Rodrigo de Alcaraz

A los Reyes Católicos

   De Hesperia invictas armas habían dado
templo a su fama en crudas guerras, cuando
de los ilustres Césares Fernando
e Isabel la piedad dio aun mayor grado.

   A la que en pura luz tuvo el sagrado
origen, siempre Reina, un claro bando
instituyeron, que su gloria honrando,
la aclame libre del primer pecado.

   Prestas responden al decreto augusto
villas, ciudades, y con vivo anhelo
los corazones rinden a María.

   Cual don reciben, que en aplauso justo
su nombre y gloria midan con el cielo,
de donde nace a donde muere el día.

Rodrigo de Alcaraz

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