Soneto
Aquellos claros ojos que solían
a mi cansada vida dar reposo
con solo un bien mirar dulce, amoroso,
por quien todos mis males fenecían;
ahora de otra suerte se volvían,
con un furor airado y enojoso,
en cuya alegre vista y ver furioso
mis males todos juntos se perdían.
¡Oh desleal Amor, que procuraste
que fuese sólo el ver sola mi gloria
y que de allí viniese el mayor daño!
¿Por qué no dejas libre la memoria,
pues las demás potencias me quitaste,
mostrándome tan claro el desengaño?
Joaquín Romero de Cepeda
Soneto
Cual cándida paloma reclinada,
que el dulce viento pasa de corrida;
como la bella Aurora entretenida
del nocturno vapor sale forzada;
cual la blanca azucena rociada
del frescor matutino enternecida,
y cual temprana rosa, aun no cogida,
entre espinosos cardos levantada;
así entre todas va vuestra blancura,
con gracia, con dulzura, con aseo,
que excede toda gracia y hermosura:
sois la blanca paloma en el meneo;
sois azucena y rosa en la figura;
sois una hermosa aurora a mi deseo.
Joaquín Romero de Cepeda
Soneto
Estábase «Morfida» contemplando
en su pecho al pastor por quien moría;
ella misma le hablaba y respondía,
que lo tiene delante imaginando.
Por sus hermosos ojos destilando
lo que orientales perlas parecía,
con un ¡ay! que del alma le salía
estas palabras dice lamentando:
«No viva yo sin tu dulce amor mío,
de mí me olvide yo, si te olvidase;
pues no tengo otro bien, ni otra esperanza.
Solamente en tu fe, pastor, confío;
y si esta en algún tiempo me faltase
mi muerte me dará de ti venganza.»
Joaquín Romero de Cepeda
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