¡1904!
   ¡Un año más de acerbo sufrimiento		
que añadir al horario de la vida,		
y una esperanza más, desvanecida		
en el hondo perfil del pensamiento.		
   Cual hoja seca que arrebata el viento
al tronco añoso que le dio guarida,		
es la humana ilusión, al fin vencida		
de la verdad por el eterno aliento.		
   Ensueños, vanidades, ambiciones...		
¿Qué es lo que en suma sois? ¡Dichas mentidas!
¡Vanos efluvios de fugaz esencia		
   que acrecientan efímeras pasiones!		
¡Partículas de arena, desprendidas		
del reloj de la mísera existencia!
Esteban Fernández y González
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