Gaspar Juan de la Figuera

A una beata de la circunstancia del soneto

   Por ser tan fea, a ser discreta vino
Lilí, que al huso, y rueca dijo nones,
Lilí, que nunca vio los Hilariones,
ayunar, ni acordarse de San Lino.

   Sólo anciano le agrada aquel Baquino,
dulce licor que alegra corazones,
fundando su salud en sus razones,
y en sus arrobos todo lo divino.

   Lilí es en fin, la que de acompañante
a toda ociosa Dama sirve, y pasa
santamente su vida de vacante.

   La aguja cuando pasa, no traspasa,
porque tiene por vicio relevante,
hilar, hacer labor, y estarse en casa.

Gaspar Juan de la Figuera

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