La escultura
Estatua colosal, que el arte inspira,
y al tiempo asombra y a la tierra espanta,
si el Coloso de Rodas se levanta
dos continentes enlazar se mira.
Palpita el bronce y el peñón respira
del genio audaz bajo la mano santa;
de Belvedere en el Apolo encanta
y en la Venus de Médicis admira.
El arte griego en su arrogancia loca
eterna quiso hacer a la hermosura,
y al golpe del cincel latió la roca.
La humanidad te aplaude ¡oh escultura!
y en ti bendice cuando al arte invoca
al Divino escultor de la Criatura.
Baltasar Martínez Durán
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