Al doctor Juan Pérez de Montalbán, ilustre ingenio de Madrid
El que su frente en la Palestra enrama,
en el Mármol no yace endurecido,
que no apaga en las aguas del olvido
el Varón Sabio su viviente llama.
Luego, Tú, cuyo nombre siempre aclama
elocuente Clarín, no has fallecido,
que aunque mueres, desde hoy has adquirido
otra vida por cuenta de tu fama.
Más del dolor, que del cincel herida
gime esta Losa, y explicar procura
(cuando nos muestra en polvo reducida
tu Fábrica de docta Arquitectura
en el temprano afán de su caída)
que perfecta se vio, mas no segura.
Antonio Martínez de Meneses
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