Eugenio Salazar y Alarcón

A doña Blanca Enríquez, marquesa de Villamanrique

   Blanca sobre las blancas que por suerte
demás que felicísima ventura,
la Nueva España vino a tanta altura
que goza de tu ser sin merecerte.

   Si mi Musa pudiera engrandecerte
según tu merecer y virtud pura,
cantara en tu loor con tal dulzura
que se imprimiera el canto en mármol fuerte.

   Mas pues no llega a tu valor mi canto,
y en él mi musa está suspensa y muda,
ni puede haber tal vez que suba tanto;

   recibe, alta señora, de mi ruda
zampoña el rudo son, que llega cuanto
puede una humilde voluntad desnuda.

Eugenio Salazar y Alarcón



Vidrio de rosas

   ¡Oh lozanico vaso vidrioso!
¡Oh agua clara, fresca, dulce y pura!
¡Oh rosas delicadas, en quien dura
un ser suave, lindo y oloroso!

   El claro cielo, empíreo, glorioso,
¡oh limpio vidrio!, en ti se me figura,
y en esa tu agua dulce la dulzura
que hinche aquel lugar tan deleitoso.

   Las coloradas rosa que en ti veo
las gloriosas almas representan
que gozan del bien sumo y la alegría.

   Divinas esperanzas me sustentan:
Padre del cielo, ¡cumple mi deseo!
Que sea rosa tal el alma mía.

Eugenio Salazar y Alarcón









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