Soneto
Amor de incendio santo conducido
finezas en IGNACIO acreditaba,
que a la tierra las huellas defraudaba,
como seguir queriendo su sentido.
De agrados el espíritu impedido
serenidades puras contemplaba,
de cuya luz, que ardor exageraba,
siete veces el sol huyó corrido.
No admite menos lustre la osadía
que acierta Dios el pecho, que el divino
poder, que él mismo su destreza guía.
Y así con traza y proceder divino,
haciendo del favor la cortesía
IGNACIO y Dios partieron el camino.
Vicente Garte
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