Rudolf Vrba

"Casi un millón de húngaros van a morir -enfatizó Vrba-. Auschwitz está listo para su llegada. ¡Hay que informar de inmediato!"

Rudolf «Rudi» Vrba



Krasnansky: ¿Cómo escapaste?

Vrba: Nos metimos en el bosque y caminábamos solo de noche.

Krasnansky: ¿Cuánto tiempo estuviste en Auschwitz?

Vrba: Llegué el 30 de junio de 1942.

Krasnansky: Hemos escuchado rumores de que a los judíos los matan en masa con unas máquinas de gas y por electrocución.

Vrba: El alambre del perímetro está electrificado. Hay cámaras de gas.

Krasnansky: Siga

Vrba: Cuatro cámaras de gas con crematorios para incinerar. El primer crematorio se inauguró en marzo de 1943, cuando importantes invitados de Berlín llegaron para ver la nueva instalación. Ese día pudieron ver a 8.000 judíos de Cracovia siendo gaseados y quemados. Quedaron muy satisfechos con el resultado.

Krasnansky: ¿Cómo sabes todo esto?

Vrba: Trabajé como registrador en la sección Birkenau del campo. Mis tareas diarias incluían registrar a los que habían sobrevivido el viaje en tren y que, a su llegada a Auschwitz, no habían sido seleccionados para el gas.

También obtuve información sobre el funcionamiento preciso de las cámaras de gas y los crematorios, de uno de los Sonderkommando.

Krasnansky: ¿Sonderkommando?

Vrba: Ustedes realmente no saben nada, ¡¿cierto?!

Rudolf Vrba



Las desafortunadas víctimas eran llevadas al pasillo, donde se les pedía que se desnudaran.

Cada persona recibía una toalla y un pequeño trozo de jabón, entregados por dos hombres vestidos con batas blancas. Luego se apiñaban en las cámaras de gas en números que solo dejaban espacio para estar de pie.

Cuando ya estaban todos adentro, cerraban la pesada puerta.

Había una breve pausa.

Después, hombres de las SS con máscaras de gas subían al techo, abrían las portezuelas y sacudían una preparación en forma de polvo de latas con la etiqueta "Zyklon, para uso contra alimañas", fabricado por una empresa de Hamburgo.

Esa mezcla de cianuro se convierte en gas a ciertas temperaturas.

Después de tres minutos... todos en la cámara estaban muertos.

Rudolf Vrba
Extracto del informe Vrba-Wetzler





Vrba: A finales de enero, un gran convoy de judíos franceses y holandeses llegó a Auschwitz. Pero solo una pequeña proporción de ellos llegó al campo.

Krasnansky: ¿Qué pasó con el resto de ellos?

Vrba: Fueron directamente de los trenes a las cámaras de gas.

Krasnansky: ¿Viste estas selecciones tú mismo?

Vrba: Sí. Pertenecía a un comando de trabajo que me llevó a un lugar llamado "la rampa", donde entraban los trenes, a veces uno al día, a veces cinco, a veces durante toda la noche.

Mi trabajo consistía en ocuparme de los bienes personales de los judíos que habían sido seleccionados para el gas y recoger los cadáveres de los vagones de ganado en los que los transportaban.

Mujeres, niños, ancianos, personas que consideraban no aptas, eran enviadas directamente a las cámaras de gas. Los más aptos eran separados y los dejaban vivos para que trabajaran.

Krasnansky: ¿Cuántos?

Vrba: Variaba. Un pequeño porcentaje, alrededor de 5% de las mujeres y 10% de los hombres [se salvaba de las cámaras de gas].

Krasnansky: ¿Todo eso se hacía a la fuerza?

Vrba: A veces, pero generalmente no. Quiero enfatizar que la gente que llegaba no tenía idea de dónde estaban. Se bajaban del tren sin saber lo que les había sucedido a quienes habían llegado unas horas antes.

Krasnansky: ¿Cómo lidiaban las SS con estas llegadas?

Vrba: Ya te dije. Eran enviados al gas en Birkenau. Algunos de los grupos estaban asustados y desorientados. Otros, casi aliviados, dependiendo de cómo los recibían las SS.

A veces podían ser duros, usar garrotes, perros, muchos gritos. Otras veces los recibían diciendo: "¡Qué bueno que llegaron! Lamentamos que no haya sido demasiado cómodo. Las cosas cambiarán ahora".

Rudolf Vrba




Vrba: Se están preparando para el exterminio de los judíos húngaros.

Krasnansky: ¿Como sabes eso?

Vrba: Por eso construyeron los nuevos crematorios y ampliaron la rampa.

Krasnansky: ¿Cómo sabes que la intención es matar a los judíos húngaros?

Vrba: Las SS. Ellos hablan.

Krasnansky: ¿Contigo?

Vrba: No, yo soy basura. Hablan entre ellos. Los escuché más de una vez.

Krasnansky: ¿Estás seguro de haber escuchado esto? Tengo que preguntar. ¿Estas seguro?

Vrba: Lo escuché más de una vez. Es por eso que sabía que tenía que escapar. Para advertirle a la gente de lo que está por venir.

Rudolf Vrba















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