Sonetos
- I -
No me duelo de mí porque mi duelo
regala con su pena mi sentido,
que es gloria ser de vos aborrecido
pues, amando la vuestra, me consuelo;
de vos y con razón justa me duelo
que causándoos mi amor odio crecido,
siempre el temor tendréis al alma asido
que en pecho que aborrece no hay consuelo.
Siendo esto así, no debo estar quejoso
yo del rigor de vuestro pensamiento,
vos sí de la afición de mi memoria:
que mi amor es con vos más riguroso
pues, amando yo siempre, os doy tormento,
y vos, aborreciendo, me dais gloria.
- II -
Ya no culpo al amor porque no es parte
ya para deshelar tu pecho frío,
porque todo su fuego está en el mío
y mi fuego no aspira a deshelarte.
Antes si de él me pides una parte
para amarte y matar a tu desvío
no te ha de dar ninguna mi albedrío
por no perder ninguna de adorarte.
Y pues la obstinación de mi firmeza
para tu sequedad, no busca medio,
busca fiereza tú, para matarme,
que con desvío, sequedad, fiereza,
es bien que contradigas mi remedio,
pues yo mismo no aspiro a remediarme.
Rodrigo de Robles de Carvajal
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