Enero
   El mes de los amores de los gatos;		
el mes de las felinas aventuras;		
Acuario, allá en las célicas alturas,		
pretende a todos convertir en patos.		
   Un turba de necios turulatos
sale a ver de los Reyes las monturas;		
los niños, esperando mil venturas,		
ponen en los balcones sus zapatos.		
   Cubre la nieve la fragosa sierra		
y obstruye los caminos y los puertos;
al triste caminante el frío aterra,		
   yacen los campos mudos y desiertos,		
y el pobre centinela cae en tierra		
ateridos los pies, los brazos yertos.		
Febrero
   Mes con careta, tornadizo y loco,		
en que hacen su agosto cierta damas,		
Piscis preside, símbolo de escamas		
en que la gente reflexiona poco.		
   Allá en el baile, con disfraz barroco
y echando por los ojos vivas llamas,		
la chica, sin andarse por las ramas,		
ir a cenar exige con descoco.		
   Mezclado el rufián con el mendigo,		
esperan del sarao la salida
hambrientos ambos, sin hogar ni abrigo.		
   Ya vanidosa, ya de envidia roída,		
brinca también la infancia, y en castigo		
de danzantes la fosa queda henchida.		
Marzo
   Mes de transición, mes pastelero;		
Germinal con Ventoso se ha abrazado;		
mes arlequín, ni carne ni pescado		
aunque el sol esté en Aries, el Carnero.		
   Corre de la Cuaresma el tiempo austero;
consigue el pecador ser perdonado;		
mas ¡ay que la Cuaresma aun no ha acabado		
cuando ya torna el delinquir primero!		
   Celébrase la fiesta de los Pepes		
con los indispensables requesones
y chispas de Jerez, Champagne y Yepes.		
   Siéntense por el cuerpo comezones		
que la gente combate con julepes,		
y abundan los diviesos y flemones.		
Abril
   Terrible mes que deja en desamparo		
a cuantos so la capa o sobretodo		
disimular pudieron de algún modo		
la vista de su traje viejo o raro.		
   Pide la lluvia el labrador avaro
y que lleguen las mieses hasta el codo;		
piden los limpiabotas que haya lodo		
y piden los paseantes que esté claro.		
   Muy buenas de dormir son sus mañanas,		
mejores de pasear sus tardecicas;
de amapolas y rosas castellanas		
   hácese grande acopio en las boticas,		
y llegan las compañías italianas		
para en un periquete hacerse ricas.		
Mayo
   Funesta fecha, espanto del gandul		
que nunca ha estudiado la lección		
y del suspenso ve la relación		
con la paterna tranca de abedul.		
   Véndese mucho blanco y mucho azul
para hacer la primera comunión,		
despachando el hortera con fruición		
miles de metros de barato tul.		
   Ya ha empezado la fiesta nacional,		
asiste a las carreras lo más chic,
y aspiran a alcanzar gloria inmortal		
   los émulos de Goya y de Van Dick,		
mientras otros suspiran por su mal		
prisiones de la capa o del carrick.		
Junio
   Mes que espera gozoso el prestamista		
y que impaciente ansía el usurero:		
precisa hacerse con algún dinero		
a fin de darse tono de bañista.		
   El zapatero, el sastre y al modista,
que tomaban paciencia desde Enero,		
con ímpetu terrible y porte fiero		
quieren cobrar sus cuentas a la vista.		
   Es fiesta cada día en este mes		
con Corpus, las verbenas y demás;
hacen su agosto fondas y cafés;		
   viajan los enfermos cual jamás;		
mientras otros se quedan sin parnés		
por culpa de una sota o de algún as.		
Julio
   Valles, montes y pueblos son estufas;		
reinan sólo el sopor y la indolencia;		
expórtanse horchateras de Valencia		
y con ellas limón, cebada y chufas.		
   Los balnearios, con promesas bufas,
atraen enfermiza concurrencia;		
mas en punto a curarse la dolencia		
es buscar en el golfo las cotufas.		
   Prosperan trapisondas y ruletas,		
fabrícanse partidos y programas,
Dios sabe lo que pasa en las casetas,		
   pasan muchas busconas por ser damas,		
y se quedan vacías las gavetas,		
tornándose los baños luego en dramas.		
Agosto
   Mes de pereza, mes de insolaciones:		
achicharra el calor de la canícula,		
y todo el mundo busca un partícula		
de aire fresquito para sus pulmones.		
   Quedan en cuadro muchas poblaciones
por haberse hecho cosa asaz ridícula,		
si aparece en la piel cualquier vesícula,		
no irse a dar algunos chapuzones.		
   Sólo quedan los pobres e indigentes		
que sudan como patos trabajando
en fábricas, talleres y oficinas,		
   debiendo resignarse a ser leyentes		
de cómo los demás están holgando		
en juergas y casinos y cocinas.		
Septiembre
   Mereciera este mes ¡voto al dimoño!		
ser el primero en todo el calendario.		
Es Septiembre el famoso vendimiario		
el mes del equinoccio del otoño.		
   Florece allí en los bosques el madroño,
no siendo caso muy extraordinario		
encontrarse algún tipo estrafalario		
del blasón de Madrid hecho retoño.		
   Tornan a la ciudad los estudiantes		
jurando a su beldad amor eterno,
tornan a casa los veraneantes		
   a ver si desempeñan los de invierno,		
y, presa de usureros y tunantes,		
recomiendan la vida del infierno.		
Octubre
   Comienzan en las clases las lecciones:		
mucho gastar en libros y en enseres;		
comienzan a velar en los talleres		
y esperan la salida los moscones.		
   Da el novato sensibles tropezones
en su afán de entregarse a los placeres,		
víctima candorosa de mujeres		
que huelen que ha traído patacones.		
   l tiempo es brusco en este mes de octubre		
y ahuyenta a los que están en las montañas,
la miseria invernal ya se descubre,		
   no cesan de las tisis las guadañas,		
hacen su agosto Le Printemps y el Louvre,		
y danse en grande número castañas.		
Noviembre
   Conmemórase ahora los difuntos,		
va la gente en tropel al Campo santo,		
y oye luego el Tenorio con encanto,		
teatro y devoción andando juntos.		
   Son la ropa y la lumbre los asuntos
que ocasionan el mayor quebranto,		
teniéndose los pobres, con espanto,		
sin fuego, por cadáveres presuntos.		
   S abren de los ricos los salones,		
se cierran como pueden los desvanes,
goza, el que tiene, caras diversiones;		
   padece, el que no tiene, mil afanes;		
y si hay quien se duerme entre edredones		
muchos más se adormitan como Adanes.		
Diciembre
   Es un mes del que hay mucho que decir,		
pues no hay otro tan lleno como él:		
mes delicioso, abominable, cruel,		
muy bueno de llorar y de reír.		
   El ricacho se puede divertir
y encuentra que diciembre es todo miel;		
pero al pobrete se le antoja hiel,		
llegando hasta el extremo su sufrir.		
   El premio gordo, el pavo, los turrones,		
la hartura de los buches ya repletos,
alternan con los agrios lagrimones		
   que vierten mil vivientes esqueletos;		
y aquí doy punto a mis lucubraciones		
y se acaban el año... y los sonetos.
	Carlos Mendoza
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