Antonio de Vargas Gentil

A San Isidro

   Los campos de Madrid, Isidro santo,
labra con duro afán y corva reja,
y cuando del labrar tal vez se aleja,
no deja que su cuerpo huelgue en tanto.

   Ora, si ara Isidro, y entre tanto
aran, que ora, y rigen su pareja
Ángeles, que le sirven, porque deja
obligados los cielos con su llanto.

   Obras y mieses siembra con fe pura,
de que en felices tiempos a su celo
la tierra y cielo rinden su tributo.

   Colmo le da la tierra, gloria el cielo,
con que de todo saca en paz segura,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.

Antonio de Vargas Gentil

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