A Francisco de Roales
Ante tu canto, en plectro dilatado,
la eterna Fama, o del Tormes undoso
Canoro Cline, fin que el tiempo, odioso
Leteo, ofulque a tanta gloria el grado.
No de la envidia, el Midas obstinado
niegue a tu labio acento. el Lauro honroso
pues gustar mejor pudo decoroso,
el Numen dulce, el Helicón sagrado.
Y la Penea Ninfa, que de Apolo,
el docto empleo le negó a sus brazos,
(trocó a las ansias de un amor prudente).
Hoy nuevo Apolo, a ti te ofrezco solo,
con amoroso afecto, ardientes lazos,
que ciñan de tu ser, la adulta frente.
Juan de Ribera
A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán
Nacer a gusto, y atención del Cielo
en el margen del quieto Manzanares,
más erudito que el cercano Henares,
y aplaudido con honras en el Suelo.
Explicar sus conceptos tan sin velo,
que en Provincias extrañas, anchos Mares
como divinos, como singulares
unos, y otros los leen sin recelo.
Solamente lo admiro en el ejemplo
del Grande Montalbán, de España Taso,
con copia de mejores atributos;
y por ellos eterno le contemplo:
pues renace en Virtudes sin Ocaso,
que nunca a caducar vendrán sus frutos.
Juan de Ribera
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