A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán
Ya de aquel Sol la hoguera repetida
ferió en pardos silencios los reflejos,
ya no más que la sombras, y los lejos
se miran del retrato de su vida.
Su lumbre racional yace extinguida,
reverberando mal tristes bosquejos,
y ciegos ya los siglos, o perplejos,
se lloran a su luz anochecida.
Mas no murió, que tantos resplandores
no podrá oscurecerlos mortal llama,
bien que a otra esfera quieran trasladarse,
después que vegetaron sus colores,
lo que tardó en el lienzo de la Fama
el Pincel de su Pluma en rescatarse.
Matías Frigola y Picón
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