Soneto a San Vicente Ferrer
(Ramillete de la huerta valenciana)
Juan ofreció el jazmín, que es el dechado
de la virginidad maravillosa;
Diego, menor, la trascendente rosa;
Bernardo, amante, el alhelí morado.
Domingo, noble, el lirio aventajado;
Antonio, fuerte, la azucena hermosa;
Tomás, sutil, la nepta provechosa;
Lorenzo, mártir, el clavel leonado.
Jacinto, el arrayán de su esperanza;
Pablo, la maravilla de su celo;
Francisco, el trébol, que humildad promete.
Con estas flores dignas de alabanza,
hizo el grande Vicente, para el Cielo,
como era valenciano, un ramillete.
Gaspar de Aguilar
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