Soneto
   ¿Cómo, robusto monte, con tu frente		
no iguala ya la hierba de este llano,		
y cómo ¡oh, triste yo! Betis anciano		
no vuelves a Segura tu corriente?		
   «¡Lisi me olvida y su palabra miente!»
Montano dijo, y respondió Montano		
el sacro río con el monte cano:		
«¡Qué mucho si es mujer y estaba ausente!»		
   No sois testigos de que Lisi es mía,		
peñas (prosigue); responded por señas,
pues, ¿cómo goza Fabio su hermosura?		
   «¡Oh, loco el hombre que en mujeres fía!»		
voces Montano da; callan las peñas,		
el monte escucha, el río lo murmura.
Diego Jiménez de Enciso
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