“Acababa de comenzar la expedición cuando de repente, en el norte, el cielo se dividió en dos (habla del incidente de Tunguska) y en el bosque había un incendio. En ese momento tenía tanto calor como si mi camisa estuviese ardiendo. Quería deshacerme de ella y de repente el cielo volvió a unirse y sentí un golpe que me lanzó fuera de donde me encontraba. Después parecía que me golpeasen piedras que caían del cielo o disparadas desde un cañón, la tierra temblaba y en ese momento, cuando se despejó el cielo, del norte llegó un viento caliente que dejaba en la tierra huellas como si se tratase de un camino...”
Semión Semenov
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