A la Purísima Concepción
   De Dios en gracia a confundir naciste		
del aliento infernal la saña impura,		
y Madre de Jesús, de Virgen pura,		
jamás el brillo divinal perdiste!		
   Es la lumbre del Sol pálido y triste
destello del fulgor de tu hermosura:		
del cielo gozo, del mortal ventura,		
do el manto extiendes el dolor no existe!		
   Quién más gloria que tú, que el labio sellas		
a la inmunda impiedad, y por corona
aureola inmortal ciñes de estrellas!		
   Que te aclama la fe reina y matrona,		
y amor del justo! ... que la luna huellas,		
y el ángel a tus pies himnos entona!
Juan Justiniano
Al Santísimo Sacramento
   Y te niegan ¡mi Dios! cuando a tu acento		
brota un mundo el abismo de la nada,		
y aparece de estrellas esmaltada		
la anchísima extensión del firmamento.		
   Hierve y rízase el mar, susurra el viento,
perlas vierte la aurora en la enramada,		
brilla del sol la lumbre regalada,		
y la vida es el soplo de tu aliento!		
   ¡Infinito es tu amor! Del orbe el llanto		
borrastes en la Cruz, y bajo el velo
del misterio nos das tu Cuerpo santo!		
   Hostia sagrada, divinal consuelo,		
salud del alma, del infierno espanto,		
en ti admiro y adoro al Rey del cielo!
Juan Justiniano
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