A la muerte del insigne y en toda Europa aplaudido Juan Pérez de Montalbán, heroico alumno de Apolo
   En esta irrevocable despedida,		
que los fueros apura de la ausencia,		
que tierna llora (Montalbán) la ciencia,		
que triste gime sin tu luz la vida.		
   No menos arde fiel por escondida,
que en tanta de virtudes eminencia		
poros halla en el mármol su influencia,		
por donde sabiamente se liquida.		
   Aunque a los vientos de vulgar mudanza		
el envidioso Piélago se altere,
gozas en la tormenta la bonanza.		
   De tu fin el destino desespere,		
porque un grande saber sin destemplanza		
es pedazo de Dios, y nunca muere.
Tomás de Alabaña
No hay comentarios:
Publicar un comentario