Al doctor Juan Pérez de Montalbán
   Incendio aleve de traidora llama,		
en mí será ambición, padece en vano,		
quien al vencer la cumbre más temprano		
indignamente de malogro infama.		
   Feliz aquel que donde el riesgo clama	
a gritos del ejemplo más cercano		
besa rendido la piadosa mano		
que a una quietud sin término le llama.		
   Tus breves años (gran Varón) que han sido		
pasto a la emulación a que naciste,
(que nunca es envidiado el deslucido).		
   Enjuguen el dolor al alma triste,		
pues a costa si bien de su gemido		
aquello vives más que no viviste.
Francisco de Andrada
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