Al Reino oscuro del temor y espanto,		
sepulcro triste del eterno olvido,		
al son del instrumento bien herido		
el Tracio entona con su esposa el canto.		
   Movió el infierno, y suspendió el quebranto,
mitigó el fuego y el rigor crecido,		
y en tanto mal halló su bien perdido,		
alivio su dolor, consuelo el llanto.		
   Vos Orfeo Español, a la olvidada		
Angélica, y de España a la nobleza,
resucitáis con una y otra historia.		
   Que el son de vuestra lira bien templada		
dar puede a un muerto espíritu y belleza,		
muerte al olvida, y vida a la memoria.
Andrés de Valsameda
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