Monteiro Lobato

"La miscelánea de los mencionados preliminares se cernió sobre el rostro del reverendo como una nube plena de nostalgia que ensombrecía su faz. La expresión de sus ojos irradiaba la semblanza de una triste melancolía mientras su pipa de ébano trazaba volutas con ternura viciosa.
[...]
El reverendo tendió a mostrarse menos hermético, probablemente a causa de aquella vieja pipa que despertaba en él el rédito de la añoranza. ¿Qué sentido tenía privarse del encuentro con aquel amigo de tantos años atrás durante su actual estancia? Era ante todo una persona educada y cabal. No sería correcto por su parte causar tan mala impresión a aquel hombre a causa de sus raras manías. Pensaba para sí que más que un plebeyo se había convertido en una especie de proxeneta.
Tendía a reconocerlo...
Ignoraba si permanecería tres o cuatro días debiendo asumir aquella abstención forzada, sintiendo en su boca aquel desapacible desaliento que no obstante teñía su ser de una lúdica y amarillenta diversión... un tanto dolorosa...
Sorbió con deleite una nueva bocanada macilenta. Tragó. Seguidamente, recostó su cabeza en el respaldo, manteniendo los ojos entrecerrados, la boca semi abierta, dejándose envolver gustosamente por aquel olor a incienso. Cosas buenas de la vida."

Monteiro Lobato
Gramática viva



"Naricita se levantó muy temprano para llevar a la muñeca muda al consultorio del Doctor Caracol. Lo encontró con cara de quien se ha tragado una víbora de cascabel rellena de escorpiones.
- ¿Qué pasa, doctor?
- Pasa que encontré saqueado mi depósito de píldoras. Me las han robado todas…
- ¡Qué tragedia!- dijo la niña, preocupadísima. Pero ¿No puede fabricar otras?
- Imposible. Ya murió el escarabajo boticario que hacía las píldoras, sin revelar a nadie su secreto. El infeliz ladrón sólo me ha dejado una, que no sirve para este caso porque no se trata de una píldora parlante.
- ¿Y ahora?
- Ahora es necesario una operación quirúrgica. Le abro la garganta a la muñeca y le pongo dentro un poco de habla – respodió el doctor, afilando su cuchillo. En ese momento se oyó un gran barullo.
- ¿Qué será? preguntó la niña sorprendida.
- es el papagayo que llega declaró el doctor.
Como no encontrara las píldoras, mandó que trajeran un papagayo charlatán para matarlo y extraerle el habla que iba a poner luego en la muñeca. Naricita se indignó ante tal barbaridad.
- En ese caso no quiero!Prefiero que se quede muda antes que sacrificar una pobre ave.
- ¡No quiero! ¡No admito que se le torture!
El Doctor Caracol quedó apabullado porque sin píldoras ni papagayo era imposible curar a la muñeca. Ordenó mientras tanto, que entrase el segundo paciente."

José Bento Renato Monteiro Lobato
Historia de una Niña que no tenía ni una pizca de Varón


















No hay comentarios: