José Peris y Pascual

Al mar

   Al cielo, oh mar, airado te levantas,
o hasta el profundo abismo abres tu seno:
Braman contigo el huracán y el trueno,
y en tu fiereza al universo espantas.

   Contra las rocas con furor quebrantas
soberbias naves, de iracundia lleno:
¿Quién el clamor escuchará sereno,
con que las glorias de tu imperio cantas?

   Mas si es tan grande tu poder, tu brío,
¿Cómo a romper no vas en tu victoria
la valla que enfrenó tu poderío?

   Tu colosal grandeza es ilusoria,
y tu voz se perdiera en el vacío,
si no cantaras de tu Dios la gloria.

José Peris y Pascual



El pan del cielo

   ¿Y desciendes, Señor, de tu morada,
para que yo en mi pecho te de abrigo?
Para que el polvo vil se una contigo,
¿tu majestad reduces a la nada?

   ¿Cómo podré a tu mesa regalada
sentarme ¡oh Dios! cual tu mejor amigo,
ser de tu inmensa caridad testigo,
y allí comer tu carne inmaculada?

   Mas ven a mí, riquísimo alimento,
hárteme yo del Pan sacramentado,
y en gloria trocarás tu abatimiento:

   Pues porque Tú no quedes humillado,
me veré yo ascendido hasta tu asiento,
y casi en otro Dios transfigurado.

José Peris y Pascual



Nuestro deber

   Hoy, que Virtud y Fe desprecia el mundo,
y al vicio y al error levanta altares,
y enloquecido en báquicos cantares,
cielo y tierra amenaza furibundo.

   Leche del mal contra el torrente inmundo
quien anhele la paz de los hogares,
quien ame instituciones seculares,
quien sienta a la impiedad odio profundo.

   ¡Luchemos! Sin combate no hay victoria;
prospera el mal, cuando reposa el bueno;
ni puede el ocio dar frutos de gloria.

   De males siempre el mundo estuvo lleno;
mas nunca fue bendita la memoria
del que sufrió del vicio el desenfreno.

José Peris y Pascual










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