Francisco de la Cueva

Soneto

   Porcia, después que del famoso Bruto
supo y creyó la miserable suerte.
«No viva yo sin ti (con pecho fuerte
dijo, llorando sobre el casto luto).

   «Ved que las armas me escondéis sin fruto,
gente curiosa en impedir mi muerte;
que amor me da con que a pagarle acierte
de esta limpieza y de esta fe el tributo.»

   Tragó las brasas, y aunque allá sintieron
que las de amor, si amor lo permitiera,
bastaran a vencer su fuerza esquiva,

   como todas a intento igual vinieron,
concertáronse al fin de tal manera,
que la mataron por dejarla viva.

Francisco de la Cueva

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