Soneto a la Virgen
Virgen bendita, que del alto cielo
veis que tan grande número de errores
cometemos los hombres por amores
de las cosas más dulces de este suelo.
A vos, Señora, invoco por consuelo
como el más malo de los pecadores,
pues cuanto los pecados son mayores
tanto es después mayor el desconsuelo.
Quitad toda pasión en mi arraigada
con el hábito viejo revestida,
y ruegos que por vos me sea alcanzada,
con el hábito nuevo, nueva vida;
y pues amé a María, derramada,
que la ame más ahora convertida.
Juan Felipe Mey y Gales o Felipe Mey y Gales
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