Desayuno con tigretón y pantera rosa
Puestos a ser, ¿por qué no una pantera rosa?
Deleuze
Mientras en las demás cadenas el telediario de la mañana
sigue girando hasta hacernos aparecer en él
correctamente vestidos, peinados y despiertos,
en otra cadena la pantera rosa corta el césped de su jardín;
encuentra un pequeño arbusto
le molesta
lo corta
y entonces se cae todo.
Desaparecen el horizonte y la pantera aferrada a sus tijeras,
mirando fijamente a la cámara.
Arriba queda el trozo de arbusto que sostenía al mundo.
Despeinado por la caída y con un zumbido en los oídos
sigo viéndolo:
se hace cada vez más pequeño
sus hojas parecen agitar una despedida.
Empezamos bien el día.
Despierta el tigre que hay en ti.
Diego Sánchez Aguilar
Frankenstein, el monstruo de
En la película que he visto hoy,
una niña de blanco lanzaba flores blancas
a la superficie negra de un lago sin fondo.
A su lado, el monstruo nacido de la tormenta
olvidaba su cuerpo, hecho de grietas y cicatrices grises,
y conseguía imitar grotescamente la sonrisa
y el gesto eterno de la niña mirando la caída
suave y silenciosa
de la flor blanca sobre el rostro cerrado del lago.
Entonces la niña dijo:
-Ya no quedan más flores bonitas.
Y hubo un primer plano sobre sus leves olas negras
y luego otro del rostro del monstruo y sus cicatrices
y al fin, como una actriz recitando una frase que no entiende,
la niña preguntó:
-¿Y qué tiraremos ahora?
Diego Sánchez Aguilar
Locus amenus-barrius sésamus
Aquí la tarde cae como una araña.
Las chicharras y los ciclomotores intentan entenderse en vano
bajo un viento que arrastra niños, mochilas y gritos.
La programación infantil inyecta su psicosis a través de la tele:
un monstruo azul crea las coordenadas espaciales
ahora está arriba ahora está abajo, arriba, abajo, arriba, abajo.
Un emisor y millones de receptores ante el mismo mensaje,
arriba, abajo, están dentro de la tarde y las meriendas.
El mundo vuelve a nacer cada segundo.
Yo estoy tumbado encima del sofá
y sin embargo cayendo como una pantera rosa.
Yo estoy dentro de la tarde y su música estridente
y llena de alegría, payaso multicolor.
Un monstruo rojo en algún lugar tras los cristales
destruye las coordenadas espaciales:
yo estoy fuera de la tarde y su burbuja
y también estoy dentro de la tarde y sus mensajes
dentro, fuera, dentro, fuera .
Alguien llama a dios con su claxon una y otra vez implorando
en el altar de la Felicidad inaccesible como toda divinidad.
Hay un helicóptero en mi cabeza
millones de emisores y un solo receptor, yo,
estoy dentro de todos los mensajes
estoy fuera de todos los mensajes
estoy dentro del silencio,
el mensaje de ningún emisor,
el código circular: la sangre dando una vuelta más
en mi sistema circulatorio.
Diego Sánchez Aguilar
"No creo en el concepto cristiano de que el dolor santifica, o que te hace mejor de alguna retorcida manera. Lo que está claro es que el dolor es inevitable y que la literatura debe dar cuenta de él, porque en la literatura no debe haber lugar para anestesias. En la vida real, sí: morfina, por favor. Pero no en el poema."
Diego Sánchez Aguilar
“No hay centros de desintoxicación para escapar del capitalismo, es decir, del lenguaje.”
Diego Sánchez Aguilar
"Yo no comparto la visión nihilista del nihilismo. ¡Jajaja! Quiero decir que, para mí, y esto es una obviedad, el nihilismo es el pensamiento que define el siglo XIX y el XX y el XXI. Pero no equiparo nihilismo con indiferencia. Asumir el espíritu de los tiempos que vivimos, entenderlo, es esencial, y sí, somos nihilistas, lo queramos o no; no es una decisión, no depende de nuestra voluntad. Por lo tanto, eso no quiere decir que haya que carecer de principios ideológicos o morales, y tú sabes que yo no carezco de ellos. Simplemente, se trata de ser conscientes de que no tienen una base “eterna” o “indiscutible”. De hecho, y esto se dice poco, porque lo normal es equiparar nihilismo con conformismo y abulia, el nihilismo puede tener un carácter revolucionario muy importante: saber que nada es sólido, inmutable, permite deconstruir el pensamiento dominante (ahora mismo, a nivel político, el neoliberalismo capitalista) que se presenta como “natural”, “inevitable”, casi “divino”. Pero debajo de ese pensamiento no hay fundamento alguno, y puede ser eliminado para dejar que aparezca otra visión del mundo, que tampoco será divina ni indispensable, pero será al menos más justa, más cercana al hombre."
Diego Sánchez Aguilar
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