El comandante de nuestra unidad es un tipo extraño.
Cuando sale el sol sobre el campo de batalla.
Dice que es alguien quemando un neumático en un checkpoint a lo lejos.
La luna para él es el cañón de una pistola.
Y el mar es plomo fundido.
¿Por qué es salado?
Porque está hecho de nuestras lágrimas sudor pis sangre.
Fluye a través de nosotros.
Un tipo extraño, digo.
Pero hoy se ha superado.
De buena mañana entró en nuestra tienda y dijo
¡Se acabó! ¡Hoy ya no habrá más guerra!
Eso es lo que anunciaron en la tele:
la guerra se termina en tres días.
Aquí en el frente hemos aprendido
que existen dos clases de personas: la gente y la gente de la tele.
No nos gusta la gente de la tele.
Nos parecen farsantes, son malos actores.
De hecho, ni siquiera tenemos tele.
Y si la tuviéramos, sólo veríamos los dibujos (más verídicos).
O En el mundo de los animales (más interesante)
Estábamos preparando las armas y la munición
Cuando nuestro peculiar comandante
Nos sorprendió con la noticia.
El cinturón de la ametralladora se quedó helado
en manos del artillero Vasyl de Krémenets.
Y de su reponedor Shashko de Boyarka.
Luego se erizó como el lomo de una bestia prehistórica.
Las granadas que asomaban por el bolsillo
del granadero Max de Luhansk
Se escondieron de nuevo como gatitos asustados.
¿Has intentado alguna vez detener un tren de alta velocidad colocando un céntimo en las vías?
¿Le has dicho al sol alguna vez, espera, no te muevas que tengo muchas cosas que hacer hoy?
¿Has rogado alguna vez a una mujer de parto:
estamos atrapados por la nieve, la comadrona no va a llegar. Aguantas otros tres días?
El niño ha de nacer.
El tren ha de alcanzar su destino.
El sol ha de seguir moviéndose como un neumático en llamas.
Y cuando desaparezca la luna ocupará su lugar,
como el cañón de una pistola.
Y la noche caerá como ceniza.
En el primer día sin guerra
Perdimos a nuestro reponedor de la ametralladora
Sashko de Boyarka
y al granadero Max de Luhansk.
Las balas llegaron desde el otro lado de la guerra
como furiosos avispones.
Alcanzaron a Sashko en el cuello
y a Max en el corazón.
Quizá el otro bando no tenga un comandante de unidad tan peculiar
que comunique extrañas noticias.
Quizá vean un canal de tele diferente.
Quizá su tele esté estropeada.
Borys Humeniuk
No hay comentarios:
Publicar un comentario