“Desde la infancia me ha fascinado el misterio del meteorito de Tunguska y he soñado con encontrarlo.”
Luca Gasperini
“Hace algún tiempo, mis compañeros de la Universidad de Bolonia y yo visitamos el lago y perforamos pequeños pozos para tomar algunas muestras de suelo. Resulta que bajo el lodo del fondo del lago se encuentra una capa de rocas sedimentarias totalmente diferentes que hemos denominado 'papilla siberiana' o 'bola de pelo', donde la tierra se mezcla con residuos diversos y fragmentos de madera. Además, nuestros expertos paleolimnólogos, tras investigar esta “papilla”, han encontrado polen de árboles, cuya edad no supera el siglo.
Los lagos de Siberia no son demasiado profundos y tienen, por norma general, el fondo plano. Pero el fondo del lago Cheko tiene forma cónica y supera los 50 metros, lo que para los lagos siberianos es inusual. Sólo existe una explicación posible: este lago es el cráter del meteorito que cayó en su día.
Pensamos, ¿qué pasa si llegamos a encontrar pruebas documentales que demuestren que el lago no existía antes de la caída de un meteorito? Tal vez haya personas a las que esta tarea les parezca poco realista, ¡pero nosotros lo conseguimos! En uno de los Archivos de Krasnoyarsk, se encontró un viejo mapa de la provincia Yenisei del año 1883. Y en este mapa no existe el lago Cheko. Además, no hay ninguna mención al lago ni en las cartas, ni en los informes de la policía, ni en ninguna otra fuente del siglo pasado. ¿Por qué no? Tal vez este lago no le importaba a nadie, o quizás simplemente no existía todavía.
Justo en el centro del lago los dispositivos registraron la presencia de una gran anomalía magnética, es decir, existe una masa oculta de material con un fuerte campo magnético. ¡Estoy absolutamente seguro de que es nuestro meteorito!”
Luca Gasperini
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