A la Excma. señora Condesa de Olivares
   Nise, tu gran virtud, que de ninguna		
de nuestro siglo oposición padece,		
por sí se ensalza sola, y te ennoblece		
sin causa accidental de estrella alguna.		
   Menos el oro en la primera cuna,
que en el postrero mármol resplandece,		
la heroica fama en las cenizas crece,		
que en los bienes del alma no hay fortuna.		
   Si versos pueden dar inmortal vida,		
si alabanza los méritos decora,
feliz la pluma que tal genio alcanza.		
   Que es tanto tu valor, y tan debida		
la gloria a tu modestia, o gran señora,		
que es deuda, y no lisonja tu alabanza.
Feliciana Félix
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