José Rodao

El que en honduras se mete
vivirá siempre en un brete,
tristón y aburrido, y sepa
que la vida es un sainete…
¡Salud y viva la Pepa!”

José Rodao



La buena economía

Un ricachón mentecato,
ahorrador empedernido,
por comprar jamón barato
lo llevó medio podrido.
Le produjo indigestión
y, entre botica y galeno,
gastó doble que en jamón...
por no comprar jamón bueno.
Y hoy afirma que fue un loco;
puesto que economizar
no es gastar mucho ni poco,
sino saberlo gastar.

José Rodao o Paganini -así firmaba en su juventud-



La ciudad de mis sueños

Que días florecientes de paz y de ventura
paséis bajo estos arcos, prodigio de hermosura
que extienden sus sillares cual sus brazos en cruz,
cantando vuestros versos con júbilo infinito,
mientras que el cordaje del arpa de granito,
como crestón de incendio, el sol vierte su luz.

José Rodao



Yo nací en Cantalejo
cierta mañana,
asombrando a la gente
cantalejana,
porque salí gritando
como un gallete:
-¡Yo quiero una niñera
de rechupete!
Con teta me callaron
y al mes completo,
mi familia asegura
que hice un soneto.
Desde entonces he escrito
cien mil cuartillas,
pero como poeta
sigo en mantillas.
Y, si aquí castigaran
los tribunales,
los ripios y delitos
gramaticales,
con que la lira a veces
nos importuna...
¡ya estaría yo en Ceuta,
sin duda alguna!

Desde mi pueblo humilde,
pueblo de obreros,
donde se hacen las cunas
y los harneros;
un pueblo laborioso,
sobrio, sufrido,
al que en mis alegrías
no echo en olvido
y tendrá la importancia
de Barcelona...
si yo soy Consejero
de la Corona;
-que llegaré, aunque tarde,
bien se adivina:
¡ya soy oficial quinto
de mi oficina!
Pues bien, desde mi pueblo,
vine a Segovia;
entré en el Instituto;
me eché una novia;
y fui -no es darme tono-
mal estudiante,
pero, en fin, como pude,
salí adelante;
estudié la carrera
del Magisterio
y en ella he demostrado
tan buen criterio,
que estuve cuatro meses
sólo en funciones
y, al advertir mi falta
de condiciones,
para ese sacerdocio
que tanto admiro,
colgué las disciplinas;
pedí el retiro
y eso es -como a cualquiera
bien se le alcanza-
prestar buenos servicios 
a la enseñanza.
Hoy vivo de las coplas
y las minutas
y no es fácil que siga
distintas rutas,
puesto que, al fin, en casa
vamos pasando...
¡y hasta comemos carne
de vez en cuando!
Suelo acudir a ciertos
juegos florales,
si a la flor acompañan
algunos reales,
y si en especie dieran
premios diversos...
¡ni a un concurso dejaba
de mandar versos,
pues es más decoroso,
sin duda alguna,
cantar a la argentada,
pálida luna
y a la brisa que agita
las arboledas,
¡que robar en la calle
portamonedas!
En cuanto a mi estatura...
no meneallo;
me puede en las espaldas
picar un gallo;
suele ser mi carácter
tristón, sombrío,
y soy un mentiroso
cuando me río,
pero tomar procuro
la vida a guasa,
puesto que es así como
mejor se pasa
y porque a esos poetas,
siempre llorones,
que lanzan mil suspiros
en sus canciones,
figurando en la odiosa
grey modernista,
¡no hay mortal en el mundo
que los resista!

Tengo cuatro rapazas;
-como marido
se ve bien claro que he hecho
cuanto he podido!-
y cuando escribo en casa
cualquier Retazo,
es siempre entre mis chicas,
un exitazo,
y hasta mi esposa dice:
-"¡Chico, admirable!
¡Eres un genio... a veces
insoportable!"

Siento anhelos de gloria
y en la campaña
quiero subir a lo alto
de la cucaña,
pero.... ayudan muy poco;
voy yo solito
¡y el que va sólo marcha
tan despacito!
que aunque ¡sube! le dice
la voz amiga,
se lo estorban las ansias
de la fatiga.

Este soy -ya cumplidos
los cuarenta años-
sin mentiras odiosas
y sin engaños;
envuelvo entre sonrisas
muchos reveses;
tengo buenos amigos;
no tengo ingleses
y... la vulgar historia
se ha terminao,
del que vino a este mundo
como rodao.

José Rodao
"Mis chiquillos y yo" (Antonio San Martín Impresor y Librero. Segovia, 1914)




















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