Envío
   Si el corazón un rayo me alcanzara		
destruyendo mi pecho enamorado;		
si un torrente de luz, si un soplo airado		
en oscuras cenizas me anegara.		
   Si la voz de la muerte levantara
todo mi ser en polvo dispersado		
y sólo mi memoria en tu costado		
la soledad doliente te acercara.		
   Si la luz se hace sombra en tu mirada,		
si quiebras tu figura dolorosa
al anuncio del nombre que era mío,		
   volveré del silencio de la nada		
de otro mundo, mujer, donde reposa		
traspasada mi carne en el vacío.
Josefa Ugarte Barrientos
Saffo
   Sobre alta roca, desceñido el manto,		
los ojos fijos en el claro cielo,		
rota la lira sobre el duro suelo,		
doliente exhala su postrero canto.		
   Absortas de su voz por el encanto,
gimen las musas en amargo duelo;		
y vierte Saffo con febril anhelo,		
triste raudal de inspiración y llanto.		
   Llora de amor; el fuego que la inflama		
el piélago no apaga, que se extiende
sobre sus miembros e iracundo brama.		
   Su noble acento, las edades hiende,		
que es poco el mar para extinguir la llama		
que genio nombran, y que Dios enciende.
Josefa Ugarte Barrientos
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