Soneto
ArribaAbajo   Hallándome del mundo retirado		
en mi honrado, aunque pobre, humilde nido,		
donde al fin entregar logré al olvido		
cuanto por ti he sufrido y he llorado.		
   Excusa, ingrata, el bárbaro cuidado
de recordarme que tu amante he sido:		
¡Ay! eso es refregar en un herido		
la antigua llaga de que está curado.		
   Hubo un tiempo en que pude agradecerte		
el más leve recuerdo de tu parte;
hoy tus memorias para mí son muerte.		
   Yo me atrevo, señora, a suplicarte,		
si algún favor alcanzo a merecerte,		
que de mi amor no vuelvas a acordarte.
José Antonio Caro
No hay comentarios:
Publicar un comentario