Francisco Estevan

CUALQUIER DÍA SE DESBOCAN LOS CABALLOS
 
Cualquier día se desbocan los caballos
y quieres ser la lluvia
o que tus ojos florezcan en el campo
o ya directamente ser un campo
y que el viento esparza sobre tu cuerpo desnudo
semillas de otros mundos
vientos que arrasan
chorros de luz que te ciegan a veces
y otras veces te inundan de alegría...
 
Cualquier día se desbocan tus ganas de salir corriendo
para elegir el camino que no estaba señalado
          —el que siempre te prohibieron que tomaras--
donde hay otros hombres y mujeres que llevan
la soledad en sus mochilas y no recuerdan
que antes hubiera lenguaje alguno.
Caminan y callan.
 
Cualquier día salen los muchachos con sus pistolas
y amenazan con banderas de otros tiempos y nos dicen
lo que tenemos que hacer
y han borrado de todos los diccionarios
la palabra utopía
el verbo amar el sustantivo luciérnaga...
 
Amanece el mundo un día cualquiera y observa
que hay un edificio recién plantado en el campo
en el que antes los girasoles se inyectaban al sol
y los agricultores plantan bombas y siembran artillerías
y entonces las jaurías de animales ignotos
alimentadas por el odio sembrado con munición y tralla
se nutren de metales y de hierros
y ya no hay ternura en el mundo
porque nadie suplica con sus rezos
que vuelvan los caballos.
 
Y alguien escribe un libro donde demuestra con gráficas
y algoritmos complejos que el capitalismo nos lo arrebató todo.
La Tierra es un mapa perforado por conflictos y hay unos tipos
que hacen monedas con bits y que van a financiar el mayor altavoz
jamás creado en la historia de la humanidad:
lo han instalado en los campos de batalla de las guerras de antes
y han sumado el llanto de todos los niños que mueren al poco de nacer
y han grabado el silencio de los campos mecanizados y el ruido
que hace el viento cuando no cruza la siembra sino las gargantas de los
animales mecánicos...
 
Cualquier día de estos, cualquiera vale, se desbocan los caballos.

Francisco Estevan










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