Desató de las ínclitas arenas
del ancho Betis el osado hispano
el más noble bajel que al mar insano
quilla ofreció jamás, y al aire antenas,
y aflojando sus lazos y cadenas
el padre de los mares, Océano,
su campo abrió, y el Betis patria, ufano
vio de riquezas mil sus playas llenas;
de mil riquezas pobres y mortales.
Pero vos, noble cisne, de sus ondas
volasteis a las sabias tiberinas;
y entre sus ricas venas inmortales,
sacasteis, penetrando las más hondas,
y os lleváis lo más puro de sus minas.
Andrés del Pozo
En alabanza a la traducción por Juan de Jáuregui de la Aminta de Tasso en 1607 en Roma
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