Cubrid de flores a la bella Esposa,
que se apaga el oriente en sus mejillas,
y un exceso de amor vuelve amarillas,
almas, si ya os tocó llama hermosa.
Revivid la temprana y fresca rosa
que viola parece, ¡maravillas
de vehemente ardor, y cómo humillas
al alma por tu santa unión ansiosa!
Las preciadas camuesas de sus huertos
traed para que huela, y el semblante
suyo fortaleced con nuevas flores;
que yace de amorosos desconciertos
ella herida, y el amor triunfante,
¿qué mucho que la venza mal de amores?
Luis de Rivera
Estrella nunca vista se aparece
a los remotos reyes orientales,
y al juzgar de los fuegos celestiales,
otra lumbre mayor los esclarece.
Nacido sacro rey se les ofrece,
con nuevas maravillas y señales
para que reverentes y leales
la obediencia le den como merece.
Parten llevados de la luz y el fuego,
del fuego de su amor; luz que los guía
con claridad ardiente y soberana.
Subió al trono de Dios el pío ruego,
y llenos de firmísima alegría,
vieron la luz de Dios por nube humana.
Luis de Rivera
La enfermedad del justo y sus dolores
a la gloria de Dios abren camino;
que no para en la muerte su destino,
odiosa cual de tristes pecadores.
Sueño es de paz y de abundancia y flores
por quien espera el cuerpo no mezquino,
aquel eterno abrazo, fiel, divino,
de la alma con purísimos amores.
Lázaro así, ya en el sepulcro puesto,
con lágrimas de Marta y de María
a Cristo movió en lloro, ¡humana suerte!
Turbó al valiente espíritu el funesto
horror; mas dando un grito al que dormía,
sacólo a luz del seno de la muerte.
Luis de Rivera
De Cristo resucitando a Lázaro
La noche estaba del silencio en medio,
y las cosas suspensas, aguardando
de la dichosa hora el punto, cuando
reciba el mundo sin igual remedio.
Puso entre el hombre y Dios la Virgen medio,
su consentir humilde al Ángel dando
y el resplandor del Padre, así encarnando,
ya vecino al nacer confirma el medio.
María, de extremado gozo llena
y en vehemente ardor toda encendida,
pide que salga el sol que la enamora.
Vistióse de blancura y luz serena,
y sobre humanas fuerzas conmovida,
virgen y madre se mostró a la hora.
Luis de Rivera
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