poco sólida. De hecho, sólo protegiendo la fragilidad, tenemos cuidado de la condición humana."

Joan-Carles Mèlich


"La existencia es un aprendizaje que no se aprende nunca, porque es a posteriori, es a trompicones. Por eso, soy tan crítico con las competencias, porque tú no puedes saber cuál es la respuesta antes de tener el problema. O como en una entrevista. De hecho, tú puedes preparar las preguntas y yo las respuestas, pero cuando nos encontramos, somos dos personas en una situación concreta, y cada situación es diferente. Todo lo que había previsto, de repente, no funciona, y entonces, improvisamos. De hecho, tenemos que aprender a improvisar, que significa aceptar que el ser humano no puede esquivar la contingencia."

Joan-Carles Mèlich



“La gente que no tiene vida es la que siempre está sola pero no lo ha elegido.”

Joan-Carles Mèlich



"La palabra educación tiene que ver con una relación existencial y para que esta se dé debe haber cara a cara, el rostro, la piel, el olor."

Joan-Carles Mèlich


"Los relatos que eliminan la ambigüedad, que defienden las ideas claras y distintas. En la existencia humana hay inicio, pero no hay ni origen; nacemos en una historia, en un relato que otros han iniciado, heredamos una gramática, un conjunto de signos, de símbolos, de gestos y de normas… y tenemos que aprender a vivir en este escenario en el que las relaciones con los demás (humanos y no humanos) resultan inesquivables. Un relato es peligroso cuando tiene la pretensión de explicarlo todo, cuando quiere tener la primera y la última palabra."

Joan-Carles Mèlich




"Nietzsche y Wittgenstein sólo piden algo a sus lectores: tiempo. Piden que los lectores lean sus obras lentamente. Lo más importante en la vida necesita tiempo. En mi libro La fragilidad del mundo defiendo que vivimos en el imperio de la prisa. El problema no es la velocidad, sino la prisa. La prisa es la patología de la velocidad; del mismo modo que la tecnología no es la técnica, sino un sistema social-simbólico poderosísimo que ha colonizado el mundo y que nos obliga a vivir en la lógica de la prisa. Las relaciones humanas (familia, la amistad, la educación, la lectura, la meditación…) han entrado, por eso mismo, en una crisis profunda y el mundo se ha empobrecido. Siempre que ha habido ser humano, ha habido técnica. Pero la tecnología es un producto de la modernidad. Yo cifro la revolución tecnológica a principios del siglo XX, cuando algunos autores vieneses como Robert Musil, hablan de la matematización del mundo, de la colonización de la tecnología. Dicho de otro modo, cuando la técnica deja de ser un instrumento y se convierte en un sistema social, una forma de vida. Y para mí, eso es un empobrecimiento del mundo, porque rompe la dimensión frágil que decíamos antes."

Joan-Carles Mèlich




"No podía dormir. Entonces releía a Nietzsche, a Beckett y a Wittgenstein. O también, al azar, algunos Apuntes de Canetti, Las flores del mal de Baudelaire, y las Elegías de Rilke. A veces a Freud y los relatos de Kafka; escuchaba música de cámara de Mozart, Un réquiem alemán de Brahms, la Novena sinfonía y La canción de la tierra de Mahler, la Noche transfigurada de Schönberg, la Lulú-Suite de Alban Berg, o Epitaph, Starless y Exiles de King Crimson. Tomaba uno de mis cuadernos de color violeta y escribía, siempre con pluma.
Era mi plegaria.
1
No tener miedo de las paradojas. Dejar de pensar en categorías y hacerlo en escenas, en imágenes, en metáforas, en relatos. Un pensamiento fragmentario, abierto, no sistemático, un pensamiento contrario a la lógica metafísica, una lógica que siempre tiene respuestas para todo y que, por eso mismo, nos aleja de la vida.
3
Me gusta leer apasionadamente, y que mi lectura no quede capturada por una pedagogía, por unas reglas, por unas normas morales, políticas, jurídicas o religiosas. Me gusta leer infielmente, pasar del texto al cuaderno, de la ortodoxia a la heterodoxia, de la repetición a la interpretación, del significado al sentido. Para mí, leer es un oficio y un ritual.
10
Lo que el discípulo busca en su maestro es su lectura. No una lista erudita de lecturas, sino su experiencia de lector, su propia lectura, cómo ha leído, cómo ha interpretado, cómo ha convertido su lectura en experiencia vivida. El discípulo busca en la lección la lectura leída por el maestro: su tono, su trama, su textura. El discípulo no anda a la búsqueda de la lectura para repetirla, porque el verdadero maestro no lo toleraría. Los maestros de verdad no quieren ser imitados. Lo que el discípulo descubre en las lecciones del maestro es una lectura que lo impulse a leer, o a leer de nuevo, o a leer de otro modo. Busca lecturas que lo interpelen, que lo interroguen, que lo lancen hacia delante, hacia lo nuevo, hacia lo desconocido."

Joan-Carles Mèlich
La lectura como plegaria


"Siempre he dicho y he escrito que la moral es inesquivable por los seres finitos. La moral radica en la gramática que hemos heredado. No podemos existir sin moral. Pero tampoco podemos existir sólo con moral. Los seres finitos también vivimos en zonas oscuras, por lo que la incertidumbre es inesquivable. Es lo que llamo zona oscura de la moral. Y esto es la ética. La educación no puede darse sin estas zonas oscuras, no se puede educar sin ética, sin incertidumbre, sin vergüenza, sin mala conciencia."

Joan-Carles Mèlich




“Tan pronto como un ser humano entra en la vida, ya es bastante viejo como para morir.” 

Joan-Carles Mèlich


"Yo estoy en contra de la colonización actual del presente, es decir, cuando la actualidad ‘se come’ el presente. Y esto, de hecho, lo he visto en la universidad. Por ejemplo, yo ahora estoy haciendo la guía docente con las directrices recomendadas, que me señalan que incorpore elementos digitales. Ahora bien, yo defiendo el libro como objeto, la materialidad de los cuerpos, los espacios de silencio, la lectura lenta, la utilidad de lo inútil, como dice Nuccio Ordine. La tecnología y las redes no te dan esto."

Joan-Carles Mèlich



"Yo hablo de tres desestructuraciones con el mundo, y la fragilidad también tiene formas de rotura, de crisis. La fragilidad es ambigua. De hecho, una de las tesis del libro es que la relación del ser humano con el mundo es disonante, un término musical que me permite ilustrar cómo nos movemos adelante y atrás, en positivo y en negativo, siempre inconclusos. El ser humano nunca podrá cruzar las puertas del paraíso."

Joan-Carles Mèlich


















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