Don Alberto, la fama de hoy te llama,		
como a Lope, Quevedo, Gracilazo,		
para Timbre glorioso del Parnaso,		
componiendo en tu frente esquiva rama.		
   Muestra tu ingenio tan altiva llama,
que la célebre fuente del Pegaso,		
al Ibero se vino paso a paso,		
a los Ecos sonoros de su fama.		
   Nuevo aplauso pretende, más ufanas,		
al plecto de tu voz siempre Española,
por mirarse en ti, Diez, las nueve Hermanas.		
   Y sin duda a tu lira, siempre sola,		
la dotaron de voces soberanas,		
porque tenga en ti el Ebro otro Argensola.
Juan Rodríguez y Martel
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