A la muerte del gran Montalbán
   ¿Quién eres? que al aspecto horrible aplicas		
(por divertir la débil vista humana)		
confusa sombra en sombra soberana,		
con que sombras mortales multiplicas;		
   terrible gesto, en quien nos pronosticas
el fin con desengaño en pompa vana,		
y con el te acreditas por tirana,		
y Homicida del Orbe te publicas.		
   Si eres la Parca que el cabello ondoso		
airada descompones sin respeto,
retira el paso atrás en tu fiereza;		
   si a Montalbán embistes, victorioso,		
no adviertes que tan único Sujeto,		
vence con su saber tu fortaleza.
Juan Barreto Bogado
Al sepulcro de don Juan Pérez de Montalbán
   Suspende el paso, no sin pena, y llanto		
errante Peregrino, y considera,		
que el Sol, la Luna, Estrellas, la carrera		
de su curso veloz, dejan de espanto.		
   Parados se suspenden, entre tanto
que al Monte subes, donde en él te espera		
un cadáver, que vivo ser pudiera		
Maestro de las Musas por su canto.		
   Llega al sepulcro, que el heroico estilo		
en lo cómico encierra sepultado,
el Águila de Apolo en pompa mira.		
   En pompa funeral del Tajo, y Nilo,		
del Pindo, y del Parnaso celebrado		
el muerto Montalbán hoy se retira.
Juan Barreto Bogado
En la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán, gran poeta de España
   Esta luz que celeste comunica		
humano pensamiento el rayo ardiente		
al hombre que inmortal entre la gente		
con glorioso renombre le publica.		
   Del muerto Montalbán, y testifica
que en copas de diamante reluciente		
la bebe el alma en gloria eternamente,		
deidad que a su Cadáver significa.		
   Aquí desde el sepulcro que le oculta		
pirámide levanta Manzanares,
que su lira en España ya suspende.		
   De aquí la trompa suena que resulta		
de la fama inmortal que en mis Altares		
aclararlo por único pretende.
Juan Barreto Bogado
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