Fernando Soto y Berrio

A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán

   Mueran ya los engaños de la vida,
vivan los desengaños de la Muerte,
pues a experiencias su rigor advierte,
que menos huye de quien más la olvida.

   El golpe ejecutivo de su herida
prevenga al flaco, atemorice al fuerte,
que mejor se conserva en una suerte
quien al subir contempla la caída.

   O vivo aviso cuanto más costoso,
que ya el débil poder de un accidente
sobrado soplo es de tanta llama.

   Montalbán muere, y muere de Ingenioso,
pues quemándose él mimo lo prudente
segunda vez renace de su fama.

Fernando Soto y Berrio

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