"Alberto Bandelac de Pariente, médico de la embajada, que había atendido al general, efectúa con presteza el embalsamamiento del cadáver por un método que impide en absoluto una investigación visceral posterior. De este modo no hay manera de encontrar un indicio criminal, y faltando este indicio no se puede personalizar al autor material del hecho. Nadie ve nada. Ni se sospecha ni se investiga."
Mauricio Carlavilla
Tomada del libro Las páginas secretas de la historia: Hechos insólitos e inquietantes enigmas de todas las épocas deJosé María Zavala, página 24
"Es el MISTERIO DE INIQUIDAD de los siglos... Y basta. Perdonen los lectores si el vértigo se adueñó por un momento de nosotros al asomarnos a las abisales profundidades de la Intrahistoria. Sentiríamos que, asaltados de repente por esas visiones inauditas, nos creyesen llevados a trances demenciales."
Julián Mauricio Carlavilla
"La manada de fieras sodomitas, por millares, se lanza a través de la espesura de las calles ciudadanas en busca de su presa juvenil. Disfrazada de persona, la fiera sodomítica ojea entre el matorral ambulante de las aceras su pieza preferida, el cándido muchacho, más grato a su ávida pupila cuanto más inocencia lleva retratada en su fisonomía."
Mauricio Carlavilla
"Por ser policía en ejercicio el autor, hubo de vigilar las actividades conspiradoras de Azaña, allá por el año 1930, cuando, elegido Presidente del Ateneo, empezó a tener alguna personalidad política. Y, debido a ello, podemos ilustrar la conjetura de von Hentig sobre Robespierre en el caso par de Azaña. No sólo hay pista del homosexualismo en el que sería primera figura de la segunda República. Cierto día del otoño de 1930, se produjo un escándalo mayúsculo en cierta dependencia demasiado estrecha del Ateneo. Azaña se propasó con cierto jovenzuelo, muy revolucionario a la sazón. Sufrió un error, pues el joven lo abofeteó y salió escandalizando y llamándole por las claras el calificativo que vulgarmente le correspondía."
Mauricio Carlavilla
"Yo, antimarxista y antirrevolucionario desde hace treinta y tres años, guardé ovejas de niño, segué, cogí aceituna, no pude sufragarme con mi propio trabajo más que las matrículas de maestro elemental y fui soldado de segunda tres años en África por no poder pagar cuota ni sustituto… y si llegué a ser policía, fue por no costarme más que 150 pesetas y cuarenta y cinco días de estudio…"
Mauricio Carlavilla
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