Soneto
   ¡Siempre lejos de ti! Siempre, bien mío,		
suspirando por ti con hondo anhelo:		
siempre soñando el amoroso cielo		
y viendo el cielo de mi amor vacío.		
   En vano, en vano, en la esperanza fío,
que es la esperanza, al fin, pobre consuelo		
para el triste mortal que en su desvelo		
con el amor faltóle su albedrío.		
   ¡Ay! si rompió la caprichosa suerte		
el lazo del amor que nos unía,
ya el bien eterno a mi pesar no alcanza.		
   Yazga en el pecho el corazón inerte,		
gima por siempre el alma en su agonía...		
muerta tú... ¡qué me importa la esperanza!		
E. M. González del Valle
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