Soneto
   Por montes canos con el yerto invierno,		
de mi prisión arrastro la cadena,		
y sólo mi gemido ronco suena		
por huecos valles, no mi llanto tierno.		
   Que aun no merezco, por mi mal gobierno,
con mis gemidos publicar mi pena;		
que la justa ocasión que me condena		
sella mi boca con silencio eterno.		
   Así, a costa de penas inmortales		
sustento el fuego que en mis venas arde;
mas no me quejo de dolor tan fuerte.		
   Quiero morirme y publicar mis males;		
mas ¡ay! que llega el recuerdo tarde		
cuando el mal se descubre con la muerte.
Luis Manuel Figueroa
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