No de Orlando y Angélica ficciones,		
no la navegación del sagaz Griego,		
no el incendio de Troya, y grande fuego,		
no de España y Arauco las cuestiones.		
   No de Beatriz y Laura perfecciones,
no de la de Cartago el triste ruego,		
no sátiras que alaba el vulgo ciego,		
no dioses falsos, ni transformaciones.		
   Canta con verso grave y elegante		
el Ponce, a quien dotó naturaleza
de ingenio que a mayor se empina.		
   De reina sabia mártir y constante		
nos muestra en tiernos años la belleza,		
de Cristo esposa, virgen Catarina.
Pedro de Rojas y Ladrón
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