Jacinto Labaila

Dios en la naturaleza

   Escuchad la sonora melodía
del himno universal de la natura,
y contemplad la espléndida hermosura
de la luna, del sol, del mar, del día.

   Ved cuanto ser viviente el mundo cría
en la onda, en el aire, en la llanura,
y ved, desde el abismo hasta la altura
de la vida del orbe la armonía.

   ¿Quién fabricó la máquina del mundo
que alrededor del sol constantemente
por el espacio rueda inalterada?

   ¡Sólo Dios, el artífice profundo!
Porque no más un Ser Omnipotente
pudo crear el mundo de la nada.

Jacinto Labaila





En el espíritu

   ¿Qué es el hombre, decid? -Nace en el seno
de la tierra, cual todo ser viviente,
pero puede hasta el cielo alzar la frente,
vaso es de arcilla de perfumes lleno.

   Cuando su planta a hundirse va en el cieno,
cuando a arrastrarle va sucia corriente,
dentro de sí una voz le grita: «Tente»
y retrocede pálido y sereno.

   Esta voz, que detiene a la materia,
que sus tendencias perniciosas calma,
que a ser puros y dignos nos convida,

   esta voz, que ennoblece a la miseria,
es la voz del Espíritu, es el alma,
es el soplo de Dios que nos da vida!

Jacinto Labaila



En la conciencia

   Si con justicia obramos, si vivimos
una vida moral irreprochable,
dulce satisfacción inexplicable
del corazón en lo interior sentimos.

   Si obrando torpemente, no seguimos
de la virtud la senda favorable,
punzador malestar e indominable
del alma en lo más íntimo sufrimos.

   Ese regulador del fuero interno,
que viviendo en nosotros, ríe o gime,
de nuestra alma en el pliegue más profundo,

   ese regulador perenne, eterno,
es la noción que en la conciencia imprime
del Bien y el Mal el Hacedor del mundo.

Jacinto Labaila



La nueva era

   Rota está la cadena y sacudida;
el pueblo, ya agotado el sufrimiento,
llena de alegres vítores el viento
al recobrar la libertad perdida.

   ¿Qué, sin la libertad vale la vida?
¿Atarazado, qué es el pensamiento?
Un implacable y eternal tormento,
una constante, goteadora herida.

   El sol de libertad nos regenera:
Sobre el pueblo español ya despertado
ardiente rayo quiere Dios que vibre.

   Saludad con amor la nueva era
que el heroico valor ha inaugurado;
un pueblo sólo es grande cuando es libre.

Jacinto Labaila



La última esperanza

   Cuando todo lo pierde y todo lo aja
del destino la cólera funesta;
cuando las luces de extinguida fiesta
quizás alumbran mortuoria caja;

   cuando la suerte despiadada raja,
los instrumentos de la humana orquesta;
aun entonces ¡oh Dios! algo nos resta
que aun en nosotros por vivir trabaja.

   La esperanza, ilusión impenitente,
hasta el féretro no nos abandona
y un cielo nos señala al Occidente,

   de espinas nos ceñimos la corona,
y levantamos la sangrienta frente,
con fe sonriendo a la celeste zona.

Jacinto Labaila








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